Soy Georgina es un reality show producido por Netflix y estrenado en dicha plataforma el 27 de enero. Consta de 6 episodios con una duración entre 39 y 43 minutos cada uno. La premisa del reality es contar la vida de Georgina Rodriguez y los cambios que ha tenido a raíz de su relación romántica con Cristiano Ronaldo. La polémica en torno al reality ayuda a deconstruir el programa que hablan más de la sociedad actual que de la propia Georgina. Puedes leer AQUí otra crítica.



Soy Georgina

Crítica de 'Soy Georgina'

Ficha Técnica

Título: Soy Georgina
Título original: I am Georgina

Reparto:
Georgina Rodriguez

Año: 2022
Duración:
País: Estados Unidos
Series Film Editing by (David Huergo)
Género: Documental
Distribuidor: Netflix

IMDB

Tráiler de 'Soy Georgina'

Sinopsis

El documental da a conocer la vida de Georgina Rodriguez, más allá de su unión con el astro portugués. Nos relata sus viajes, lujos, y pasión por la moda, así como aspectos más personales y familiares de la popular 'influencer', durante los años que vivía en Turín. Su marido es su gran apoyo, y sus amigos la siguen allí donde va.

Dónde se puede ver la serie



¿Documental o Reality show?

Muchos sitios web y algunos críticos catalogan de documental a Soy Georgina. Sin embargo, el programa se ha definido desde el principio como un reality. Hay diferencias entre uno y otro, y esta diferencia es importante a la hora de abordarlo.

El documental es un género que busca explorar un aspecto de la realidad. Tiene un sentido informativo y aunque se le califique de objetivo, toma siempre el punto de vista del director sobre el tema o el personaje que busca abordar. Por tanto, el documental requiere una investigación, un acercamiento que sirva como testimonio de aquello que desea contar.

En el reality show, no obstante, no existe interés noticioso ni tampoco un sentido informativo. Nace en la televisión pues busca el espectáculo, su fin es el entretenimiento. El reality quiere exponer las situaciones cotidianas de personas cotidianas. También se puede mostrar a las celebridades ante situaciones ordinarias.

La cuestión con el reality show es el mal uso que se le da para obtener raitings: la manipulación de lo que se muestra, el morbo de la audiencia, el voyerismo de parte de los protagonistas, los escándalos y conflictos presentados, e incluso la contratación de actores y guiones cuando la idea es la espontaneidad.

El reality más famoso del mundo es Big Brother, que es un programa híbrido porque también es un concurso. Hay muchos de este estilo: Master Chef, The Amazin Race, The aprendice, America's Next Top Model, Temptation Island, RuPaul's Drag Race, etc.

Hay otros realities shows que presentan la historia de una persona o grupo familiar. En esta categoría resaltan Keeping up with the Kardashians, The Real Housewifes of (hay de muchas ciudades Bervely Hills, Atlanta, Denver, New York, etc), The Simple Life (donde saltó a la fama Paris Hilton y Nicole Richie), Tommie Lee goes to college, The surreal life, entre otros.

Lo curioso del reality es que es muy económico de producir y es muy rentable dado que siempre garantiza una audiencia. Además, no hay límites en cuanto a los temas; se puede producir sobre inmobiliarios, de jueces y tribunales, de sobrevivencia, de cocina, románticos, de relaciones entre padres e hijos, de animales, de niñeras, sobre cambios de imagen, de inversiones... Es el tipo de programa que más existe en la televisión actual y dentro del streaming.

Soy Georgina
Copyright Netflix

Soy Georgina es un reality

Aunque exista la confusión, Soy Georgina es un reality. No busca presentar un punto de vista de su vida con profundidad (la maternidad, como influencer, como la mujer de...). Lo que se presenta es a ella en situaciones ordinarias: como madre, su relación sentimental, su relación con amigos y hermana, su (breve) pasado, las promociones que hace para marcas, sus negocios, las labores sociales que colabora, su pasión por la moda/comida y el lujo que la rodea. La polémica surge de la mirada del espectador.

La primera fortaleza del reality es la producción, que está bien cuidado y editado. Incluso las gráficas emulan el formato de Instagram, la red social que es el territorio de negocio y de influencia de Georgina. La segunda fortaleza de Soy Georgina está en la ausencia del drama y de conflictos exagerados y sobredimensionados que suele caracterizar al reality.

A diferencia de Keeping up with the Kardashians, acá se mantiene al margen las discusiones y los pleitos porque tienen bien claro cuál es el objetivo del programa. Y se agradece porque (y recuerda) la finalidad del reality es el entretenimiento. Por ende, ¿qué aspecto de Soy Georgina entretiene más? La respuesta es muy fácil: los lujos. Si hay polémica, la atención del público se vuelca hacia eso y no a lo que caracteriza a la vida actual de Georgina.

