El beso mortal es toda una película de culto dentro del cine negro de los años 50. Si bien su recepción inmediata no fue particularmente entusiasta, su influencia en la historia del cine ha sido notable. De este modo, por ejemplo, Godard y Truffaut la consideraron una piedra de toque decisiva para la posterior nouvelle vague . Está dirigida por Robert Aldrich (¿Qué fue de Baby Janes?, Doce del Patíbulo) y, entre otros, protagonizada por Ralph Meeker (Senderos de gloria, Doce del patíbulo), Albert Dekker (Grupo salvaje, Al este del Edén) y Cloris Leachman (El jovencito Frankenstein, Dos hombres y un destino). En 1999 la Biblioteca del Congreso de EE.EU la eligió para su preservación en el National Film Registry debido a ser cultural, histórica y estéticamente significativa. Se inspira en el detective novelesco creado por Mickey Spillane, Mike Hammer.



El beso mortal

Crítica de 'El beso mortal'

Ficha Técnica

Título: El beso mortal
Título original: Kiss Me Deadly

Reparto:
Ralph Meeker (Mike Hammer)
Albert Dekker (Dr. G.E. Soberin)
Paul Stewart (Carl Evello)
Juano Hernández (Eddie Yeager)
Maxine Cooper (Velda Wickman)
Gaby Rodgers (Lily Carver)
Wesley Addy (Teniente Pat Murphy)
Nick Dennis (Nick Va Va Voom)
Jack Elam (Charlie Max)

Año: 1955
Duración: 106 min.
País: Estados Unidos
Director: Robert Aldrich
Guion: A.I. Bezzerides. Novela: Mickey Spillane
Fotografía: Ernest Laszlo (B&W)
Música: Frank De Vol
Género: Cine negro. Intriga
Distribuidor:

Filmaffinity

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Tráiler de 'El beso mortal'

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Sinopsis

El detective Mike Hammer recoge en la carretera, en plena noche, a una muchacha que huye de un peligro mortal. Poco después son interceptados por los acosadores, unos despiadados matones que, tras torturar y matar a la muchacha y pegar una paliza al duro detective, les arrojan por un precipicio. Hammer logra salir indemne, y se dedicará a investigar este misterioso caso...

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La chica de la carretera

El beso mortal (Kiss me deadly, en su título original) no se rebela contra el bagaje que el cine negro había dejado tras de sí hasta el momento (1955), pero sí que tiene diferencias importantes que la convierten en una película entre innovadora y, aún a día se hoy, algo extraña. El argumento gira entorno al detective privado Mike Hammer (Ralph Meeker) y de cómo una casualidad está a punto de trastocar su vida de una forma violenta. Mientras conduce por la noche, en una apartada carretera, se encuentra con una mujer que parece huir de un gran peligro. Por la radio del coche se tendrá conocimiento de que la joven ha huido de un psiquiátrico.

Poco después son alcanzados por los perseguidores de la chica, quienes la torturan y la matan. Mike Hammer logra salir vivo por los pelos con vida, pero se propone desentrañar el misterio de quiénes son los asesinos y por qué mataron a la muchacha. Sus últimas palabras antes de morir fueron para el detective: "Recuérdame". Éste es el inicio de una trama abigarrada y laberíntica donde el argumento hace parada y fonda en elementos poco trillados por el cine negro.

El inicio El beso mortal es de lo más prometedor. La atmósfera única, a base de una densa nocturnidad, la sensación extraña de amenaza, y el planteamiento de un misterio atrayente es el gancho que Robert Aldrich usa para captarnos. Afortunadamente lo que viene después no desmerece en absoluto.

El beso mortal

¿Qué tiene de particular El beso mortal?

El beso mortal, como ya decíamos, tiene dentro de sí una serie de elementos bastante idiosincráticos. Dentro de la trama, por ejemplo, pertinazmente hay un secreto, un objeto, por el que la gente mata y muere durante todo el metraje. Este recurso, que no deja de ser un macguffin, acrecienta la sensación de suspense, pues el maletín (que ese es el objeto) contiene algo dentro de sí que nos es desconocido, pero que intuimos enormemente valioso. Acaso Tarantino para Pulp Fiction cogiese algo de esta idea. Sin embargo, la parte de la trama asociada a este elemento se va tornando cada vez más insólita, hasta el punto que la resolución casi tiene más que ver con el espionaje o incluso la ciencia ficción. Argumentalmente, además, recoge muchas de las paranoias de su tiempo.

También es destacable el dibujo de su protagonista, el detective Mike Hammer. Uno de los ejemplares más brutales y amorales de su oficio. Bien es cierto que los detectives privados de ficción casi nunca fueron un compendio de buenos modales o un ejemplo de mesura en sus métodos, sin embargo Hammer da una vuelta de tuerca. Elimina todos los aspectos románticos que podrían tener Philip Marlowe o Sam Spade. Apaliza sin compasión, utiliza a su secretaria (enamorada incomprensiblemente de él) para trabajaos bastante sucios, y se conduce de una forma poco procedente a la hora de impartir, digamos, justicia.

Robert Aldrich añade su toque. Su cine a menudo se mueve  en la oscuridad formal y temática, como en ¿Qué Fue de Baby Jane? por ejemplo. En El beso mortal utiliza una fotografía fuertemente expresionista, donde las oscuridades nocturnas llegan a ser agobiantes. Usa además abundante contrapicados, angulaciones poco comunes y una atmósfera irrespirable. En lo temático ese toque cruel y antiheroico de Aldrich queda bastante de manifiesto.

Kiss Me Deadly

Conglomerado de personajes

También es digno de mención el conjunto de personajes que desfilan por la película. Desde estrafalarios aspirantes a tenores, aterrados científicos, a joviales mecánicos griegos, pasando por una nutrida galería de roles pintorescos. Todo ello es un catalizador para la peculiar atmósfera de El beso mortal. En cuanto a los personajes principales, evidentemente destaca Ralph Meeker en la piel de Mike Hammer. No es una actuación demasiado sutil, ni contiene muchos matices, pero da al personaje ese carácter berroqueño que es coherente y necesario. Una labor creíble y precisa.

Maxine Cooper, en el papel de Velma, la ayudante de Mike Hammer, da un toque atrevido, lenguaraz y sensual, pero también vulnerable y herido. Curiosamente hace que el detective privada nos caiga peor en determinados momentos. Más ambigua es la interpretación de Cloris Leachman en su encarnación de Christina Bailey, una mujer poseedora de una dualidad, a caballo entre la víctima y el cálculo. Entre los secundarios, nos caerá muy simpático el bullicioso Nick (Nick Dennis), un mecánico griego amigo y aliado de Hammer, y su perfecto contrapunto.

Entre los antagonistas podemos citar a Paul Stewart en el papel del hampón Carl Evello, que jugará un papel importante y ejecutor en todo este oscuro misterio que va dejando cada vez más víctimas. Más que una actuación principal descollante, la película se beneficio de un conjunto actoral bien engrasado, que a su vez es responsable en parte del resultado final de la obra.

Kiss Me Deadly

Conclusiones de 'El beso mortal'

El beso mortal, por méritos propios, ha adquirido con el tiempo la categoría de película de culto, y el rango de obra altamente influyente para el cine negro. Usando elemento clásicos y yuxtaponiendo otros más heterodoxos, Robert Aldrich fue capaz de confeccionar un noir insólito, sórdido y oscuro, que ha envejecido bien y conserva su extraña modernidad. Sin duda una película imprescindible para los amantes del género.

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