Tras realizar cuatro cortometrajes en los últimos 10 años, Mehdi M. Barsaoui se lanza al largometraje con Un fils. Una producción de Túnez y Francia que, sin duda, ha obtenido una recepción muy positiva entre los profesionales del cine. Por lo cual, ha estado presente en certámenes como el Festival de Cine de Venecia, donde se llevó el premio a mejor actor en la categoría Horizontes, además de la nominación a mejor película. Asimismo, se alzó con el galardón a mejor película, en la categoría Jóvenes Talentos, en el Festival de Cine de Hamburgo. Actualmente, llega a España a través de la 3ª edición de OHLALÀ! Festival de cine francófono de Barcelona.
Crítica de 'Un fils'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Un fils
Título original: Bik Eneich – Un fils
Reparto:
Sami Bouajila (Faren Ben Youssef)
Najla Ben Abdallah (Meriem Ben Youssef)
Youssef Khemiri (Aziz Ben Youssef)
Noomen Hamda (Médico pediatra)
Slah Msaddak (Sr. Choukri)
Año: 2019
Duración: 96 min
País: Túnez
Dirección: Mehdi M. Barsaoui
Guion: Mehdi M. Barsaoui
Música: Amin Bouhafa
Fotografía: Antoine Heberlé
Género: Drama
Distribución: Filmin
Tráiler de 'Un fils'
Sinopsis de 'Un fils'
Un fils, la impactante ópera prima de Mehdi M. Barsaoui, no repara en objetivos. Se plantea las relaciones parternofiliales y su vínculo con la biología, cuestiona el adulterio femenino en la sociedad árabe. Obliga al espectador a poner su propio final al filme y, por si no fuera suficiente, documenta uno de los momentos más críticos de su país desde el punto de vista político, ya que el argumento se desarrolla en esos meses de 2011 que transcurren tras la caída de Ben Ali y la de Gadafi.
Túnez, verano de 2011. Las vacaciones en el sur del país terminan en desastre para Fares, Meriem y su hijo Aziz, de 10 años, cuando el pequeño es disparado accidentalmente en una emboscada. Su lesión cambiará sus vidas: Aziz necesita un trasplante de hígado, lo que lleva al descubrimiento de un secreto enterrado hace mucho tiempo. (FILMIN).
Dónde se puede ver la película
El significado de ser padre
La situación que viven actualmente los países árabes es una de las tragedias más urgentes que debe hacer frente el mundo actual. De esta forma, Un fils muestra una realidad en la que se mezcla ese escaparate del terror y de la destrucción de una sociedad, junto con una historia familiar íntima y emocional. Por lo cual, el guion de Mehdi M. Barsaoui se centra, especialmente, en el desencadenante de una carrera contrarreloj para luchar por la vida del hijo de los protagonistas. Sin embargo, se aleja de un ambiente victimista y superficial, estableciendo diversos debates que azotan a la sociedad tunecina. Con lo cual, se puede percibir una sensibilidad, que ensalza las líneas principales del relato, donde se exponen encrucijadas. Asimismo, se hace un retrato de la desesperación paterna tremendamente humana y certera.
También hay que destacar el buen uso de la cotidianidad, que se unifica a los problemas sentimentales que afectan a la pareja, a raíz del principal conflicto del relato. Gracias a ello, hay una verdad consigo, que hace que la expansión hacia el contexto enriquezca el resultado, pero no se vuelva una historia dispersa. Por este motivo, se reivindica la necesidad de cambiar un sistema que mantiene el sufrimiento de su población, pero, a su vez, desengrana las consecuencias y opciones que se fraguan en un país con una situación personal así. Únicamente, en algunos puntos, se puede forzar ese conflicto a favor de estrujar el drama social, pero sabe encauzarlo y no se extralimita en las líneas rojas. Por ende, mantiene la coherencia de la sobriedad de una realidad que debe hacerse frente. Un ejemplo de la continua incertidumbre, que es vivir en un país en conflicto bélico.
