Este 29 de junio finaliza la primera temporada de Allanamiento de morada, debut teatral de Mario Tejedor. Con todas las entradas agotadas en todas sus funciones, esta pieza ha sido uno de los grandes éxitos del Teatro de las Aguas en su temporada 2022-2023. Con influencias del slapstick y los hermanos Marx, esta comedia cuenta con once actores, liderados por Alejandro Coloma, Rober Pascual, Zuri Basualdo y Juan Caiella. Volverá en septiembre al Teatro de las Aguas.
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Título: Allanamiento de morada Título original: Allanamiento de morada
Reparto: Alejandro Coloma (Carlos) Rober Pascual (Marcos) Zuri Basualdo (Sara) Juan Caiella (Álvaro) Laura Carrillo (Marta) Bea Urzaiz (Eugenia) Jose de Vicente (Eugenio) Gaby Zaldívar (Lorena) Itziar Cobelo (Francisca) Javier Cuartero (Francisco) Miriam Balmori (Raquel)
Duración: 90 min. apróx. Dirección: Mario Tejedor Dramaturgia: Mario Tejedor Ayudante de dirección: Mathew Guzmán Ayudante de producción: Carla Bautista Maquillaje y vestuario: Noelia Gragera Cartel: Alberto Campos Producción: Mario Tejedor
Sinopsis de 'Allanamiento de morada'
Allanamiento de morada nos presenta a Carlos, que se despierta por la mañana en casa de su amigo Marcos. Se ha quedado a dormir allí para distraerse de su reciente ruptura con Raquel, y no quiere estar solo.
Marcos sin embargo, tiene otros planes, pues ha quedado con un ligue en su casa esa misma tarde. Por ello, Marcos llama a sus amigos Sara y Álvaro, con la esperanza de que saquen al despechado amigo de su casa.
Para desgracia del pobre Marcos, lejos de ser un plan efectivo, la casa se le irá llenando de más gente cada vez, sin que pueda hacer nada para evitarlo: Desde una conocida del pasado a la que han contactado por error, hasta los padres de Carlos, e incluso los de Raquel, que han descubierto que su ex yerno está allí...
El tiempo sigue pasando, y cada vez está más cerca la llegada del ligue de Marcos, que es una persona de sobra conocida por todos.
Sin embargo, Carlos, lo único que quiere es hablar con Raquel para pedirle que vuelva.
El valor de la amistad
Mario Tejedor regala una comedia fresca y distendida en Allanamiento de morada, que logra potenciar este tipo de género mediante una historia accesible y que deja muy buen sabor de boca. Así, realiza una dramaturgia que parte de un acto totalmente cotidiano, como es una ruptura, dónde se van acumulando distintas escenas rocambolescas. Gracias a ello, consigue un relato sólido, donde se marcan de una forma efectiva los golpes de potencia, los momentos cumbres y donde funcionan los gags. Por ello, se ve una evolución del libreto óptima para lo que busca Tejedor para esta historia y es hacer reír, a la par que sentirse identificado en algunos momentos con aquellas partes más emotivas o personales. Por lo que, al igual que la vida misma, no solo potencia el humor, sino también lo sentimental y la amistad.
Lógicamente, tener varios personajes sobre la escena hace que sea importante el equilibrio de su presencia en el relato, así como su justificación. Con lo cual, se aplaude la manera de haber sabido gestionar cada participación, ofreciendo un relato bien hilvanado y en el que hay un sentimiento de comunidad. No se busca satisfacer o introducir personajes porque sí, sino que hay una coherencia disparatada detrás que lo sostiene. No obstante, puede haber alguna línea de guion que no termina de fluir todo lo que pudiera, provocando que, una vez dichas, no salga la risa en momentos en los que debería salir. Aun así, son pocos los momentos en los que sucede, levantándose luego rápidamente por el juego dinámico que hay en la pieza teatral en su conjunto.
