Collateral (2004) fue dirigida por el director norteamericano Michael Mann y estrenada casi una década después de la memorable Heat (1995). Mann nos guía, en el interior de un taxi, y a través de las calles de un Los Ángeles nocturno, para mostrarnos la enorme diversidad que albergan la ciudad y sus habitantes. Y lo hace a plena luz de las farolas, situándonos bajo las intensas luces y las profundas sombras que puedan llegar a generar cada uno de sus protagonistas.
Crítica de 'Collateral'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Collateral
Título original: Collateral
Reparto:
Tom Cruise (Vincent)
Jamie Foxx (Max)
Jada Pinkett Smith (Annie)
Mark Ruffalo (Fanning)
Peter Berg (Richard Weidner)
Javier Bardem (Felix)
Barry Shabaka Henley (Daniel)
Bruce McGill (Pedrosa)
Irma P. Hall (Ida)
Richard T. Jones (Policía de tráfico)
Debi Mazar (Joven mujer profesional)
Año: 2004
Duración: 120 min.
País: Estados Unidos
Director: Michael Mann
Guion: Stuart Beattie
Fotografía: Dion Beebe, Paul Cameron
Música: James Newton Howard
Género: Thriller. Acción
Distribuidor: Universal Pictures International Spain
Tráiler de 'Collateral'
Sinopsis
Max (Jamie Foxx) lleva doce años detrás del volante de su taxi y está curado de espantos. Las caras pasan por el retrovisor, la gente y los lugares entran y salen de su vida. Pero una noche, en Los Ángeles, se ve obligado a llevar como pasajero a un asesino a sueldo (Tom Cruise) que está cumpliendo un encargo.
Bonus track
Banda sonora completa de Collateral (listado de canciones dentro de la descripción)
Dónde se puede ver la película
¿Max? Yo soy Vincent
Los primeros momentos de Collateral son para Vincent, papel interpretado por Tom Cruise, al cual contemplamos recién descendido de un avión. Para conocer un poco más, en esta suerte de prólogo, se nos muestra un intercambio de maletas que nos hace sospechar de sus intenciones al instante. Por cierto, esto sucede tras tropezar con otro pasajero, que resulta ser Jason Statham, en una brevísima aparición del actor.
Seguidamente nos presentan a Max (Jamie Foxx) y su trabajo como taxista. Un trabajo al que se dedica en cuerpo y alma y en el que, a pesar de ello, y como descubriremos poco a poco, lleva atrapado durante años. He de reconocer que a Foxx lo conocí por primera vez en esta película.
Una de las pasajeras del turno de noche de Max es una abogada llamada Annie, un personaje sumamente esencial en la trama de la película. La actriz que la interpreta es Jada Pinkett Smith, que regresó a los cines tras triunfar en su papel de Niobe en Matrix: Reloaded’ y ‘Matrix: Revolutions. Por último, y transcurrida una buena parte del metraje, entra en escena un irreconocible Mark Ruffalo, que da vida al inspector Fanning. Este es uno de esos personajes, a caballo entre el elenco de principales y secundarios, que es de lo más interesante, y del que no me hubiese importado saber algo más de su pasado o del trabajo que desempeña.
El taxi es temporal
En Collateral, el mundo de Max es su taxi, aunque no lo parezca en ningún momento, salvo cuando nos presentan al personaje. Es cierto que no es lo que quiere, salvo para lograr la consecución de un sueño que lleva barruntando varios años. Y tal vez el trabajo que desempeña no sea lo que busca a corto, medio o largo plazo. Pero mientras siga siéndolo, y todo lo que necesite gire en torno a la conducción de ese taxi, hará lo posible porque sea el mejor lugar en el que permanecer y viajar.
Entonces, el ruido infernal del exterior del garaje se hace añicos cuando cierra la puerta del vehículo tras limpiarlo. Deja todo impoluto, cuida de los detalles, y de vez en cuando se deja caer en un viaje por las Maldivas en forma de postal oculta sobre su cabeza. ¿Que los pasajeros le forman un alboroto en los asientos de atrás? A las islas que se va.
No deja de resultar curioso el hecho de escucharle preguntar a un operario de gasolinera “¿cuándo vas a dejar esta mierda de trabajo?”. Son varias las ocasiones en las que Max comenta, tanto a Annie como a Vincent, que lo suyo es un trabajo temporal. Sin embargo, más adelante descubrimos que, más que temporal, parece haberse convertido en un empleo demasiado fijo.
