El pasado 26 de mayo finalizó la segunda temporada de Deconstruyendo a l' enfant, obra de la compañía Atreverse, en SOJO Laboratorio teatral. Creada y protagonizada por Jey Nazaré y Brel Martínez, abordan temas complejos como el trauma, el pasado familiar y el duelo tras la muerte. Ha tenido éxito entre el público, siendo una de las piezas teatrales que se ha mantenido en cartel en el espacio teatral de la calle de San Isidoro de Sevilla, 2. Se espera presumiblemente que regresen la próxima temporada teatral.



Deconstruyendo a l enfant

Crítica de 'Deconstruyendo a l' enfant'

Ficha Técnica

Título: Deconstruyendo a l' enfant
Título original: Deconstruyendo a l' enfant

Reparto:
Jey Nazaré (Edith)
Brel Martínez (Hugo)

Duración: 70 min. apróx.
Dirección: Jey Nazaré y Brel Martínez
Dramaturgia: Brel Martínez
Música, vestuario y fotografía: Jey Nazaré y Brel Martínez
Producción: Atreverse Compañía

Tráiler de 'Deconstruyendo a l' enfant' 

Sinopsis de 'Deconstruyendo a l' enfant'

Deconstruyendo a l' enfant es un viaje a través de voces pasadas y recuerdos en el que Hugo se enfrenta a sí mismo. No te lo pierdas en el SOJO Laboratorio Teatral.

Un actor y una actriz nos cuentan esta frágil historia en una simple habitación donde nos sumergen poco a poco en la vida de estos dos jóvenes, Edith y Hugo.

Una pieza cruda y sincera que trata de manera intima la violencia doméstica, el alcohol, el dolor de la pérdida, la incomprensión, la añoranza y la superación. (SOJO LABORATORIO TEATRAL). 



Deconstruyendo a l enfant
Foto de Atreverse Compañía

La ira se expande

La muerte inicia un camino de introspección, donde los fantasmas del pasado se dan cita para presentar su alegato final. Deconstruyendo a l' enfant se cierne sobre una herida sangrante, una realidad imposible de mencionar, pero que va tejiéndose paulatinamente. Así logra establecer un diálogo natural, que apuesta por poner en valor la cotidianidad y lo que aparentemente parece un encuentro distendido. Sin embargo, poco a poco se va explorando el poso de reflexión y dolor que acompaña a cada uno de sus personajes. Por lo cual, una vez se entra en esa espiral de reclamos y curación, el espectador se va sumergiendo en esa oscuridad, que expande una sensibilidad imprescindible para este tipo de temática. Gracias a ello, no cae en ninguna morbosidad ni en un escaparate gratuito de la pena, sino que ahonda en el duelo de una manera efectiva y cautivadora.

Sendos personajes luchan contra su pasado, pero desde vertientes muy distintas. De esta forma, se mezcla el recuerdo, la nostalgia, el odio y la realidad. En ese conglomerado, el espectador acepta ciertas licencias que no terminan de cuajar con naturalidad, como la naturaleza de ese encuentro. Se comprende el porqué y la justificación es realmente emocionante, por lo que habría que buscar un preámbulo más verosímil dentro de la fantasía que puede ofrecer el lenguaje teatral. Sin embargo, eso no quita la gran carga emocional que hay en el relato, quien poco a poco va quitándose capas para dejar expuesta una fragilidad que conmueve y provoca las lágrimas en los espectadores. Por este motivo, hay que aplaudir propuestas que son incómodas al espectador, pero necesarias para combatir el silencio y remover a la sociedad. Visceral, sensible y real.

Atreverse compañía
Foto de Atreverse Compañía

Mano a mano

El texto que hay tras Deconstruyendo a l' enfant propone un reto interpretativo de altura. El motivo es el peso que sostienen los dos actores al tener como vehículo expresivo solo su trabajo sobre las tablas. En primer lugar, Jey Nazaré realiza una actuación que goza de una familiaridad asombrosa, se ve la conexión que establece con su compañero desde el primer momento. Con lo cual, fábrica una energía muy particular y genuina, haciendo que lo dramático no caiga en la exageración, sino en una propuesta elegante, llena de alma. Por lo que, positivamente, establece una sinergia sutil, llena de matices, pero dejando paso también a los silencios. Así se impregna de intimidad y simbolismo en una catarsis orgánica que le permite vivir ese vaivén de sentimientos sin perder en ningún momento su fuerza.

