El gran éxito argentino de Doble o nada llegó a Madrid el pasado 23 de enero de 2021 a los Teatros Luchana. Este thriller teatral ha obtenido un gran reconocimiento, ganando galardones como los Premios ACE 2017, donde también tuvo tres nominaciones. Además, también optó a los Premios María Guerrero 2017. La obra estuvo dirigida por Quique Quintanilla, fallecido recientemente, mientras que el guion fue a manos de Sabina Berman. Por otro lado, el reparto actoral tiene dos grandes intérpretes, como son Miguel Ángel Solá y Paula Cancio. Se puede disfrutar de ella hasta el 30 de mayo de 2021 en los Teatros Luchana.
Título: Doble o nada Título original: Doble o nada
Reparto: Miguel Ángel Solá (Ricardo) Ana Torrent (Miky)
Duración: 90 min. apróx. Dirección: Quique Quintanilla Dramaturgia: Sabina Berman Asistente de dirección: Rubén Barreira Música original: Martín Bianccedi
Diseño de luces: Manuel González Gil y Matías Canony
Vestuario: Silvina Falcon Escenografía: Manuel González Gil Diseño gráfico: Lala Key Fotografía: MCM (Machado/Cicala/Morassut)
Producción ejecutiva: Rubén Barreiro Producción: El Tío Caracoles
Tráiler de 'Doble o nada'
Sinopsis de 'Doble o nada'
La multi premiada obra Doble o nada, éxito en Argentina, llega a España por tiempo limitado. Con 3 nominaciones a los Premios ACE 2017 (Mejor Actor, Mejor Actriz y Mejor Espectáculo), ganadora del Premio ACE 2017 a Mejor actor y nominada al Premio María Guerrero 2017 por Mejor actor.
Doble o nada nos presenta al director de un importante medio de comunicación debe dejar su puesto en manos de uno de sus dos sub-directores. Uno es mujer; varón el otro. ¿Qué influirá en esa decisión?: ¿la capacidad?, ¿el sexo?, ¿la experiencia?, ¿la audacia?, ¿el engaño?, ¿la trampa?… Una obra de impacto emocional, en la que nada es lo que parece ser, y en la que la traición y el amor son giros continuos de esa falsa rosca llamada poder. Una obra atrapante contada magistralmente. (TEATROS LUCHANA).
Lucha de titanes
El poder se ha plasmado en infinidad de obras, donde se busca desgranar su significado y lo que supone poseerlo. En esta ocasión, Doble o nada lo aborda desde una visión donde nada es lo que parece. De esta manera, va evolucionando la tensión y el thriller psicológico de un juego de seducción, que no tiene por qué ser sexual. En la batalla dialéctica que se presenta, se van desarrollando situaciones que ponen en una encrucijada a sus dos protagonistas. Gracias a ello, se va tejiendo una tela de araña donde las pesquisas, sospechas y verdades van saliendo a la luz. Además, Sabina Berman sabe hacer una crítica con la propia exposición del machismo intrínseco de Ricardo, donde se echa mano de la comedia para no congestionar este suspense que invade la mayor parte de la obra.
Con distintas líneas de diálogo, se van narrando la personalidad de cada uno de los personajes, introduciéndose en una ruleta rusa de accion-reacción, que deja totalmente enfrascado al espectador durante toda la obra. En algún momento, se puede necesitar una mayor atención a lo que acontece, por ello, se exige al público un interés totalmente necesario. De esta manera, germina la semilla de la duda, que se mezcla con el propio ritual de atracción, donde el lucro personal es lo que obtiene mayor importancia. La dificultad del libreto se hace presente en el tratamiento del género y lo que hay alrededor de ello. Por lo cual, para poner en marcha ese comedia ácida, debe sortear posibles trampas lingüísticas, que consigue sobreponerse y no cae en el cliché de hombre contra mujer. Inclusive, se critica, de alguna manera, el paternalismo que aún existe en las grandes empresas.
