Tras Las cosas que decimos, las cosas que hacemos y Crónica de un amor efímero el director Emmanuel Mouret sigue perfeccionando el arte de la comedia romántica en Tres amigas, candidata al León de oro y una de las grandes revelaciones del pasado Festival de Cine de Venecia. Los ecos del Woody Allen de 'Hannah y sus hermanas' se mezclan con los de Bergman y Rohmer en este relato repleto de humor y fragilidad. Guiada por la voz de su narrador fantasmal (Vincent Macaigne), el director vuelve a ofrecernos una historia exquisita con una magnífica puesta en escena. Estreno el 11 de julio de 2025 en salas de cine españolas.
Crítica de 'Tres amigas'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Tres amigas
Título original: Trois amies / Une chose et son contraire
Reparto:
Camille Cottin (Alice)
Sara Forestier (Rebecca Maillard)
India Hair (Joan Belair)
Damien Bonnard (Thomas Duval)
Grégoire Ludig (Eric)
Vincent Macaigne (Victor Harzouian)
Éric Caravaca (Stéphane Leroi)
Louise Vallas (Nina)
Hanaé Alves (Héloïse)
Mathieu Metral (Martin)
Año: 2024
Duración: 118 min.
País: Francia
Director: Emmanuel Mouret
Guion: Carmen Leroi, Emmanuel Mouret
Fotografía: Laurent Desmet
Música: Benjamin Esdraffo
Género: Comedia dramática
Distribuidor: La Aventura Audiovisual
Tráiler de 'Tres amigas'
Sinopsis
Joan ya no está enamorada de Víctor y le duele no estar siendo honesta con él. Alice, su mejor amiga, la tranquiliza asegurándole que ella tampoco siente pasión por su pareja Eric y sin embargo su relación va viento en popa. Lo que Alice ignora es que él tiene una aventura con Rebecca, su amiga común. Cuando Joan finalmente decide dejar a Víctor y este desaparece, las vidas de las tres amigas ponen patas arriba. (La Aventura Audiovisual)
Dónde se puede ver la película en streaming
Amores cruzados
Hay películas que no necesitan fuegos artificiales para dejar huella, Tres amigas, del siempre sutil Emmanuel Mouret, se desliza con ligereza aparente por los meandros del amor, la fidelidad y la amistad, pero lo hace con una puntería emocional sorprendente.
La sinopsis puede sonar a culebrón sofisticado, pero Mouret no cae en la trampa del dramatismo exagerado, lo que le interesa no es tanto lo que ocurre, sino cómo ocurre, cómo lo perciben los personajes, y qué decisiones, a veces contradictorias, toman frente a los dilemas afectivos.
Tres amigas observa sin juzgar, y ahí radica parte de su encanto, no busca héroes ni villanos, sino humanos intentando comprender lo que sienten, a veces aciertan, muchas otras se equivocan.
El equilibrio de la ligereza
Emmanuel Mouret dirige con su estilo habitual, elegante, medido, casi etéreo. Le gusta dejar que las escenas respiren, que los diálogos fluyan como conversaciones reales, llenas de dudas, interrupciones y gestos sutiles. Su puesta en escena no pretende impresionar, sino servir de marco discreto para los personajes. Esta sencillez, que podría parecer falta de ambición, es en realidad una elección muy consciente, el director confía plenamente en la fuerza de los vínculos emocionales y en el trabajo de sus intérpretes.
Eso sí, en algunos momentos, esta sobriedad roza el estatismo. Hay escenas que se alargan sin que ocurra gran cosa, y aunque eso puede entenderse como parte del tono contemplativo de Tres amigas, también puede desconectar a quienes esperen un ritmo más ágil o una progresión más definida.
Actuaciones auténticas
El trío protagonista es uno de los mayores aciertos de Tres amigas. Los tres personajes componen un mosaico emocional rico, lleno de matices y complicidades. India Hair, que interpreta a Joan, mezcla vulnerabilidad y determinación con una naturalidad admirable. Camille Cottin, en el papel de Alice, ofrece una actuación contenida pero eficaz, muy en línea con el tono de la cinta. Y Sara Forestier aporta al personaje de Rebecca una mezcla de misterio y humanidad que evita el cliché de la “tercera en discordia”.
Los personajes masculinos son más secundarios, casi satélites emocionales de las protagonistas, pero funcionan bien en ese rol. Tres amigas, al fin y al cabo, no va sobre ellos, sino sobre lo que las mujeres sienten, deciden o callan frente a sus acciones.
Sutileza que entra por los sentidos
La fotografía, con tonos suaves y luz natural, refuerza la intimidad emocional que atraviesa toda la película. No hay planos ostentosos ni encuadres diseñados para el aplauso técnico, pero sí una elegancia constante que acompaña el tono ligero y reflexivo del relato.
El montaje, por su parte, es lineal y fluido, aunque quizá demasiado complaciente en algunos tramos. Hay escenas que podrían haber sido más incisivas si se hubieran acortado o dinamizado. Además, destaca el uso del silencio, o mejor dicho, del espacio entre palabras, en muchos momentos. Tres amigas permite que los gestos, las miradas y los silencios completen lo que los diálogos no dicen.
Conclusión de 'Tres amigas'
Tres amigas es una película pequeña en apariencia, pero grande en sensibilidad. No quiere gritar nada, ni aleccionar al espectador. Se limita a mostrar, con humor suave, cierta melancolía y mucho tacto, cómo de complicadas pueden ser las relaciones cuando se cruzan los afectos, los deseos y las expectativas. Su mensaje no es ni optimista ni pesimista, simplemente realista, en el mejor sentido.
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