Teresa Raquin (ThĂ©rèse Raquin) es un pelĂcula dirigida por Marcel CarnĂ©, un realizador clásico del cine francĂ©s. Estrenada en 1953, supone una mezcla entre los cĂłdigos del drama romántico con incrustaciones de relato criminal. Se inspira en la novela homĂłnima de Émile Zola. En el reparto constan nombres como Simone Signoret (Las diabĂłlicas, ParĂs, bajos fondos) o Raf Valone (El padrino III, Arroz amargo). Obtuvo el LeĂłn de Plata a la mejor direcciĂłn en el Festival de Venecia de 1953.
CrĂtica de 'Teresa Raquin'
Resumen
Ficha TĂ©cnica
TĂtulo: Teresa Raquin
TĂtulo original: ThĂ©rèse Raquin
Reparto:
Simone Signoret (Thérèse Raquin)
Raf Vallone (Laurent)
Roland Lesaffre (Riton)
Jacques Duby (Camille Raquin)
Maria Pia Casilio (Georgette)
Sylvie (Madame Raquin)
Año: 1953
DuraciĂłn: 102 minutos
ParĂs: Francia, Italia
Director: Marcel Carné
Guion: Marcel Carné, Chris Spaak (Novela: Émile Zola)
FotografĂa: Roger Hubert
MĂşsica:Â Maurice Thiriet
GĂ©nero: Drama
Distribuidor: Netflix
Tráiler de 'Teresa Raquin'
DĂłnde se puede comprar la novela
Un libro una hora. Teresa Raquin
Sinopsis
ThĂ©rèse (Simone Signoret) vive una vida aburrida. Casada con Camille (Jacques Duby), su primo, un hombre de temperamento brusco y dominante, todo lo contrario del hombre apasionado que ella necesita. Un dĂa Laurent (Raf Vallone), un camionero, la seducirá. Sin embargo las cosas estarán muy lejos de salir como los amantes desean. Tras haber sido adaptada como filme mudo en 1927 por Jacques Feyder, la novela de Émile Zola 'ThĂ©rèse Ráquin' obtuvo en 1953 esta nueva aproximaciĂłn por parte del cineasta Marcel CarnĂ©. (Filmin)
DĂłnde se puede ver la pelĂcula en streaming
La rutina y la liberaciĂłn
Teresa Raquin, al dĂa de escritura de esta crĂtica, está disponible en Netflix. Cuesta encontrarla fácilmente porque es huidiza a los algoritmos y se aleja de cualquier visibilidad, salvo por carambola o trabajo de campo investigando quĂ© pelĂculas se van añadiendo cualquier dĂa a la plataforma. No es el Ăşnico caso de cine clásico europeo que duerme el sueño de los justos en el fondo del catálogo pero, al fin y al cabo, tampoco es cuestiĂłn de lamentarse por ello, teniendo en cuenta el usuario objetivo que buscan las plataformas.
Yendo al grano, Teresa Raquin es la historia de un matrimonio desgraciado donde la peor parte se la lleva ThĂ©rèse (Simone Signoret), la mujer de Camille Raquin (Jacques Duby). Éste es un hombre fatuo, mezquino y aburrido que se aferra a su madre de manera exagerada. En correspondencia, la madre de Camille es una constante intromisiĂłn en el matrimonio, para tristeza de ThĂ©rèse (no tanto para Ă©l). La idea de diversiĂłn de Camille es ver jugar a la petanca en las orillas del RĂłdano (la acciĂłn se sitĂşa en Lyon) y pasar el tiempo con un estralario juego de mesa. Ni siquiera queda el consuelo de una hipotĂ©tica bonhomĂa, pues Camille solo muestra algĂşn tipo de carácter para ser cruel con ThĂ©rèse.
Un hálito de vida llega hasta Thérèse cuando conoce a Laurent (Raf Valone) un humilde camionero. Laurent representa todo lo opuesto a Camille, tiene un carácter expansivo, apasionado y vital. El flechazo entre los dos es mutuo, hasta tal punto que el rutinario matrimonio de Thérèse se tambalea. De este modo inician una relación clandestina que al ser descubierta por Camille acarrea un lance violento en el que Laurent acaba matándolo en un arranque de ira. A partir de aquà comienzan las aguas turbias para Thérèse y Laurent.
Entre el amor y el crimen
Teresa Raquin está consituida sobre dos elementos esenciales que se retroalimentan con acierto: el amor y el crimen. La base, de todos modos, es el primer ingrediente. A la hora de enfocar la pelĂcula Marcel CarnĂ© opta por abandonar la ortodoxia naturalista del novelista Émile Zola y se agudiza cierto sentido policial. Esto tambiĂ©n significa que el tremendismo violento y analĂtico de la novela no se acaba de reproducir. Y tal cambio no sienta mal, pues una de las virtudes de la pelĂcula es su apuesta por la sobriedad y por el clasicismo.