Un pulso dramático
Miguel Ángel Solá y Paula Cancio son los encargados en dar vida a los dos protagonistas de Doble o nada. Para comenzar, Solá demuestra las tablas que hay sobre su espalda. No le falta ni un ápice de naturalidad, dado que el manejo sobre la escena es máxime. La forma de expresarse y de moverse sobre el espacio, hacen que adquiera una verosimilitud y potencia, que encandilan al espectador. Ese maremoto de situaciones se hace con la energía apropiada, sin excederse en ningún momento. Así consigue mostrar su carácter ante la escena, pero midiendo los tiempos y la escucha con su compañera. También sería importante mencionar que no utiliza recursos para hacerse más grande, sino que se posiciona en el lugar exacto. Gracias a ello, el equilibrio del peso dramático se encuentra en perfecta armonía, lo que permite que luzcan ambos actores.
Paula Cancio, por su parte, no escatima en mantener el tipo ante los arranques enérgicos de su partenaire. Lo que hace que su compostura y su identidad escénica se vean acrecentados. Ese baile entre los dos intérpretes, hacen que se vea la vigorosidad de la actriz ante la escena, no viéndose en ningún momento empequeñecida. Pisa fuerte desde que entra y esa personalidad arrolladora le acompaña en todo momento. En su expresividad se muestra ese torrente fluctuante de situaciones, llevadas al extremo. De la misma manera, la dicción es fabulosa, con una buena entonación y dirección ante el espacio teatral. Solamente hay algunas expresiones que no salen de una forma totalmente orgánica y pueden verse algo impostadas. Aun así, su trabajo artístico es más que notable, siendo una protagonista con una fuerza interesante.
Pisar o ser pisado
El despacho del director de un medio de comunicación es lugar en el que se ambienta Doble o nada. Hay varios objetos que se convierten en un vehículo de expresión, lo que da mayor vitalidad a lo que va sucediendo en la obra teatral. Sin embargo, el mayor atractivo de la puesta en escena es la forma de ejecutar la acción y la coreografía entre los actores. El foco se pone en el duelo sinérgico que vive el espectador desde su butaca. Ahí es donde se percibe la mayor fuerza de la obra, al observarse continuamente como es la interacción entre ambos actores. Aun así, la propuesta escénica no escatima en pequeños detalles que aportan a la principal trama y encuentran su significado. De esta manera, no se queda estática y logra que haya una sensación de viveza más prominente.
El ritmo es estupendo, sin caer en la monotonía, pero tampoco acelerado. Como si se tratara de un taza de café caliente, se va degustando, según va asentándose en el cuerpo. Lo mismo sucede en esta obra, que se convierte en un juego de tira y afloja, con un buen planteamiento desde la dirección. Luego, hay puntos como el caer de la lluvia o los recuerdos del ayer que terminan de cerrar ese influjo más de nostalgia, pero sin caer en melodramas, o efectos telenovelescos. Por otra parte, hay algunos fuera de escena que se presentan levemente, pero dan oxígeno en la obra al no seguir ambos personajes constantemente sobre la escena. En conclusión, en su conjunto, es una apuesta visual certera, que da paso y toma mayor importancia a la acción.
Conclusión
Doble o nada es una lucha por el poder, desde un texto que va desarrollándose como una tela de araña. La tensión que se va fraguando acompaña a sus actores, Miguel Ángel Solá y Paula Cancio, que están excelentes. Ambos regalan un torrente de pura adrenalina y mantienen el nivel alto. Luego, la propuesta escénica cuida detalles y el ritmo, poniendo el foco sobre todo en la acción. No es un texto sencillo, por lo que exige una atención para comprender la naturaleza del mismo. Una batalla que se gesta en los despachos, donde el poder ya no comprende de sexos, sino de carácter.
Una tarde excelente disfrutando de buen Teatro con actores magníficos.Recomendable por tema actual y con un final....