El efecto mariposa
Es indudable que Sami Bouajila se encumbra en su papel como Fares, dando una interpretación llena de matices. Al mismo tiempo, expresa ese desgarro interior, que se une con el desconcierto de una situación llevada al extremo. Por lo cual, el actor sabe comprender los puntos de máxima expresividad en Un fils, dando verdaderas secuencias de puro sentimiento. También hay que hacer mención a esa frialdad cortante, que contrasta con esa ruptura sentimental que transmite en las escenas que comparte con Youssef Khemiri, su hijo en la ficción. En gran parte, gracias a esa construcción tan visceral y desde una verdad actoral, consigue elevar su carga en escena y triunfar ante el despliegue artístico que se observa en la pantalla. Por tanto, no necesita de florituras, sino que le vale con su introspección artística.
Después, Najla Ben Abdallah es la otra gran interpretación, y principal protagonista, del film. En primer lugar, da vida a la madre del niño protagonista. Pero, además, se va creciendo según transcurre el film, pasando de una visión más en segundo plano, a costa de Bouajila, a ser un torrente de emociones inesperadas. Además, no tiene inconveniente en ser ese reflejo oscuro, aportando en su mirada esa tristeza de las experiencias vitales a experimentar. Por ejemplo, en el momento de tener la conversación con Bouajila en el despacho del director del hospital, se nutre de los silencios y un buen uso del espacio, para hacer llegar su mensaje. En consecuencia, su actuación se debe mirar desde una perspectiva más visual, más gestual, algo que engrandece, al no necesitar de la palabra para hacer vibrar.
Los restos de la destrucción
Para llegar a un impacto personal, pero sin perder de vista la potencia de experimentar una realidad de un país en guerra, Un fils utiliza los recursos para llegar a esa combinación perfecta. Por una parte, compone una estructura de imágenes cercanas a la visión más humana, con unos encuadres que colocan a los sujetos y sus emociones frente a frente ante el público. En cambio, por otro lado, se ven esos planos generales, que transportan a esos parajes naturales y desérticos de Túnez, donde crean ese suspense de no saber si se encuentra en terreno de riesgo. Con lo cual, consiguen estimular a los espectadores lo suficiente como para establecer una empatía estilística. A raíz de esta percepción, se puede sentenciar que el influjo visual no es meramente espacial, sino que también tiene un significado narrativo detrás.
Luego, la dirección artística ha cuidado cada uno de los detalles que dejan un relato verosímil y duro, pero sin caer en el morbo innecesario. Entonces, se ve una gran potencia en su realizador, con un uso del lenguaje plástico estupendo, dando muestras de lo que viene con las nuevas voces del cine árabe de los últimos años. Esta vehemencia por lo real y complejo hace acto de presencia hasta en el vestuario, donde la sangre es partícipe de una forma literal. La inocencia de las víctimas de un sistema corrupto deja secuencias difíciles de digerir. Igualmente, sería conveniente mencionar un uso del color anaranjado que no busca la calidez del momento, sino la aridez de un callejón sin salida. Por último, el montaje sabe ir colocando puntos de anclaje y mayor esfuerzo dramático, frente a espacios de pausa, suficientes para que el espectador asimile lo que ve.
Conclusión
Un fils es una película que explica perfectamente la situación en Túnez, pero a través de un relato personal, íntimo y con sello propio, que se expande ante un país envuelto en una incertidumbre y conflicto bélico muy necesarios de escuchar. Aun así, en ningún momento se pierde el foco principal, sino que se teje una maraña de emociones, que se unifican al sistema corrupto y oscuro que acontece en el libreto.
Luego, a nivel interpretativo, Sami Bouajila y Najla Ben Abdallah tienen tanta verdad, como fuerza escénica. Son excelentes y muy naturales. Por otro lado, la estética y la fotografía están muy cuidadas, con planos verdaderamente brillantes, con un uso del detalle certero. Únicamente, se fuerza algún conflicto, pero nada que no se resuelva con el resto del film. La lucha incesante, que deja patente cuál es el verdadero significado de ser padre y lo que conlleva en un momento histórico nada convencional.
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