Michael Pearce escribe y dirige Beast, película nominada a dos premios BAFTA, incluyendo el de mejor film británico, y con diez nominaciones en los British Independent Film Awards. Pese a que pueda parecer una película poco atractiva por su carencia de nombres o caras conocidas, no deberíamos dejarnos llevar por dichos prejuicios. Estreno el 8 de febrero.



Crítica de Beast 

Beast

Ficha técnica

Título: Beast
Título original: Beast

Reparto:
Johnny Flynn (Pascal Renouf)
Jessie Buckley (Moll)
Geraldine James (Hilary Huntington)
Trystan Gravelle (Clifford)
Charley Palmer Rothwell (Leigh Dutot)
Emily Taaffe (Tamara)

Año: 2018
Duración: 107 minutos
País: Reino Unido
Director: Michael Pearce
Guion: Michael Pearce
Fotografía: Benjamin Kracun
Música: Jim Williams
Género: Drama. Intriga. Thriller

Distribuidora: La Aventura Digital

Filmaffinity

IMBD

Tráiler

Sinopsis

En una pequeña comunidad, un misterioso forastero ayuda a una mujer a escapar de su opresiva familia. Cuando acusen al hombre de haber cometido una serie de brutales asesinatos, ella le defenderá a toda costa. (La Aventura Digital)

Dónde se puede ver la película



Manos blancas entre la tierra

No es la primera vez, sea un texto de ficción o basado en la más pura realidad, que el asesinato se utiliza como signo del morbo humano. No es el tema que trata la película en cuestión, ni todas esas obras —o hechos— sobre asesinos en serie, pero sí es la aproximación que, como espectadores, hacemos hacia la obra. Tanto es así, que dicho tema ha sido tratado en una multitud abrumadora de películas, series, textos literarios y cualquier expresión artística a la que uno quiera acercarse.

El asesino en serie, por tanto, es un tema que interesa, aunque paradójicamente también perturba. Si limitamos las obras basadas en asesinos en serie a las centradas en una pequeña localidad, un pueblo, una isla, tampoco cercaríamos demasiado el marco, pues también podemos encontrar un numeroso grupo de obras con estos dos elementos. Beast no es diferente, pero lo es al mismo tiempo; resulta chocante que de una aproximación tan tópica del tema, tan cargada de símbolos que podemos reconocer en otras películas, podamos hablar de que Beast es una película que ofrece cosas nuevas al texto en cuestión.

Beast

Michael Pearce, el director y guionista de la cinta, no es, todavía, un director consagrado; pero no necesita tener un nombre reconocible para crear una película que, aunque no rebosa, sí suelta un aroma de personalidad propia. La dirección es fabulosa, con algún muy puntual punto oscuro —y hablo de tomas particulares, apenas tres o cuatro planos que me repatean, enterremos esa lección en las escuelas de cine que obliga a causar la incomodidad con la cámara en mano, por favor—; y el guion, uno de los puntos fuertes de la cinta, también pide halagos por su cuidada estructura y sus ágiles diálogos.

Paranoica pura

Transitar por una poblada zona y hacerlo de manera diferente al resto es algo complicado, Beast lo consigue. Lo logra a través de una narración que ni en sus primeros quince minutos desvela hacia qué dirección caminará, pero que siempre te mantiene interesado —o en tensión— por lo sucedido. El manejo de un nuevo tipo de suspense, algo que podríamos acuñar como tregua inestable, no deja ni un resquicio para la confianza, como si la eterna frase de todas esas obras: ¿quién será el asesino? se reprodujese o mutase en cinco preguntas más de las que queremos, de una maldita vez, obtener respuesta.

Beast

La interpretación de la protagonista Jessie Buckley es de las que abren las puertas de Hollywood y de todos aquellos directores de casting que quieran añadir un nuevo talento a sus plantillas, soberbia. Johnny Flynn hace un buen papel, pero queda absolutamente eclipsado por el planeta anillado de Buckley. Además, creo que es de recibo mencionar las interpretaciones de Geraldine James, que interpreta a la madre de la protagonista, otorgando al personaje escrito por Pearce de una personalidad que va más allá del efecto de realidad; y la breve aparición de Olwen Fouéré, que crea un instante de tensión absolutamente maravilloso.

Soplaré y soplaré

Ya sea por la apariencia de la protagonista, su vestuario y peinado, o del matiz en el color de todo el filme, de sus casas saturadas o de sus bosques verdes y azulados, resulta inevitable establecer una conexión entre esta historia de muerte con aquellas pérdidas en los cuentos de los hermanos Grimm, esas muertes crueles pero inocentes, esa desconfianza total en el entorno y en uno mismo. Es curioso que en esta película de asesino en serie apenas haya giros de guion, pues la narración avanza con tanto mimo que escuchamos el cuento de Pearce mientras nos tapamos con la manta hasta nuestras naricillas, mientras la trama fluye de manera lógica sin que nuestros párpados pierdan sus horizontes.

Beast

No es, aviso, una película perfecta, redonda; no es esa obra que recordaremos dentro de cinco años como esa gran película que necesitamos volver a ver. Pero es una película interesante que sí revisitaremos cuando Michael Pearce dé el pelotazo que Beast está anunciando, o el éxito irrevocable que va a alcanzar a Jessie Buckley más pronto que tarde. Entonces todos volveremos a Beast para asentir y afirmar: por supuesto, todo estaba escrito, y lo estaba, con letra escarlata y una tipografía gótica.

Conclusión

En conclusión, Beast es, en su imperfección, una película con la que deleitarse en el cine; no decepcionará al que pague con su tiempo. En su trama ya vista volveremos a asombrarnos, y retornaremos a disfrutar por el signo del morbo, de la vida que se desvanece en apenas dos líneas y dos lecturas de una voz cascada y grave; como cuando temimos por Caperucita, como cuando nos saciamos en las versiones más honorables de la historia de Ricitos de Oro. Esa frase, esa comprensión del suspense, o de la tregua inestable, queremos verlo, queremos las fauces, y el mal, el significante que hemos estado buscando. Asoma la patita.

Reportaje de Beast en Días de Cine TVE

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