El pasado 19 de enero llegó al Teatro de la Abadía Decadencia, de Steven Berkoff, con una versión de Benjamín Prado. Además, cuenta con la dirección de Pedro Casablanc, quién también la protagoniza junto a Maru Valdivielso. Considerada un clásico sin pelos en la lengua, su comedia roza lo incómodo, siendo ésta una de sus bazas a jugar. Se representará hasta el 5 de febrero en el Teatro de la Abadía.



Estreno de Decadencia

Crítica de 'Decadencia'

Ficha Técnica

Título: Decadencia
Título original: Decadence

Reparto:
Maru Valdivielso
Pedro Casablanc

Duración: 75 min. apróx.
Dirección: Pedro Casablanc
Versión: Benjamín Prado
Autoría original: Steven Berkoff
Ayudante de dirección:
Laura Ortega Pinillos
Segundo ayudante de dirección:
Nacho Redondo
Coreografía:
Aixa Guerra
Diseño de vestuario:
Antonio Belart
Escenografía:
Sebastià Brosa y Silvia De Marta
Diseño de iluminación:
Juanjo Llorens
Diseño de espacio sonoro:
Irene Maquieira
Prensa:
DYP Comunicación
Fotografía e imagen:
Sergio Parra
Diseño gráfico:
Rubén Salgueiros
Producción/Administración:
Andrea Quevedo
Dirección de producción:
Ana Guarnizo
Producción ejecutiva:
Mónica Regueiro y Carles Roca
Producción: Producciones OFF y VANIA

Tráiler de 'Decadencia' 

Sinopsis de 'Decadencia'

Decadencia es una obra cáustica, provocadora, que persigue al público, lo acorrala y a menudo le obliga a reír por no llorar. Sus protagonistas, dos parejas formadas por tres aristócratas y un vividor que aspira a sacar provecho de sus debilidades, son clasistas y racistas, frívolos y desalmados; son hipócritas, banales y egoístas; actúan como depredadores; no tienen principios ni límites, aunque sí miedo a que los miserables a quienes desprecian se junten y los ataquen; su humor es sarcasmo, su ironía es rabia; son grotescos pero peligrosos y, antes que nada, son infelices, están vacíos aunque no les falte de nada, y ni sus lujos ni su lujuria los llenan: a nadie le amarga un dulce, excepto a ellos.

No creen en el amor y cuando forman parejas no lo hacen porque se quieran, sino porque se necesitan en el mal sentido de la palabra; no se seducen, se cazan; no se dan, se ponen precio; no se entregan, se venden, transforman sus cuerpos en una mercancía y sólo llegan al placer a través del dolor, el abuso y la humillación. Y a la hora de vengar una infidelidad, no descartan ni desplumar al traidor ni cometer un crimen… Steven Berkoff es un mago del humor negro y esta obra un espejo y una radiografía: en el primero, se ve lo que nuestras sociedades ocultan de puertas para dentro; en la segunda, las enfermedades morales que padecemos. (TEATRO DE LA ABADÍA). 



Decadencia
Foto de Producciones Off

Lo peor de lo peor

Benjamin Prado recupera uno de los clásicos se Steven Berkoff con Decadencia, una comedia negra que revela cuatro personajes que exageran algunos de los atributos que se relacionan con la mal llamada jet set. Por ello, se explora un espejo esperpéntico mediante lo políticamente incorrecto y dejando salir un humor que provocará incomodidad sobre los espectadores. Sin embargo, su intención es esta, no busca una conexión con el público, sino crear animadversión dada la crítica que desea predicar ante este tipo de personalidades. Gracias a ello, se comprueba un riesgo al utilizar una dramaturgia que no es fácil, ante unos personajes enrevesados y nada atractivos. Por ende, será un gusto para aquellos que defiendan este tipo de género y sean fans de lo puramente ofensivo como crítica social.

Al ser un estilo tan concreto, puede haber ciertas licencias artísticas que no sean tan fáciles de digerir, siendo un ejercicio de pura maldad, siempre dentro del humor y no con una búsqueda de hacer alarde de racismo, homofobia o clasismo. Aun así, donde se presenta realmente alguna flaqueza es durante la primera mitad de la pieza, donde el desarrollo de la historia acaba por menguar en el ritmo y no logra aplicarse un dinamismo que consiga atrapar al espectador. En consecuencia, comienza muy arriba, con una locura que capta perfectamente la personalidad de la pieza, pero se va perdiendo. Tras ese pequeño descenso, vuelve a enfatizar cuando regresa a esa pura acidez que hace que, para bien o para mal, no se pueda despegar la mirada de la escena. Como detalle, hay partes de humor que no logran impresionar y les pasa factura.

