Psicosis 4 48 es la primera aventura teatral de texto de la directora Luz Arcas, fundadora de la compañía de danza La Phármaco. Para ello, ha contado con la actriz Natalia Huarte como principal protagonista. Este monólogo es de Sarah Kane, concentrando toda su lucidez, angustia, sufrimiento y desesperación, mostrando así la dura realidad de la depresión e inadaptación social. Se podrá disfrutar hasta el 2 de julio en el Teatro Español.
Título: Psicosis 4 48 Título original: Psicosis 4 48
Reparto: Natalia Huarte
Duración: 75 min. apróx. Dirección: Luz Arcas - La Phármaco Dramaturgia: Sarah Kane Traducción: Eva Varela Lasheras
Diseño de iluminación: Jorge Colomer
Diseño de escenografía: Pablo Chaves
Vestuario: Luz Arcas
Composición música original: Adrián Foulkes
Diseño de espacio sonoro: Pablo Contreras
Asistencia artística: Victoria Aime
Colaboración artística: Sebastián Vogler
Mirada externa: Teresa Casas
Ayudante de dirección: Javier L. Patiño
Residente de ayudantía de dirección: Cristina Hermida Producción: La Phármaco y Teatro Español
Tráiler de 'Psicosis 4 48'
Sinopsis de 'Psicosis 4 48'
En Psicosis 4 48, Sarah Kane nos enfrenta a la realidad de la depresión, al estado psicótico, al desamor y a la inadaptación social, yendo aún más lejos en la exploración formal y poética de los límites dramáticos.
La autora pasa de la esfera sentimental a la política, haciendo una reflexión profunda sobre el mal como parte esencial de la condición humana, de la que ella tampoco pretende salvarse, dominada por los sentimientos de culpa y autocastigo.
El montaje tendrá la intención de potenciar la actualidad y la atemporalidad de la autora, ahora que el suicidio es la segunda causa de muerte entre los adolescentes. Pero también se desvelarán temas transversales como la adicción a los fármacos en una sociedad en la que se multiplican las patologías, o la dictadura de la indiferencia como normalidad, armadura sentimental ante la sobredosis de información que nos muestra sin pudor la desigualdad y la violencia que gobiernan el mundo. (TEATRO ESPAÑOL).
Cuidada puesta minimalista con la que se enfoca las reflexiones de la autora
El Teatro Español acoge desde el 7 de junio y hasta el 2 de julio la que fue la carta de despedida de una de las autoras más relevantes del teatro contemporáneo, cuya prematura muerte encumbró más su legado, Sarah Kane. Se trata de Psicosis 4 48, estrenada originalmente en junio de 2000, casi año y medio después de la muerte de la autora británica, quien se suicidó con tal sólo 28 años el 20 de febrero de 1999. Toda una apuesta por parte del coliseo, dado que se trata de una obra abstracta que depende mucho de la interpretación que se haga de la pieza.
Traducida por Eva Valera-Lasheras y dirigida por Luz Arcas, de la compañía La Phármaco, esta versión opta por tener sólo un personaje (la producción original de James Macdonald en el Royal Court Theatre tuvo a tres actores en escena). Dado que no hay personajes explícitos, como tampoco una dirección escénica clara, esa libertad permite crear una propuesta visceral, con la que Arcas invita al público a ahondar en la espiral de autodestrucción de su protagonista, con la que Kane muestra los diferentes estados de la depresión y la psicosis; así como de sentimientos como el desamor o la sensación de la inadaptación social.
Todo comienza a oscura, con una joven envuelta en sábanas en su cama. Da la impresión que lleva allí siglos, dado que se deja entrever que la cama se encuentra en malas condiciones, rodeada de basura y con la joven orinando en el mismo colchón. Imagen dantesca que supone un retrato frontal y directo de la profunda depresión que padece el personaje. Poco a poco, va surgiendo el texto, a través de una serie de reflexiones que, aunque parezcan desordenadas, esta versión sabe dividir.
Un ejercicio de delirio que arrastra al público a la espiral de tormento de la obra
Primero con confesiones personales que exploran lo que siente la protagonista con la profunda depresión que la carcome. Psicosis 4 48 cambia de tercio cuando la protagonista sale de la cama, ahondando más en ese foso del infierno de Dante que atormenta al personaje, llevando el texto a una reflexión que va más allá y que crea un soliloquio sobre la eficacia de los medicamentos, sobre las consecuencias de la presión, llegando a tocar temas extremos en pleno delirio, en el que habla de política, antropología y religión.
Bajo un manto que recuerda a la esquizofasia, lo que llevaría a representar esa enfermedad llamada esquizofrenia. No obstante, bajo ese aparente cúmulo de frases inconexas, Kane perfiló lo que pasa por la mente de una persona hundida en la depresión. Por ello, una vez la protagonista sale de su refugio, la cama, la puesta en escena comienza a entrar en una espiral en la que hay momentos dignos de una película de terror, en lo que termina siendo un extraño tormento, dado que eso es lo que busca la obra que sienta el público.
Tras situaciones en las que Kane lleva al espectador a lo más profundo de una psique herida, la obra aprovecha para su tiro de gracia, con la que la obra revuelve y produce la extraña sensación de incomodidad al estar viendo una obra sublime, sintiendo el dolor que lleva a la autora a la extinción de su propia vida. Una propuesta que deja un sentido poso en el público, recordando que la depresión es un mal que se banaliza y cuyas consecuencias no son del todo conscientes en la opinión pública.
Conclusión
Mención aparte para Natalia Huarte, quien debe dar vida a esta obra. La actriz se entrega en cuerpo y alma a la obra, con una interpretación sobrecogedora, que logra transmitir la desesperación de una voz que terminó presa de la más absoluta oscuridad. Fascina a la vez que desconcierta, por la capacidad que tiene de provocar que se despierten las sensaciones más viscerales en el público. Un ejercicio de esmero del que sólo queda aplaudir fervorosamente, dado que es ella la que tiene la labor única de ejercer de una especie de Caronte para entrar en ese tenebroso círculo de dolor.
Con una puesta en escena frontal y directa que capta el espíritu de la obra de Kane, con sus consecuentes repeticiones y haciendo referencia a cómo a las 04:48 horas de la madrugada, la autora se despertaba por la enfermedad que padecía, esta propuesta dirigida por Luz Arcas recuerda algo mucho más incómodo, cómo lo que plasmaba Kane en 1999 sigue estando vigente en la sociedad actual. 24 años después de su muerte, el suicidio se ha convertido en una preocupación a nivel global (en España, es primera causa de muerte en la población entre 15 y 29 años). Psicosis 4 48 es un testimonio que muestra frontalmente una realidad sumamente incómoda y cuyo impacto provocará una ardua conversación entre el público.