Después el éxito obtenido en su estreno en el Teatro Infanta Isabel, la obra Una cuestión de formas llegó el pasado 7 de junio al Teatro Lara para llenar de humor los viernes y sábados de verano en la Sala Cándido Lara. Protagonizada por Esther Acebo, Bernabé Fernández, Chema Coloma y Lluvia Rojo, está dirigida por Andrés Rus. Además, cuenta con la versión de Elda García-Posada. Una producción de Calibán Teatro, que estará en cartel hasta el 7 de septiembre en el Teatro Lara.



Una cuestión de formas obra

Crítica de 'Una cuestión de formas'

Ficha Técnica

Título: Una cuestión de formas
Título original: The Shapes of Things

Reparto:
Esther Acebo (Evelyn)
Bernabé Fernández (Adam)
Chema Coloma (Philip)
Lluvia Rojo (Jenny)

Duración: 120 min. apróx.
Dirección: Andrés Rus
Versión y traducción: Elda García-Posada
Autoría original: Neil LaBute
Diseño de iluminación:
Juanjo Llorens
Diseño de escenografía:
Mónica Teijeiro
Vestuario: Elda García-Posada (con la colaboración de DESIGUAL)
Coordinación técnica: Andrea Rubio
Regiduría: Alfredo Rus y Jorge Rus
Cartel y diseño gráfico: Geraldine Leloutre
Vídeo: Bárbara Sánchez Palomero
Prensa y comunicación: María Díaz
Distribución: Mara Bonilla MB Distribución
Producción: Calibán Teatro

Tráiler de 'Una cuestión de formas'

Sinopsis de 'Una cuestión de formas'

Una cuestión de formas nos presenta a Adam, un chico algo aburrido y anodino, que trabaja en sus ratos libres como vigilante de un museo en una pequeña ciudad universitaria. Un día conoce a Evelyn, una atractiva, temperamental y transgresora estudiante de arte entregada en cuerpo y alma a preparar el proyecto final para su tesis. Ambos inician una intensa relación amorosa que revoluciona el convencional mundo de Adam (el cual estará dispuesto a cambiar cualquier rasgo de su persona por ella). Sin embargo, su transformación física y emocional no tardará en afectar a su amistad con Jenny y Philip y en dar lugar a consecuencias inesperadas para todos. (TEATRO LARA). 



Una cuestión de formas obra
Foto de Calibán Teatro

Una reflexión sobre el arte

Neil LaBute sigue en los escenarios madrileños con la obra Una cuestión de formas, adaptado y traducida en esta ocasión por Elda García-Posada, quien ya tiene una gran experiencia en el ámbito teatral gracias a títulos como “Acreedores” o “La extraña pareja”. El libreto original goza de una acidez y un sarcasmo de gran nivel, poniendo al espectador ante el disparadero de cómo la naturaleza humana se pervierte. Tras varias funciones a sus espaldas, esta función ha logrado encontrar el punto y se sirve ante esta personalidad y le saca partido. Por tanto, la obra explora los matices y las reflexiones que se extraen de la crueldad envuelta en una hilarante propuesta.

Asimismo, destaca la composición hacia un final apoteósico, dado que durante el proceso se van desvelando las distintas caras de los personajes que conforman la pieza. Gracias a ello, el espectador comprueba que el guion se deshace de maniqueísmos innecesarios, para ofrecer una especie de Pigmalión desde una vertiente más oscuras. Por ende, la historia no busca justificar a sus personajes, sino que se comprendan sus motivaciones y ahí reside su éxito. De esta forma, cuando llega el monólogo final es una auténtica delicia ver la crudeza con la que se afronta dicha realidad y es lo que hace que el público salga completamente enganchado ante esta pieza. No es una obra fácil, pero han logrado que todos los ingredientes se alineen para conquistar a la audiencia.

Teatro Lara
Foto de Calibán Teatro

El germen de la discordia

Tener la oportunidad de disfrutar del progreso de una obra como Una cuestión de formas es una delicia. Desde su primera función a esta nueva temporada en el Teatro Lara, se puede ver una evolución brutal a nivel actoral, lo cual eleva la calidad del montaje. En primer lugar, Esther Acebo se encuentra absolutamente cómoda en esta Evelyn, que no solo destaca ahora por ser desinhibida y lenguaraz, sino que se ve esa locura desmedida, se ve las ganas de gritar, se deja llevar y eso hace que sea vertiginoso. Nuevamente, su monólogo al final de la obra es una exquisitez, incorporando una ruptura de la cuarta pared efectiva y que hace que los espectadores caigan rendidos. Bernabé Fernández eleva su estupendo trabajo, que ya se pudo ver anteriormente, dando ese matiz de corrosión que necesita su Adam. Orgánico e hipnótico, forma un buen equipo con sus compañeros.

