El thriller conspiranoico es, particularmente desde el punto de vista estadounidense, uno de los géneros característicos de los años 70. Tal proliferación es interesante, además de por su aportación cinematográfica, como reflejo de las dinámicas y los síntomas de la sociedad norteamericana de aquella época. Una época que había traído aparejada, poco antes, el asesinato de Kennedy, la guerra de Vietnam, la consolidación de la Guerra Fría, y que se remataba con el Watergate. Y por si fuera poco, la Crisis del Petróleo del 73. Como resultado: una visión cínica y pesimista, aparejada a una desconfianza brutal en relación a las instituciones.
Resumen
- 1 El thriller conspiranoico de los 70
- 1.1 El mensajero del miedo (1962)
- 1.2 Acción ejecutiva (1973)
- 1.3 El último testigo (1974)
- 1.4 La conversación (1974)
- 1.5 Los tres días del cóndor (1975)
- 1.6 Excelentísimos cadáveres (1975)
- 1.7 Marathon man (1976)
- 1.8 Todos los hombres del presidente (1976)
- 1.9 Capricornio uno (1978)
- 1.10 El síndrome de China (1979)
- 2 Conclusiones del thriller conspiranoico
El thriller conspiranoico de los 70
El thriller conspiranoico de los 70 tiene una carga política insoslayable, como muestra de un temor y un recelo subterráneo. Y, dicho sea de paso, nos dejó un puñado de películas de gran interés. Así pues, no te trata de dar pábulo a teorías pintorescas o a paranoias de poco, o ningún, fundamento. Se trata de confirmar la validez del cine como método de análisis de un momento histórico, y además disfrutar de un jugoso grupo de largometrajes. Nos fijaremos en algunos de ellos.
El mensajero del miedo (1962)
El thriller conspiranoico no nace por generación espontánea. Ya en los años 60 (o antes, en otras circunstancias) hay unos cuantos antecedentes francamente interesantes. El un tanto infravalorado John Frankenheimer dirigió un fiel reflejo de la paranoia anticomunista. Lo hizo mediante un inquietante thriller donde se dejaba caer la idea de un asesinato contra el presidente de los Estados Unidos, dentro de las propias filas yanquis. Mediante el control mental, nada menos. Frank Sinatra duda sobre la heroicidad de guerra de un sargento con una incipiente carrera en política, a raíz de unas terribles pesadillas. Onírica e inquietante, tiene además a Angela Lansbury haciendo de maquiavélica madre. Un estupendo thriller cuyo fin de rodaje coincidió con el asesinato de Kennedy... Lo que obligó a posponer el estreno.
El propio Franhenheimer volvió al thriller político de conspiración en 1964 con Siete días de Mayo, donde al calor de las tensiones de la Guerra Fría un general parece estar planeando un golpe de estado para derrocar al presidente de EE.UU. El reparto es de nuevo sensacional, con Burt Lancaster, Kirk Douglas y Ava Gardner.
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Acción ejecutiva (1973)
Una película pionera en hablar sobre el asesinato de Kennedy. La película, anticipándose a JFK (1991) aunque de forma menos prolija, ofrece una teoría acerca del magnicidio más célebre del S.XX. Ya se indica al inicio que lo que se verá es mera especulación, pero eso no resta osadía a la idea. El guionista, Dalton Trumbo por cierto, pone el dedo acusador en varios representantes de las élites económicas y militares de los Estados Unidos.
Es un thriller de ritmo tranquilo y más bien pausado. Gran parte del metraje son diálogos conspiratorios clandestinos. Eso sí, el reparto es de aúpa, con Burt Lancaster y Robert Ryan. A los mandos un solvente artesano como David Miller. Ojo a las ideas sobre Lee Harvey Oswald y la existencias de otros tiradores. El tramo final aprieta el acelerador y resulta más que interesante.
