César Galindo es un director peruano que tras dirigir varios cortometrajes debuta en el largometraje con Willaq Pirqa, El cine de mi pueblo. La cinta, que ha sido ganadora de tres premios en el Festival de cine de Lima, destaca por estar filmada íntegramente en quechua. Además, Galindo trabaja con actores no profesionales para contar la historia de un pueblo, de una cultura, en su propio idioma. La película representa a Perú en los 38 Premios Goya, donde es candidata a Mejor película iberoamericana. Este film, que narra la historia de Sistu, un niño de una pequeña comunidad de los Andes que descubre la magia del cine, ha sido recibido como el Cinema Paradiso andino. Sin fecha de estreno en salas de cine españolas.



Willaq Pirqa

Crítica de 'Willaq Pirqa'

Ficha Técnica

Título: Willaq Pirqa. El cine de mi pueblo
Título original: Willaq Pirqa. El cine de mi pueblo

Reparto:
Víctor Acurio (Sistu)
Hermelinda Luján (Mamá Simona)
Melisa Álvrez (Madre de Sistu)
Alder Yaurisaca
Cosme Flores
Bernardo Rosado
Ubaldo Huamán

Año: 2022
Duración: 89 min.
País: Perú
Director: César Galindo
Guion: César Galindo, Augusto Cabada, Gastón Vizcarra
Fotografía: Juan Durán
Música: Karin Zielinski
Género: Drama. Comedia
Distribuidor:

Filmaffinity

IMDB

Tráiler de 'Willaq Pirqa. El cine de mi pueblo'

Sinopsis

Narra la historia de Sistu y su pequeña comunidad en los Andes, que descubren la magia del cine. Este encuentro causa un gran revuelo y una confrontación con su cultura y su idioma. Encomiendan a Sistu que vaya todas las semanas al pueblo a ver una película y la cuente a todos en la plaza. Pero un día el cine se ha ido. Sistu decide crear su propio cine, con sus propios actores, su propia cultura y en su propio idioma.



El color de la tradición

Willaq Pirqa es el descubrimiento del cine en el mundo andino a través de los ojos de un niño, Sistu, que trata de convencer a su pequeña comunidad de la magia del cinematógrafo; una metáfora para abrir los ojos a nuevas experiencias, para aceptar lo foráneo e incorporarlo. Pero no sólo eso, sino que César Galindo juega con la idea de poner el destino en manos de un pueblo, que pueda él mismo escribir su historia y contarla en su propio idioma, presentándola en el tono y matiz en que ellos la viven. 

La cinta está rodada entre Maras y Moray, dos pintorescos pueblos andinos, con personajes autóctonos que habitan las montañas. Con una impecable fotografía de Juan Durán, Willaq Pirqa es una sucesión de postales panorámicas muy expresiva. La imagen se sirve de altos contrastes y un estilo bastante contemplativo, sin dejar por ello de ser fiel a la realidad. Sin embargo, esta imagen idílica que rodea a Sistu esconde en segundo término la dureza de sus vidas. Así, observamos cómo se repite la negativa del padre a dar la bienvenida a cualquier elemento extranjero, o la preocupación constante por la hermana de Sistu, que se vio obligada a irse a Lima para trabajar. 

Willaq Pirqa película

El cine también se cuenta

El director utiliza el quechua para revalorizar un idioma que es muy importante en Perú, tanto cultural como socialmente. El país andino es plurilingüe, de una riqueza que podría exportarse, pero que de momento se encuentra desestimada. El protagonista de Willaq Pirqa es Sistu y su familia, unos humildes pastores que viven en mitad de los Andes. Hasta que a Sistu y a todo su entorno les cambia la vida cuando el chico descubre el cinematógrafo y, a través de él, a Bruce Lee, King Kong y Drácula. 

Para conseguir rodar y obtener un resultado tan magnífico, César Galindo estuvo grabando durante 5 años junto al pueblo, un gran riesgo por su parte; en una época en la que reinan los efectos visuales y se ha impuesto un ritmo narrativo acelerado, gracias a las redes sociales, Willaq Pirqa huye de ese consumo rápido y se toma el tiempo necesario para relacionarse con el medio, no sólo con los personajes.

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Conclusiones de 'Willaq Pirqa'

Mientras que Cinema Paradiso era una oda de amor al cine, Willaq Pirqa es, además, una crítica a la pérdida de identidad. La comunidad de un pequeño pueblo pide historias, cuentos que les sirvan para identificarse y Sistu será el encargado de hacérselos llegar. Sin dejar de lado la crítica social, el filme llega a ser tremendamente conmovedor. Es una obra hecha sin celeridad que presume de calidad visual pese a ese particular ritmo tranquilo y a su falta de conflictos internos.

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