Ello no significa que no haya un agudo sentido de la observaciĂłn sobre alguna cuestiones del costumbrismo francĂ©s. CarnĂ©, menos lĂrico que en Los niños del paraĂso (1945) o El muelle de las brumas (1938), se infiltra en lo cotidiano de una forma precisa, sin nedesidad de subrayados. Pero sĂ con cierto sentido de la ironĂa, sobre todo a la hora de mostrar a algunos personajes, como el debilucho pero pĂ©rfido Camille y a su dominante madre, que por cierto casi acaba siendo un personaje de pelĂcula de terror.
Hay una crĂtica al sentido de las relaciones tradicionales coetáneas a la pelĂcula. ThĂ©rèse es una reclusa en un matrimonio desdichado y sin amor, vĂctima de un grosero chantaje emocional por parte de su madrido. Es significativo el argumento que Camille utiliza para retener a su mujer: "segĂşn la ley eres mĂa y tienes que obedecerme"; una razĂłn y una moral arcaizantes, ya en los años 50, y sobre la que CarnĂ© lanza un dardo envenenado. El resultado es una pasiĂłn desbordada y una escalada de tensiĂłn que finaliza en crimen.
Algunos personajes de Teresa Raquin
Teresa Raquin tiene un análisis sereno de sus personajes, pero sĂ les atribuye significaciĂłn. El dĂşo madre-hijo que forman Camille y su progenitora es una muestra de una pequeña burguesĂa rancia, anquilosada y encerrada en sĂ misma. Por su parte ThĂ©rèse y Laurent son dos jĂłvenes con ansias de libertad, particularmente en el caso de la primera, vĂctima de una reclusiĂłn vital. Su enamoramiento es como un elemento subversivo contra las convenciones sociales. Actoralmente Simone Signoret y Raf Vallone están estupendos mostrando su apasionamiento de forma elegante y sobria, a base de miradas continuas y furtivas, haciĂ©ndonos obvio a los espectadores lo que los demás personajes ignoran.
El crimen cambia las perspecitvas de los personajes y sus afectos. ThĂ©rèse Y Laurent congelan su relaciĂłn, al interponerse entre ellos un homicidio y la perspectiva de la culpa. En esta fase de la pelĂcula toca ver dos elementos: si su amor es lo bastante fuerte para proseguir y, por supuesto, si las pesquisas policiales apuntarán hacia ellos. Sobre esto cabe decir que CarnĂ© introduce un brete moral que inmiscuye tambiĂ©n al espectador. Algo clásico, por ejemplo, en las novelas de Dostoievski: sentir compasiĂłn por un criminal hasta llegar a desear que no sea atrapado.
Es curioso lo cerca del cine negro que llega a estar Teresa Raquin en el segundo segmento de la pelĂcula. Como referentes podrĂamos citar a El cartero siempre llama dos veces (1946) de Tay Garnett, o incluso La mujer del cuadro (1944), del gran Fritz Lang. Y es que hay un elemento de peligro para Laurent y ThĂ©rèse que se infiltra de repente en sus vidas. El fatalismo y el destino irremediablemente adverso es otra señal de la cercanĂa de la pelĂcula al noir.
Naturalismo sobrio
Teresa Raquin tiene su origen novelesco en la novela de Émile Zola, de un naturalismo decimonĂłnico acusado, y por lo tanto rudo y casi violento. El acercamiento de CarnĂ© tiene más equilibrio y algo más de romanticismo, teniendo su propia visiĂłn de las cosas. Este director fue uno de los máximos representantes del realismo poĂ©tico francĂ©s, en boga en los años 30 y 40 junto a nombres como Renoir o Jean Vigo. A pesar de los injustos desprecios y boutades (tienen unas cuantas) de los niños terribles de la nouvelle vague, salvo posteriormente Truffaut, es un director esencial, autor de una de las obras magnas del cine francĂ©s como Los niños del paraĂso.
Simone Signoret tiene un aire melancĂłlico que distingue esta actuaciĂłn de otras suyas, como si tuviera una sensaciĂłn de derrota perpetua, que aun asĂ se va atenuando con el devenir de la pelĂcula. La actriz estaba en una buena Ă©poca juntando tĂtulos como ParĂs: Bajos Fondos, o el magnĂfico thriller psicolĂłgico Las diabĂłlicas. Raf Vallone por su parte se mete a la perfecciĂłn en un personaje rudo, de talante apasionado, algo iracundo e inestable cuyo carácter será fatalmente definitivo para la historia. Este actor, por cierto, tiene una trayectoria heterogĂ©nea en cuanto a gĂ©neros y a paĂses (siendo italiano) muy curiosa, aunque principalmente es recordado por hacer de Juan Pablo I en El Padrino III.
Conclusiones de 'Teresa Raquin'
Teresa Raquin es una pequeña joya que equilibra con acierto la nota costumbrista, las zozobras románticas y la peripecia criminal. Y lo hace con sencillez no exenta de calado. Quizá no sea un clásico de primer orden del cine francĂ©s, pero es una pelĂcula que merece recuperarse y disfrutarse, viniendo avalada además por nombres como Marcel CarnĂ© en la direcciĂłn y Simone Signoret en el reparto.
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