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El último testigo (1974)
Dentro de el thriller conspiranoico, Alan J. Pakula debe ocupar un lugar de honor. En primer lugar por dirigir esta inquietante intriga, que comienza con el homicidio de los periodistas que fueron testigos del asesinato de un candidato al senado. De fondo una siniestra organización dedicada a ciertos actos expeditivos, capaz de hacerlos ver desde "otra perspectiva" (es revelador el título original, The parallax view). Warren Beaty es un contumaz periodista empeñado en descifrar el asesinato de sus colegas. Atención a las inquietantes referencias a la Comisión Warren, designada para investigar el asesinato de Kennedy, y a una alucinante escena de manipulación psicológica.
Alan J. Pakula se considera, quizá, el director por antonomasia del thriller conspiranoico, toda vez que dirigió otra película esencial, tal como veremos más adelante. Todavía en los años 90 dirigió una obra asimilable a estas características: El informe pelícano (1993).
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La conversación (1974)
Esta joya de Francis Ford Coppola no tiene ningún componente político, pero cuadra con el estado de ánimo que trasmite el thriller conspiranoico. Harry Caul (Gene Hackman) es un detective especializado es grabaciones y escuchas ocultas. Su complejo de culpa por el resultado de un trabajo anterior hace que comience a obsesionarse con el caso que tiene entre manos. Como previendo que alguien será, quizá, asesinado.
Las conspiraciones aquí no anidan en el nivel político, pero se comparte algo del espíritu de otras películas más politizadas. Coppola hizo esta maravilla entre los dos primeros Padrinos... y se llevó la Palma de Oro en Cannes. Gene Hackman está espectacular y el final es una locura. También es una demoledora reflexión sobre la soledad.
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Los tres días del cóndor (1975)
Otro ilustre director, como Sidney Pollack, se mete de lleno en el thriller conspiranoico. Y cuenta con Robert Redford, en el papel de un funcionario de la CIA destinado a desencriptar posibles mensajes ocultos en ciertos libros. Un mal día, mientras almuerza, sus compañeros de trabajo son asesinados. Se inicia una lucha por la supervivencia a ritmo de un agobiante thriller a lo Hitchcock, que también cuenta con la gran Faye Dunaway.
La película trata sobre la larga mano de las cloacas del estado, y del interés político prevaleciendo sobre la vida de los ciudadanos, si es preciso. Mención especial a un Max Von Sidow que da bastante miedo. Un thriller ejemplar que pretende dejar un regusto de inquietud, de inseguridad, causado por la sensación de peones que adquieren los ciudadanos cuando se topan con cuestiones de importancia geopolítica.
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Excelentísimos cadáveres (1975)
No solo en EE.UU proliferaron los thriller políticos, también en Europa había suficientes temas y motivos para la suspicacia y el ocultamiento. En este caso nos situamos en Italia, en momentos de particular tensión, con grupos radicales, atentados, y oscuras manipulaciones como la Operación Gladio y la strategia della tensione. En este ambiente tan notablemente agitado, el inspector Rogas (Lino Ventura) debe investigar los asesinatos de varios jueces, topándose con algo que no esperaba.
La película a veces es difícil de seguir, y también algo seca (quizá por un intencionado distanciamiento brechtiano), pero interesante. Dirige Francesco Rossi y en papeles segundarios encontramos a Fernando Rey y, de nuevo, a Max Von Sydow. Otro ejemplo de thriller conspiranoico europeo tiene crítica ya en esta página: la estupenda francesa I... como Ícaro (1979).
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Marathon man (1976)
El tema de los nazis evadidos ha dado lugar a algunos momentos estelares en el cine, como Encadenados (1946), por ejemplo. La diferencia es que en esta película es el gobierno estadounidense el que parece tener cierto entendimiento con alguno de ellos. Dustin Hoffman interpreta a un doctorando en Historia, cuyo hermano (Roy Scheider) está metidos en ultrasecretos asuntos de política internacional sin que nadie lo sepa.
Cuando se reencuentran, después de un largo tiempo, comienza un peligrosísimo juego donde Laurence Olivier encarna aun villano memorable y aterrador. Como película de intriga es irreprochable, pero el miedo del espectador a ir al dentista se multiplicará bastante.