Lejos de los anhelos de Max, son muy reveladores los minutos de conversación (y pequeña apuesta) entre Max y Annie. Pues no sólo nos muestran un acercamiento perfecto, y de forma resumida, al personaje que encarna Pinkett Smith. También profundizan en lo buena persona, y gran profesional en lo suyo, que es el propio Max. De hecho, es inevitable sentirse como uno de sus pasajeros: cómodo, relajado y con la necesidad de subirte a ese taxi siempre que puedas.
Hay piezas que vienen de serie, pero tú no las tienes
Como hemos comentado, el mundo de Max es su taxi, y este se ve agitado, incluso destrozado, por la aparición de Vincent. De hecho, a este le bastan siete minutos, tras su primera parada, para pervertir a Max y hacerle saltarse la primera norma, aunque estuviera justificado por el trato de sus jefes.
Es evidente que la irrupción de Vincent es casi inmediata. De hecho, se sube al taxi en un momento en el que, tras finalizar Collateral, nos preguntamos qué habría pasado si Max no le hubiese insistido y hubiese tomado el vehículo de otro compañero. Nunca lo sabremos.
Dejando a un lado lo que no fue, al principio se nos muestra a un Vincent como un hombre de negocios al que no le gusta ir a Los Ángeles. Y que puede resultar hasta simpático, buen conversador, y ágil tanto con las preguntas como en cualquier réplica que crea necesaria. De hecho, el personaje de Cruise no entraña peligro solamente en lo que es capaz de realizar. También dispone de un auténtico arsenal de respuestas a cualquiera de las dudas de su conductor.
De repente, el sueño se ha vuelto contra ti
Sé que puede sonar mal, pero el villano de Collateral es de aquellos que te hacen reflexionar, tal y como lo hiciera Thanos en su momento. Vincent no es un antagonista que lleva a cabo las cosas porque sí. Tiene un pasado trágico con el que, en ocasiones, se atreve incluso a bromear. Es más, el hecho de desconocer varias de esas aristas sobre el personaje, nos lleva a empatizar con él. Por mucho que nos desagrade lo que hace, llega a generar sobre él un halo de misterio constante.
Aun así, no hay que olvidar que Vincent riega sus conversaciones con Max con comentarios de un mundo oscuro, pesimista y en el que el fin justifica cualquier medio. Un mundo en el que él, sabiendo y comprendiendo todo lo anterior, buscó su sitio para encajar sin miramientos. Además, lo lleva a cabo con un trabajo que encaja a lo que ese lugar, en este caso Los Ángeles, parece solicitarle.
Son inolvidables los momentos en los que justifica sus artes soltando frases como “no, yo he disparado, las balas le han matado”. Incluso, en un momento dado, le echa la bronca a Max como si fuese su padre, espetándole un contundente “¿Qué coño haces conduciendo un taxi, Max?”. Seguidamente, añade que para tener su propia limusina únicamente le hacía falta una entrada recordándole que, de esta manera, habría podido dejar el taxi hace mucho tiempo.
Luces y sonidos de la ciudad
Collateral transcurre íntegramente durante una noche completa de Los Ángeles. Y como suele suceder en algunas películas, la ciudad deja de ser un mar de acero y cristal para convertirse en uno de los personajes más importantes del metraje. De hecho, la gran variedad de culturas que la habitan queda patente desde el principio, algo que aprovecha al máximo Mann, sobre todo en acontecimientos clave.
Las estelas de los aviones, los parpadeos de los helicópteros policiales, el tráfico, la gente, los callejones. Todo ello se ve salpicado con tonalidades, bien anaranjadas y calmadas, o bien azuladas y verdosas, que buscan alterar nuestro ánimo. Y por supuesto las luces que nos señalan el camino a vista de pájaro o a ras de suelo, como ríos iluminados que se convierten en las venas y arterias de la ciudad.
Y no debemos olvidar la música. Al poco de presentarnos a Max, nuestro taxista nos lleva, guiado por un plano cenital, por varias calles de la gran urbe. Y lo hace con diferentes canciones, para darnos a entender que se encuentra en momentos diferentes, además de mostrarnos que el tiempo ha avanzado. Y por supuesto, cada una de las canciones está perfectamente situada, conectando de lleno con un atardecer, una localización concreta o un instante en particular.
