The Quiet Girl es el debut tras las cámaras del realizador irlandés Colm Bairéad, autor también del guion que está basado en una historia de Claire Keegan. Una delicada y bella película localizada en la Irlanda rural de los años ochenta y en irlandés. Protagonizada por una niña muy singular. Una pequeña callada y tímida que se irá a pasar una temporada con una prima de su madre, hasta que nazca su próximo hermano. Días alejada de la familia directa que le descubrirán un mundo de amor y cuidados desconocido para ella.
La película está protagonizada por Catherine Clinch, descubrimiento para el mundo cinematográfico. Junto a ella, Carrie Crowley ("Smother") y Andrew Bennett ("Dating Amber"). Premiada en diversos Festivales como el de Valladolid o el de Berlín. La cinta también ha conseguido reconocimientos en los Premios del Cine Europeo. Y actualmente está nominada a la mejor película internacional en la próxima ceremonia de los Oscar. Su estreno en los cines españoles se espera para el 24 de febrero de 2023.
Crítica de 'The Quiet Girl'
Resumen
Ficha Técnica
Título: The quiet girl
Título original: An Cailín Ciúin
Reparto:
Carrie Crowley (Eibhlín Cinnsealach)
Catherine Clinch (Cáit)
Andrew Bennett (Seán Cinnsealach)
Michael Patric (Athair Cháit)
Kate Nic Chonaonaigh (Máthair Cháit)
Año: 2022
Duración: 95 min.
País: Irlanda
Director: Colm Bairéad
Guion: Colm Bairéad. Historia: Claire Keegan
Fotografía: Kate McCullough
Música: Stephen Rennicks
Género: Drama. Familia
Distribuidor: La Aventura Audiovisual
Tráiler de 'The Quiet Girl'
Sinopsis
En la Irlanda rural de 1981, Cáit, una niña de nueve años, vive retraída entre su familia numerosa y hostil. Sus padres la envían a pasar el verano a casa de unos parientes más adinerados, donde el misterioso silencio de Cáit se encontrará con el calor de un hogar y con idílicos paisajes. Allí, la pequeña se hará eco del secreto que esta familia adoptiva calla. (La Aventura Audiovisual)
Dónde se puede ver la película en streaming
Una niña sin amor
The Quiet Girl es la historia de una niña sin amor llamada Cáit (Catherine Clinch). Una pequeña de nueve años que vive en una zona rural de Irlanda, a principios de los años 80. Procedente de una familia muy numerosa y absolutamente negligente. Que tomará la decisión de enviar a la tímida niña a casa de unos primos, como resultado del nuevo embarazo de la madre. Una decisión precipitada que, sin embargo, hará de Cáit un ser humano nuevo. Una niña querida y a la que prestar atención. Lo mínimo que cualquier persona, muy especialmente, un niño necesita.
Esos familiares provistos de humanidad se llaman Eibhlín (Carrie Crowley) y Seán (Andrew Bennett). Un matrimonio de mediana edad que posee una granja y una enorme casa que llenar de afectos. Y es que la mujer es prima de la madre de Cáit. Así que desde el primer momento demostrará un tacto nunca visto por los ojos de la niña. Enternecedora resulta esa secuencia en que la mujer la lava cuidadosamente. Con esmero, cariño. Después de que el impresentable del padre la haya dejado desprovista de sus míseras pertenencias. Es decir, a expensas de unos extraños que, aunque resultan sanadores para Cáit, bien podrían haber resultado amenazadores o decepcionantes.
Muchas personas perdieron la oportunidad de no decir nada
De hecho The Quiet Girl muestra una evolución muy interesante del personaje de Séan. Ya que si bien al inicio parece un cabestro sin emociones. En un ejemplo de la masculinidad tóxica que personifica el padre de Cáit. Poco a poco, siempre respetando una evolución creíble y nada artificiosa, el hombre va tejiendo lazos con la niña. Primero mediante una galleta que le deja a un lado de la mesa, mientras Cáit pela unas patatas. Después compartiendo horas entre las vacas y demás tareas propias. Hasta que finalmente las tragedias personales del matrimonio y la bondadosa niña hacen imposible otra alternativa que no sea el amor. El amor hacia una niña que nunca lo ha conocido. El amor hacia lo que podrían tener y ya no tienen.
Por ello, da igual que Cáit sea una niña callada, introvertida. De mundo interior amplio y ojos penetradores. Porque poco a poco, todo irá fluyendo en la niña, ya que con confianza es curiosa. Preguntona, alegre y entrañable. Lo que resulta de una belleza que desarma. Por su sencillez y su extrema relevancia. Y es que todos necesitamos sentirnos queridos. Todos necesitamos que nos vean. Que nos tengan en cuanta. Que nos den motivos para salir corriendo. Mucho más cuando somos pequeños. Cuando nuestro mundo apenas se está construyendo.
¡Qué bonita película!
Dicho lo anterior, sin la prodigiosa niña que interpreta a la protagonista The Quiet Girl no hubiera sido lo mismo. Ella es la película, con ese rostro angelical, sensible. Ese cuerpo encorvado hacia delante, de brazos caídos y ojos tristes. Un rostro que se irá llenando de color y salud en presencia del matrimonio. Hasta ese final triste y muy emotivo. En el que la sangre parece imponerse, aunque se haya demostrado que el cariño puede estar muy alejado del ADN. Que el amor no tiene por qué estar reflejado en un libro de familia. Sin olvidar la conmovedora interpretación de Carrie Crowley.
Asimismo cabe destacar la sensible fotografía. Una imagen siempre tremendamente sensorial. El espectador parece sentir cada una de las secuencias. Con esa naturaleza irlandesa, el agua, el sol, las nubes... Elementos de una naturaleza salvaje que imprimen vida en Cáit. Siempre sencilla, la película destaca por su profundidad. Por la punzada directa al corazón que logra crear de forma sincera. Además merecen mención otros elementos, como la preciosa banda sonora que acompaña el lirismo de sus imágenes. O ese acertado formato en 4:3 que evita distracciones para centrarse únicamente en sus personajes. Sabedora de que la historia que tiene entre manos es más que plena.
Conclusión de 'The Quiet Girl'
En resumen, The Quiet Girl es una película que merece mucha la pena. La historia de una niña, en la Irlanda de 1981, que desconoce el amor. Una niña que sabrá lo que es el afecto gracias a unos familiares lejanos. Un matrimonio que la acogerá durante las semanas previas al nacimiento de un nuevo hermano. Entre naturaleza, silencios y atención. Una atención conmovedora desde el primer instante, que el realizador sabe trasmitir con muy pocos elementos. Eso sí, desde una emoción única y que te alcanza el corazón. Ya sea el primer baño que recibe la niña, una carrera en busca del correo o ese final tan precioso como triste.
Sin duda, una sorpresa que merece todos y cada uno de los reconocimientos. Una de esas historias a las que quizás una llega desde el desconocimiento, pero que se inscriben en la memoria cinematográfica de cada uno. Y qué actriz revelación. La niña que interpreta a la protagonista sobrecoge y emociona. Dan ganas de abrazarla. De decirle que todo irá bien. Que al final siempre habrá alguien que la quiera.
Reportaje de The Quiet Girl en Días de Cine TVE
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