En la última edición del Festival de Cannes, Sean Baker alzaba la Palma de Oro con su novena cinta, Anora. El americano conseguía el galardón con su obra más madura y reflexiva, con una revisión sobria y desencantada del mito del príncipe azul, cambiando los castillos y los carruajes por los burdeles y las limusinas. Baker deja atrás los sesgos y los juicios para narrar el caos del amor, o más bien la ilusión de este, y las consecuencias personales que acarrea consigo.
Es en parte comedia romántica, drama, thriller, screwball… Son necesarios varios géneros para narrar un triste y amargo enredo, aunque no será esto lo que dotará de excelencia a la cinta, si no que será la única y agridulce sensibilidad del director, que hunde a unos personajes que creían estar nadando, pero sabiéndose que estos volverán a flote algún día. Estreno el 31 de octubre de 2024 en salas de cine españolas.
Crítica de 'Anora'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Anora
Título original: Anora
Reparto:
Mikey Madison (Ani)
Mark Eydelshteyn (Ivan)
Yuriy Borisov (Igor)
Karren Karagulian (Toros)
Vache Tovmasyan (Garnick)
Ivy Wolk (Crystal)
Lindsey Normington (Diamond)
Ross Brodar (Guardia del día de la mansión)
Paul Weissman (Nick)
Luna Sofía Miranda (Lulu)
Charlton Lamar (Guardia de la corte)
Masha Zhak (La anfitriona de Tatiana)
Darya Ekamasova (Galina Zakharov)
Emily Weider (Nikki)
Año: 2024
Duración: 138 min.
País: Estados Unidos
Director: Sean Baker
Guion: Sean Baker
Fotografía: Drew Daniels
Música: Matthew Hearon-Smith
Género: Comedia dramática
Distribuidor: Universal Pictures International Spain
Tráiler de 'Anora'
Sinopsis
Anora, una joven trabajadora sexual de Brooklyn, tiene la oportunidad de hacer realidad el cuento de Cenicienta al conocer y casarse impulsivamente con el hijo de un oligarca. Pero cuando la noticia llega a Rusia, su cuento de hadas amenaza con derrumbarse, ya que los padres se desplazan a Nueva York con la intención de anular el matrimonio. (Universal Pictures International Spain)
Dónde se puede ver la película en streaming
El agua siempre fluye hacia abajo
Ryûsuke Hamaguchi nos deleitaba hace poco más de un año en el Festival de Venecia con El mal no existe, una contemplativa y poética reflexión sobre la naturaleza y el impacto humano en ella. Si la alegórica pluma de Hamaguchi deja algo en claro es que el agua siempre fluye hacia abajo y como eso obliga a sus partes a preservar el equilibrio. Los marginados y los desvalidos sufren las consecuencias de los poderosos y son los que han de pagar las consecuencias de los caprichos de estos. Gratamente sorprendido se encuentra uno al ver la similitud entre dos obras tan distantes en forma y tan cercanas en contenido. Sean Baker, director de Anora y la gran figura del cine independiente estadounidense, pasa de los bosques japoneses a los prostíbulos americanos, del sol del amanecer a los neones, de la naturaleza vegetal a la naturaleza humana.
Anora es mucho más que el relato de amor y desengaño entre una ingenua prostituta y el caprichoso hijo de un oligarca. Es un enternecedor relato de una mujer que se cree encontrada, cuando nunca estuvo tan perdida. Es el relato de un corazón maltratado. Y es amor, es desilusión, es sufrimiento, es advertir el poder subversivo de un abrazo. El materialismo físico más instintivo y primario se encuentra con la fragilidad del espíritu, con la quebradiza emocionalidad de una mujer que no tiene más que su cuerpo para ofrecer. Anora no busca morbo ni sordidez, busca - y consigue- narrar una serie de vaivenes que asolan la vida de una prostituta. Ni más ni menos. Sin sesgos ni enjuiciamientos.
La amargura de despertar
La dulce y sensible mirada de Sean Baker hace de la vulnerabilidad de sus personajes su mayor virtud, pues el relato emana una humanidad, una mirada comprensiva que nace del respeto y el continuo tratamiento del trabajo sexual de la obra del director (Red Rocket, The Florida Project…). Comprendemos la emocionalidad de los personajes, sobre todo de la joven protagonista interpretada por una Mikey Madison en auge, y las acciones que emprenden en su búsqueda de salvación, en búsqueda de una dignidad desesperada. Se hace más patente la delicadeza de Anora en la recta final, cuando en una sorpresiva calma todo explota sin hacer el más mínimo ruido, todo implosiona en un clímax sostenido y sobrio, pero paradójicamente, lleno de un simbolismo esperanzador y emocionalmente arrollador. Un desenlace amargo pero sincero, un desenlace del que brota vida y poesía dada su desgarradora carga de realidad.
Nunca una comedia fue tan extrañamente triste. Aunque mucha parte de Anora sea una especie de screwball de los personajes más sórdidos y aparentemente vulgares, constantemente aflora una tristeza subtextual que cobra fuerza con el desencantamiento, tanto de la protagonista, como del espectador, que son testigos de una moralidad decadente y una pérdida gradual de toda esperanza. Donde hubo felicidad, ahora solo parece haber una falsa consolación, un “todo va a ir bien” tristemente quimérico.
Conclusión de 'Anora'
Anora es una cinta confeccionada desde una delicadeza y sensibilidad únicas, consagrando a Sean Baker como uno de los grandes nombres del cine americano y mundial. Anora nos habla de amor y desilusión, de un ajetreado engaño que hilado con la finura y la sutil pluma del realizador golpea al espectador sin que lo espere, aunque no sin darle un atisbo de esperanza que rebaja el amargo a agridulce. Una de las Palmas de Oro más autorales y evocadoramente bellas de los últimos años.
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