La música nos llega con acento mexicano dentro del local de Félix Reyes (Javier Bardem), en el que escuchamos la hermosa Destino de Abril, de Green Car Motel. O la tremendamente bailable Ready, steady, go, de Paul Oakenfold, en su versión coreana.
Estas son algunas de las canciones con las que nos cruzamos en Collateral, sin olvidar la parte instrumental de James Newton Howard o Antonio Pinto, con melodías que se instalan en nuestra memoria para siempre.
La mirada de Michael Mann
Como hemos comentado, durante Collateral disfrutamos de numerosos planos cenitales que surcan la ciudad nocturna. Los regueros de coches y las luces de las calles nos invitan a acompañar a cualquiera de los protagonistas.
Dignos de mención son los momentos de conversación entre Max y Vincent, o con Annie justo al principio. La cámara recoge estratégicamente varios puntos de vista dentro del vehículo para no dejar pasar ni una sola de las impresiones de los personajes: cambios en el rostro, los silencios, las miradas perdidas.
Personalmente, destacaría algunos de los planos que me parecen magistrales hasta el punto de conseguir que permanezcan en nuestro recuerdo. Uno de ellos es la obligada visita de Max al local de Félix. Aquí Mann divide la pantalla para mostrar la tranquilidad relativa del dueño del lugar, en contraposición con los numerosos guardaespaldas que vigilan los movimientos de Max. Uno frente al otro, aunque sin llegar a encontrarse directamente en pantalla.
O la búsqueda que lleva a cabo Vincent en el local de Peter Lim. En dicho momento la cámara se las apaña para encontrar una visión directa, como trazada por un láser, entre toda la gente de la discoteca que baila. Sólo así logramos toparnos con el coreano sonriendo, ajeno a lo que le acecha.
Por último, y con la seguridad de haberme dejado alguno por el camino, el instante en que Vincent irrumpe en la oficina de Annie. Y justo al fondo, durante la recopilación de pesquisas para tratar de localizar a la abogada, observamos en el aparcamiento los intentos de Max por advertir al personaje de Pinkett Smith. Una maravilla que no te cansas nunca de ver.
Para no pestañear
- Los planos interiores del taxi.
- Los momentos en los que, por un pelo, habría cambiado la historia por completo (hay varios que invito a descubrir).
- Encontrarse con Javier Bardem.
- Los instantes de humor y de aparente humanidad que inspiran Vincent.
- La valentía / inconsciencia de Max.
- El momento en que Max descubre la última parada.
- Las conversaciones: la del club de jazz, la que sucede tras huir del local de Lim.
- La anécdota del tren.
- El coyote.
Conclusión de 'Collateral'
Collateral es, sin duda, una de esas películas que se recomienda volver a ver con el tiempo, pues suele dejar detalles que se te escapan de primeras, y que hay que descubrir en visionados posteriores. Como el anuncio de Baccardi sobre el taxi, y en el que podemos leer ‘Silver’, que nos lleva directamente a pensar en el personaje de Cruise. O los ojos despiertos de la mujer que aparece, con los ojos despiertos, que me recordaron al enorme cartel del doctor T. J. Eckleburg de El Gran Gatsby’
La manera en que se nos narra cómo el mundo de tranquilidad, limpieza y confortabilidad de Max desaparece es una delicia. Y lo hace llevado por el desliz de, lo que parece, uno de los sicarios más peligrosos del mundo. Además, la película navega sobre unos diálogos que tienden a ser una suerte de consulta con el psicólogo, envolviéndonos en una atmósfera digna de sentarse a prestarles atención y meditarlos.
Nunca olvidaré la primera vez que vi Collateral y la tan comentada escena del coyote. Ese animal rodeado de humanos pensantes, que deciden sobre las vidas de los demás, que discuten si son pequeños en el universo o gigantes dentro de esa insignificante mota de polvo. Un coyote que, momentáneamente, se hace dueño de todo cuanto ven, que se desliza como un fantasma gris, como el color del cabello de Vincent.
Un momento, el único, que provoca que este guarde silencio, llegando incluso a desencajarle ligeramente el rostro. ¿Acaso ya lo vio con anterioridad? ¿Lo ha sentido como dar un vistazo a su destino o ha sido consciente de que hay más depredadores ahí afuera? Quizá no sea, después de todo, el único superviviente que busca, con desespero, encontrarse y hallar respuesta a sus anhelos o a una posible redención.
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