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Todos los hombres del presidente (1976)
Nos volvemos a encontrar con Dustin Hoffman, Robert Redford y Alan J. Pakula. La dupla de actores interpretan a Woodward y Bernstein, los periodistas del Washington Post que destaparon el caso Watergate. Un tema todavía muy candente cuando se rodó la película. La cinta está realizada con la meticulosidad y diligencia de un documental, amparándose en un elevado sentido de la sobriedad que no noquea la capacidad de intrigar.
Buen thriller, excelentemente interpretado, cuya única pega podría ser la ingente cantidad de nombres y datos que tenemos que retener para irnos dando cuenta de la trama. El guion lo adapta el afamado William Goldman, a partir del libro escrito por los propios Woodward y Bernstein.
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Capricornio uno (1978)
La desacreditada idea de que el hombre jamás llegó a hollar la Luna con sus pasos es la madre de todas las teorías conspirativas. Capricornio uno, lleva una premisa similar... a Marte. Un grupo de astronautas que realmente creen que formarán la primera misión tripulada al planeta rojo son avisados en el último momento de que tal viaje no tendrá lugar. Por la sencilla razón de que, según las previsiones, es imposible. Como está en juego el prestigio de la nación y la carrera espacial fue uno de los campos de juego principales de la Guerra Fría, se decide continuar adelante con la misión de un modo distinto.
El aterrizaje en Marte será filmado en un estudio, haciendo creer a todo el orbe que el viaje ha sido un éxito. Por su puesto, todas las personas relacionadas con la farsa tendrán que guardar silencio o atenerse a las consecuencias. Entra en juego un periodista (Elliot Gould) que detecta que muchas personas implicadas en la expedición desaparecen. Y ni siquiera los astronautas están seguros. Intriga y una buena cantidad de acción para una notable película dirigida por el interesante Peter Hyams (que luego dirigiría 2010: odisea 2). James Brolin encabeza el reparto, corriendo por su vida en nombre de la verdad.
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El síndrome de China (1979)
La energía nuclear, los grandes negocios apalabrados y la cortina de humo de las autoridades respecto a accidentes y otras incidencias, dan de sobra para un magnético thriller conspiranoico. Y si además, como es el caso, el reparto es de perlas, mejor que mejor. Michael Douglas y Jane Fonda protagonizan a dos periodistas que durante un reportaje son testigos, y casi víctimas, de un incidente que está a punto de ocurrir en una central nuclear cerca de Los Ángeles. Uno de los encargados de la seguridad de la central, interpretado por Jack Lemmon, encontrará poco a poco elementos de sospecha de que un incidente peor está cerca de suceder.
La película versa sobre el esfuerzo de estos personajes por sacar a la luz la verdad, teniendo en contra a poderosos enemigos que quieren el silencio del riesgo del accidente nuclear a toda costa. El síndrome de China es una hipótesis extrema que postula que en una catástrofe de estas característica en EE.UU, el material radioactivo fundido atravesaría la corteza terrestre y aparecería en China, las antípodas (que no lo son, por cierto). Científicamente es imposible algo tan hiperbólico pero la película juega acertadamente con la manipulación de las autoridades ante un peligro latente. Fue considerada poco creíble, pero 2 semanas después del estreno tuvo lugar un accidente en la central de Three Mile Island, Pensilvania.
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Conclusiones del thriller conspiranoico
El thriller conspiranoico, tiene una esencia incómoda, descreída, decepcionada. Quizá era el reflejo de una sociedad, la norteamericana, que tras los avatares políticos de su país recelaba y desconfiaba de sus propios centros de poder. En los años 80 el cine mainstream estadounidense abandona esta actitud incisiva y en muchos casos se vuelve mucho más lúdico y patriótico (Rambo, Desaparecido en Combate y demás). Todo ello sin menoscabo de una década que nos dejó unas considerables reservas de buen cine, pero que había virado vigorosamente hasta el hedonismo. De tal modo que podemos aventurar, que cada época imprime su espíritu en el cine que se hace en ella. Como un testimonio, quizá inconsciente, de lo que somos.
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