Chema Coloma ha sabido dar con la tecla en su Philip y si ya otorgaba ese punto de dinamismo y ruptura, ahora sucede de una manera más natural y remando a favor de obra en todo momento. Además, se puede ver que se aleja de los clichés de la masculinidad que le propone su personaje, para darle otro color y más solidez. Así, ofrece un arquetipo de hombre que causa amor y odio a partes iguales, algo que Philip demanda desde su concepción original y que resume el trabajo exquisito de Coloma. Por último, Lluvia Rojo está espléndida, maravillosa en esa comicidad ingenua, juega y hace que se disfrute viéndola. Sabe dónde tiene que dar más de sí en esa histeria y cuando controlar para no pasarse de frenada. Está pletórica. En conjunto, forman un gran equipo y se ve cómo el tiempo ha asentado su labor.

Teatro Lara
Foto de Calibán Teatro

La acidez se adueña del escenario

Al igual que el trabajo actoral, la puesta en escena de Una cuestión de formas expone la evolución de la obra de forma artística y técnica. En primer lugar, sigue sacando partido a una estética casi impoluta, inmaculada, que se va coloreando con las acciones de sus personajes, eso permite que haya un contraste que sienta muy bien a la pieza. Las transiciones y cambios de atmósferas están perfectamente medidas, lo que hace que no se rompa el ritmo y fluya. Además, hay que hacer una especial mención a la música elegida, que da un sello de identidad interesante. Por otro lado, el diseño de iluminación sigue siendo uno de los aspectos más destacados, una combinación efectiva.

La elección del vestuario es coherente con los personajes, pero aquí el éxito reside en los detalles. Por ejemplo, en la primera reunión entre las dos parejas, se valoran pequeños guiños a la realidad social del momento, como con el Orgullo LGTB+ o la Eurocopa, creando una complicidad cercana con el patio de butacas. También el uso de objetos en otras partes, como el monólogo final, con las imágenes a un tamaño pronunciable, complementando los audiovisuales, son una elección acertada. En relación al audiovisual, los momentos en los que toma la escena, como es la última parte, sigue siendo una delicia elegante. Por último, el ritmo del montaje ha llegado al punto que merecía, siendo muy disfrutable y no necesitando ni más ni menos, está en el lugar exacto.

Una cuestión de formas obra
Foto de Calibán Teatro

Conclusión

Una cuestión de formas es una obra que reflexiona sobre los límites no solo del arte, sino de la naturaleza humana con un humor ácido que encandila al público. Esta adaptación ha logrado sacar partido a esa personalidad tan especial de la obra de LaBute y así se presenta sobre el escenario. Por otro lado, la evolución del elenco actoral es brutal, están espléndidos, se ve cómo el tiempo ha asentado su labor en escena y eso hace que estén ya a un gran nivel. La puesta en escena también ha terminado de pulirse, sacando partido a sus principales bazas y haciendo que sea una experiencia muy disfrutable a nivel artístico y técnico. Un espejo sobre la sociedad, que entre sarcasmo y locura, cala al público en los debates que propone con un final espectacular.

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Diego Da Costa
Subdirector de Cinemagavia. Comunicólogo audiovisual por la UCM y Máster en Comunicación en la Red por la UNED. Miembro de EGEDA (Premios Forqué) e Ingeniero Audiovisual en Ricoh España. Co-creador de la compañía artística La Joie de la Colina. Como diría Elizabeth Taylor: "Las ideas mueven el mundo sólo si antes se han transformado en sentimientos".
una-cuestion-de-formas-obra-teatro-criticaReflexiona sobre los límites no solo del arte, sino de la naturaleza humana con un humor ácido que encandila al público. Esta adaptación ha logrado sacar partido a esa personalidad tan especial de la obra de LaBute y así se presenta sobre el escenario. Por otro lado, la evolución del elenco actoral es brutal, están espléndidos, se ve cómo el tiempo ha asentado su labor en escena y eso hace que estén ya a un gran nivel. La puesta en escena también ha terminado de pulirse, sacando partido a sus principales bazas y haciendo que sea una experiencia muy disfrutable a nivel artístico y técnico. Un espejo sobre la sociedad, que entre sarcasmo y locura, cala al público en los debates que propone con un final espectacular.

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