Risas y pizzas
Un total de once actores se suben al escenario para representar Allanamiento de morada, una hazaña que hay que valorar, en especial, en el contexto de un teatro menos mediático. En primer lugar, Alejandro Coloma lidera el grupo como principal protagonista de esta historia. Para comenzar, presenta una estrategia que se efectúa desde la parodia, poniendo su fuerte en los pucheros y representando un arquetipo de personaje al que le hace justicia. Gracias a ello, da la clave en su Carlos, sabiendo hacia dónde llevarlo y exponiendo su máximo potencial en su escena con Miriam Balmori. Únicamente, debería vigilar la dicción y la posición de la voz para evitar palabras o frases que se pierdan durante el camino. Después, Rober Pascual logra una actuación fresca, dicharachera, explorando dentro de su personaje, llevándolo más allá del “malotillo” del grupo. Según pasan las funciones, más cómodo se encuentra.
Zuri Basualdo consigue una interpretación solvente, con templanza, aunque se podrían aprovechar más cambios de registro. Después, Juan Caiella está excelente, aprovecha la naturaleza de su personaje y se roba la atención en varios momentos. Sin duda, es de las mejores interpretaciones del montaje. Laura Carrillo parte desde un trabajo menos orgánico, algo más impostado. Sin embargo, encaja con su personaje, lo que hace que despunte y haya buena conexión con el público. Bea Urzaiz y José de Vicente forman una dupla que contrastan entre ellos, pero que goza de auténtica profesionalidad. Solo, en el caso de Urzaiz, tendría que cuidar las miradas hacia el público, notándose su atención sobre él. Gaby Zaldívar se queda algo a medio gas, todavía le falta cuerpo a su trabajo escénico. Itziar Cobelo y Miriam Balmori ofrecen unas interpretaciones plausibles, unidas a Javier Cuartero, que de la exageración hace su bandera y su triunfo.
El camarote de los hermanos Marx
Al más puro del camarote de los hermanos Marx, uno de los fuertes de Allanamiento de morada es la concepción de la propuesta escénica. Durante las primeras escenas, le cuesta arrancar, pero una vez lo hace, empieza un planteamiento muy dinámico. Se ha coordinado un movimiento y un ritmo concreto al montaje, convirtiéndose en sus puntos más fuertes. Hay algunos detalles que pueden pulirse todavía, para no presentar pequeños cortes en la comedia, algo que, seguramente, vaya mejorando con el pasar de las funciones. También se valora positivamente los cambios de energía entre unas escenas u otras, en concreto, entre las de comedia y drama, sabe darle su espacio a cada una y que el público pueda adentrarse en ellas sin perder el hilo de la anterior.
La escenografía es minimalista, pero efectiva, no necesita más para contar esta historia. El vestuario elegido es costumbrista, encajando con el estilo del que hace gala el montaje. El diseño de iluminación es mejorable, hay momentos en los que rema en contra, al poner a los actores en una luz que no les favorece o quedando fuera de foco. También se podría dar todavía más en el espacio sonoro, el cual se queda algo desangelado al solo tener un efecto de sonido, lo mismo sucede con la famosa puerta, la cual se abre y cierra de forma gestual, pero no termina de convencer. Hay pequeños aspectos que podrían profesionalizarse más. A pesar de ello, estos aspectos a mejorar, se ven compensados por un ritmo dinámico, una sensación de familiaridad muy bien planteada. Una muestra de cómo algo sencillo, puede triunfar.
Conclusión
Allanamiento de morada es una comedia de enredos que triunfa por la calidad de su texto y el planteamiento dinámico de su propuesta. Por tanto, el libreto presenta una historia distendida, fresca, que deja muy buen sabor de boca. Junto con ello, un reparto solvente, donde hay interpretaciones que brillan como la de Juan Caiella. La propuesta escénica es sencilla, potenciando el movimiento y el ritmo, siendo éstos sus mayores bazas. Todavía puede mejorar algunos aspectos técnicos y artísticos para sacar mayor tajada al montaje. Al más puro del gabinete de los hermanos Marx, esta comedia triunfa por su planteamiento dinámico y disparatado a la par que deja una pequeña parcela para la emoción.