Teatro de la Abadía
Foto de Producciones Off

Divas y esperpentos

Maru Valdivielso y Pedro Casablanc son los encargados de dar vida a las dos parejas, cuatro personajes en total, que habitan en Decadencia. En primer lugar, aplaudir la excelente labor de Valdivielso, la cual sabe sacar partido a las excentricidades y al contraste que hay entre los dos personajes que interpreta. Además, no solo lo hace mediante una labor dramática que la lleva al extremo, sino también por un lenguaje corporal exquisito, que se combina con una gestualidad facial de altura. Por ende, ofrece verosimilitud a dos papeles aparentemente difíciles por ser arquetipos, pero Valdivielso logra no quedarse en la anécdota y los dota de cuerpo con una labor impresionante. Con lo cual, su trabajo sobre las tablas se convierte en uno de los mejores aspectos del montaje.

Junto a Valdivielso, un espeluznante Pedro Casablanc, que define a la perfección el carácter y personalidad de sus personajes. Por un lado, presenta un cínico, embaucador, desbocado y deslenguado hombre de clase alta, frente a un detective con un carácter embrutecido. En ambos casos, Casablanc sabe dar detalle a cada uno de ellos, haciendo fácil al espectador saber cuál es cuál en todo momento. Además, la vigorosidad y la personalidad de Casablanc hace que arrase con su presencia escénica, siendo un gusto verle en escena. La defensa de sus personajes no es nada sencilla, dada la antipatía que se sabe que van a causar, pero Casablanc no tiene miedo a ello y se lanza al fango hasta el fondo. Una entrega absoluta.

Teatro de la Abadía
Foto de Producciones Off

Los ricos no lloran

Unos grandes espejos escenifican el aparente sello de identidad que ya se puede adivinar que se va a ver en Decadencia. Por ello, se lanza una puesta en escena que busca transmitir ese mundo de pomposidad, de falsa moral, de riqueza, pero al mismo tiempo lo matiza con sombras, con la propia decadencia a la que desea hacer mención. La escenografía va cambiando a lo largo del espectáculo, realizando, gracias a la labor de los técnicos, una transformación rápida. Ahí se encuentra algo de dinamismo, otorgando distintos espacios que permiten aportar más juego artístico. Aun así, su mayor baza es la selección de colores, así como la elección del vestuario. En ambos casos, no han sido escogidos al azar, sino que tienen en sí mismos tienen unos significados que encierran un buen gusto estético y artístico.

Por otro lado, el espacio sonoro hace acto de presencia en varias ocasiones, dotándolo de una energía cinematográfica que encaja bien al montaje. Sin embargo, donde se encuentra mayor problema es en el ritmo, viéndose un resultado algo irregular. A pesar de ser una obra que busca el desconcierto y la incomodidad en el espectador, hay momentos en los que después de una descarga y embistes de lo políticamente incorrecto, se queda algo más vacío. Con lo cual, el público puede llegar a desconectar brevemente y no por el contenido de la pieza. Sería interesante ver cómo compensar dichas partes, para evitar que se queden algo más descolgadas que el compendio general. En resumen, una propuesta que tiene punch, que tiene garra, pero que podría todavía enrevesarse más para llegar a un nivel más alto.

Decadencia
Foto de Producciones Off

Conclusión

Decadencia no es una obra para todos los públicos, lleva un humor tan extremo que puede hacer sentir incomodidad a los espectadores, siendo ésta una de sus intenciones. A pesar de ello, se ve un guion que busca ser ese esperpento, no se esconde, desea llevar la comedia a lugares lo suficientemente oscuros como para indignar a los asistentes. Sin embargo, su mayor flaqueza no es su incorrección, sino la pérdida de ritmo hacia el final de la primera mitad.

Después, Maru Valdivielso y Pedro Casablanc están estupendos, ambos se mueven a la perfección en el tono y en las personalidades que se necesitan para unos personajes de esa índole. A nivel técnico y artístico, destaca un extraordinario diseño de vestuario, junto a una selección de colores bien ejecutados. La parte oscura de la personalidad humana que no desea ser vista, se emborracha de lo políticamente incorrecto en un montaje solvente y notable.

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CINEMAGAVIA
7,2 / 10
72 %
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Diego Da Costa
Subdirector de Cinemagavia. Comunicólogo audiovisual por la UCM y Máster en Comunicación en la Red por la UNED. Miembro de EGEDA (Premios Forqué) e Ingeniero Audiovisual en Ricoh España. Co-creador de la compañía artística La Joie de la Colina. Como diría Elizabeth Taylor: "Las ideas mueven el mundo sólo si antes se han transformado en sentimientos".
decadencia-critica-teatroNo es una obra para todos los públicos, lleva un humor tan extremo que puede hacer sentir incomodidad a los espectadores. Desea llevar la comedia a lugares lo suficientemente oscuros como para indignar a los asistentes. Maru Valdivielso y Pedro Casablanc están estupendos, ambos se mueven a la perfección en el tono y en las personalidades que se necesitan para unos personajes de esa índole. A nivel técnico y artístico, destaca un extraordinario diseño de vestuario, junto a una selección de colores bien ejecutados. La parte oscura de la personalidad humana que no desea ser vista, se emborracha de lo políticamente incorrecto en un montaje solvente y notable.

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