Después, Brel Martínez parece que ha nacido para dar vida a Hugo. El personaje y su contexto social y familiar hace que se demanden ciertos atributos que Martínez comprende a la perfección, por lo que confecciona una labor dramática en la que no hay florituras o trucos. Dicho de otra forma, se descarna en su manera de relacionarse con el medio, consigo mismo y con su compañera, que hace que sea imposible no empatizar con él. Los sentimientos afloran desde su interpretación, dejando una puerta abierta a una humanidad impoluta, lo que le permite lanzarse a la piscina con todo ese maremoto de sensaciones tan complejas y a la vez tan fuertes. Esa violencia disparada unida a una delicadeza honesta se hacen patentes en su lenguaje corporal, en su forma de expresarse. Pura verdad.

Atreverse Compañía
Foto de Diego Da Costa y Atreverse Compañía

La sencillez del dolor

Hay veces en las que es complicado saber hasta dónde se debe completar una escenografía. Por lo cual, hay momentos en los que hay un miedo de no ser suficiente. Sin embargo, en Deconstruyendo a l' enfant ese minimalismo es perfecto, dejando el foco principal en el sentimiento y emoción que hay en el texto y en la interpretación de éste. Unas sillas, una mesa, una guitarra… son algunos de los objetos que aparecen en la escenografía, todos ellos con una utilidad real en la propuesta. Por tanto, la construcción espacial logra un buen resultado. No obstante, se podría potenciar más artísticamente con un diseño de iluminación que juegue con las sombras, con una iluminación que cierre el foco en algunas ocasiones, un esquema en el que luzca más el contraste que puede ofrecer este aspecto de la pieza.

Hay ciertas escenas en las que ya se ve esa intención, como los flashback en el bar. Después, el montaje empieza con un ritmo más apaciguado, en el que deja un tiempo para ir fomentando esa familiaridad. Podría acentuarse cierto dinamismo, para no dar la sensación de tener un comienzo menos potente. Aun así, una vez sale a escena la tensión, la humanidad, el ritmo mejora sustancialmente y consigue que el público se quede atento y emocionado ante lo que ve. De esta forma, se convierte en un golpe en el corazón, incluso llegando a sentir ese pesar, lo que indica que la dirección ha sabido llevar al espectador de lleno a esa realidad creada. Como último apunte, la canción final es fundamental para terminar por alto la función, por lo que debería cuidarse la dicción para ser capaces de comprender todo lo que está narrando en ella.

Deconstruyendo a l enfant
Foto de Atreverse Compañía

Conclusión

Deconstruyendo a l' enfant es un golpe al corazón con una historia que provoca emoción, rabia, dolor y un poso reflexivo importante. Esta sensibilidad es la que hace que brille, dado que establece un relato que sobrecoge. Hay aspectos en los que no hay una fluidez más orgánica, como la naturaleza del encuentro, pero se equilibra con la potencia de la afectividad que hay en ella. Jey Nazaré y Brel Martínez realizan una labor exquisita, llena de matices y verdad. La puesta en escena gana en su sencillez y minimalismo, una desnudez que encaja con la personalidad de la pieza, únicamente podría lucir más con un diseño de iluminación más potente. Despedirse en un frenesí lleno de fragilidad que cautiva a la audiencia por su humanidad.

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Diego Da Costa
Subdirector de Cinemagavia. Comunicólogo audiovisual por la UCM y Máster en Comunicación en la Red por la UNED. Miembro de EGEDA (Premios Forqué) e Ingeniero Audiovisual en Ricoh España. Co-creador de la compañía artística La Joie de la Colina. Como diría Elizabeth Taylor: "Las ideas mueven el mundo sólo si antes se han transformado en sentimientos".
deconstruyendo-a-l-enfant-critica-teatroUn golpe al corazón con una historia que provoca emoción, rabia, dolor y un poso reflexivo importante. Esta sensibilidad es la que hace que brille, dado que establece un relato que sobrecoge. Hay aspectos en los que no hay una fluidez más orgánica, como la naturaleza del encuentro, pero se equilibra con la potencia de la afectividad que hay en ella. Jey Nazaré y Brel Martínez realizan una labor exquisita, llena de matices y verdad. La puesta en escena gana en su sencillez y minimalismo, una desnudez que encaja con la personalidad de la pieza. Despedirse en un frenesí lleno de fragilidad que cautiva a la audiencia por su humanidad.

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