Georgina Rodriguez también es la directora de contenidos, y ella misma filtra aquello que se puede y no se puede mostrar en Soy Georgina. Sobre este punto, recae la primera debilidad del show y puede corregirse en una segunda temporada: presentar su vulnerabilidad y miedos, así habría una mayor conexión con el espectador. Puedes mostrar tus miedos sin tornarlo un espectáculo. Todo radica en el modo cómo presentarlo.

Cristiano Ronaldo
Copyright Netflix

Soy Georgina y la polémica

Hay muchos calificativos en contra de Soy Georgina: la superficialidad, el materialismo, la vanidad, en que presume la riqueza, que finge para lavar su imagen, que se dice humilde pero siempre anda en lujos/compras/viajes. Y si le sumas los comentarios de la prensa sensacionalista y de farándula... Me recuerda a todo el dilema que hubo con Megan Markle. Esto es la mirada del espectador, cargada de mucho prejuicio. Acá está la polémica.

La riqueza no es mala per se, es el uso que se le da a ella. El espectador tiene que tener cuidado sobre cómo piensa, de dónde se originan estas percepciones, y estar atento a identificar el discurso postmarxista que abunda en los medios de comunicación para no influenciarse de él. Y también en la vida diaria existe un idealismo. Todos queremos tener nuestras necesidades cubiertas y disfrutar de ellas. Lo que se ve en Soy Georgina es un idealismo desde el punto de vista del espectador que puede cruzar el umbral del resentimiento si no se toma lo que se ve como un programa de entretenimiento y nada más.

En Soy Georgina, se muestra que las riquezas y el lujo provienen del trabajo, de las inversiones, de los negocios que tienen tanto CR7 (como futbolista), Georgina (marca de ropa y joyería, que le pagan por usar en eventos y en su Instagram) como el negocio que ambos tienen (aparece un negocio capilar en uno de los episodios). Y la protagonista resalta una y otra vez que poseerlas no ha cambiado su personalidad. Este es el leit motiv que une todos los episodios. El ojo del espectador la escruta para comprobar si realmente esto es cierto.

Aquí está la segunda debilidad de Soy Georgina. Hay un desorden narrativo. Este desorden hace que el espectador salte de un tema a otro sin que exista una reflexión de la protagonista, una reflexión profunda sobre la premisa de que no existe tal cambio. El espectador no la conoce de verdad y el reality, en teoría, debería hacerlo. Pero falla porque este desorden narrativo nace del concepto de Georgina del perfeccionismo.

Es importante aclarar que ella no es que esté actuando en en el reality. Hay mucho de ella en Soy Georgina. Pero la verdadera y que hace conexión con el público es la que aparece en los bloopers al final del sexto episodio. La que se ríe, la que se equivoca, la que hace un comentario fuera de tono... En este aspecto faltó la asesoría de buenos productores que velen por el interés del producto que es el reality. Esta debilidad se puede corregir en la segunda temporada si ella decide soltarse un poco, dado que el formato de reality se presta para eso.

Soy Georgina
Copyright Netflix

Soy Georgina y el marketing

Este es el gran tema del programa. Y ella misma lo indica en uno de los episodios por medio de una palabra clave: visibilidad. La finalidad de Soy Georgina, más que lavar una imagen, es mostrar una: Georgina es más que la mujer de CR7. Pese a que interviene por medio de entrevistas ocasionales tanto Cristiano Ronaldo como sus amistades, Georgina quiere ser una marca propia y el reality ayuda en eso. Hay que esperar y ver hacia dónde se orienta esta marca.

Conclusión de 'Soy Georgina'

Si el espectador conoce a CR7 o Georgina, encontrará el programa bastante entretenido. Si desconoce quienes son, puede parecerle aburrido dado que requiere este conocimiento previo. Y tal vez ese sea este el target al que apunta la serie. Netflix ha salido muy favorecido con Soy Georgina, no solo por el product placement en todos los episodios, sino porque quiere apostar por un perfil de realities de personalidades adineradas al estilo Kardashians (ya que ellas están próximas a lanzar un nuevo show por Hulu).

Y puede que Soy Georgina sea un experimento para el streaming. Apostaron por la mayor influencer accesible de Europa (que se incluye a los fanáticos de CR7). Si se suma ambos números solo en cuentas de Instagram, es una audiencia potencial a nivel global muy envidiable. Si los números le son favorables, veremos una segunda temporada y a Georgina, esta vez, con seis hijos.

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