Poco después del estreno de Todos los nombres de Dios, Daniel Calparsoro vuelve con El correo, un thriller donde el lujo, los excesos y la ley del dinero son los ingredientes esenciales. Como hiciera con Hasta el cielo, esta es la historia de un joven ambicioso que solo piensa en salir del barrio y llegar a lo más alto. Esta vez, eso sí, el ritmo frenético de la trama y el trasfondo social consiguen un mejor producto que su antecesora. El 19 de enero de 2024 se estrena en cines de España.
Crítica de 'El correo'
Resumen
Ficha Técnica
Título: El correo
Título original: El correo
Reparto:
Arón Piper
María Pedraza
Luis Tosar
Luis Zahera
Laura Sepul
Nourdin Batan
José Manuel Poga
Stefan Weinert (François Letissier)
Geert Van Rampelberg
Alberto Jo Lee
Lara Martorell (Siena)
Elodie Barthels (Transeúnte)
Juan Pino Rodil (Convicto)
Año: 2024
Duración: 101 min.
País: España
Director: Daniel Calparsoro
Guion: Patxi Amezcua, Alejo Flah
Fotografía:
Música:
Género: Thriller. Drama
Distribuidor: Universal Pictures International Spain
Tráiler de 'El correo'
Sinopsis
Año 2002. España entra en el euro. Es tiempo de oportunidades, para los listos. Como Iván, un chaval de Vallecas al que su barrio se le queda pequeño.
Desde su puesto de aparcacoches en un lujoso club de golf de la capital, pronto dará su primer gran paso: convertirse en correo belga para una organización internacional dedicada al blanqueo de dinero. Iván empezará a transportar maletines rumbo a Bruselas y Ginebra.
Pero Iván no puede dejar de mirar hacia lo más alto. El dinero negro de verdad fluye en la Costa del Sol. Empresarios de la construcción, políticos corruptos, banqueros, deportistas, la mafia china... Iván quiere su parte del pastel.
Esta es la historia de un joven que no tenía nada y se atrevió a tenerlo todo. Hasta que todo explotó. (Universal Pictures International Spain)
Dónde se puede ver la película en streaming
Dinero fácil y ritmo acelerado
La historia de Iván Márquez (Arón Piper) ya la hemos visto cientos de veces en el celuloide. Un joven con ambición y astucia a partes iguales que busca ascender de clase social a cualquier precio. Un viaje que le despojará de humanismo y que viene con una carga moralizadora, porque después del ascenso siempre sigue la caída. El correo no pretende traer nada nuevo a esta vieja historia. Tampoco hace falta. Calparsoro acierta de entrada al centrarse en las formas y al otorgar una identidad propia a su historia mezclándola con la realidad.
En El correo todo va rápido: los coches y el dinero, pero también la narración y las imágenes, que apenas aprietan el freno en un par de secuencias. Todo acompañado idóneamente de la música eléctrica de Carlos Jean, que consigue que lo que ocurre en El correo parezca una fiesta que no acaba nunca. Una expresión que sintetiza perfectamente cómo viven los delincuentes de traje y corbata que protagonizan la película.
Cuando lo menos interesante es tu protagonista
La otra cara de la moneda es que el ágil ritmo de El correo deja el apartado dramático cojo de un pie, ya que el conflicto personal que pueda tener Iván con lo que hace es pequeño y poco trabajado. En definitiva, es un protagonista con el que nos dan pocas posibilidades para poder empatizar. Llegado cierto punto, más bien vamos a ansiar el momento en el que se le corta el grifo y le veamos caer.
Viéndola, lo más probable es que nos importe muy poco el destino de Iván y sus líos sentimentales, si bien querremos seguir mirando para ver qué ocurre a continuación. Lo que realmente interesa en El correo es ver hasta dónde llegan los excesos de Iván y compañía. En definitiva, si abordamos El correo apreciando más la forma que el fondo, sin duda pasaremos un buen rato.
Detrás de la crisis del ladrillo
Es fácil remitirnos con algunas de sus secuencias a la característica puesta en escena de Scorsese en películas de la talla de Goodfellas. Hablamos de esas secuencias en las que se nos presentan a los socios del protagonista o se nos detalla cómo funciona exactamente el negocio ilegal que vemos en pantalla. Todo conducido por la voz en off del protagonista, algo que El correo copia al pie de la letra.
Por supuesto, el máximo referente con el que El correo quiere verse reflejado no es Goodfellas y sus gángsters, sino El lobo de Wall street y sus brokers desalmados. Más claro, agua: dos jóvenes deseando hacerse de oro y sin ningún reparo en perder su humanidad ni en perjudicar con sus actos al ciudadano medio.
Lo mejor de El correo es, precisamente, que es nuestro Lobo de Wall Street ibérico. Salvando las distancias con el maestro italoamericano, claro. Y es que El correo tiene mucho de producto patrio, porque los negocios fraudulentos de Iván se enmarcan dentro de grandes tramas de corrupción que llenaron titulares en España durante la década de los 2000. Especialmente ese Olimpo de la prevaricación que se llamaba Marbella. Al mezclar a lo grande la ficción con la realidad reciente de nuestro país, El correo consigue el trasfondo dramático y social que no se logra con su historia particular, la que se centra en la relación de Iván con sus padres, en Vallecas.
Comparaciones inevitables
El correo es una película hermana de Hasta el cielo, si bien con unas cuantas diferencias remarcables. Al centrarse menos en las relaciones sentimentales del apuesto protagonista y más en su afán de hacer dinero, El correo resulta mucho más interesante. Sumemos también que su metraje más ajustado logra una propuesta más concisa que consigue evitar que el flujo continuo de imágenes nos sobrecargue.
Como en Hasta el cielo, se apuesta por poner en el foco a actores jóvenes y con gancho comercial (muchos de ellos cantera de Élite). Aunque los jóvenes (además de Piper, María Pedraza y Nourdin Batán) no hacen un mal trabajo, la película coge impulso cuando los secundarios roban las escenas. Hablamos de Luis Tosar (en un rol muy similar al de Hasta el cielo pero mucho más limitado), y, sobre todo, de José Manuel Poga -de lo más disfrutable las escenas con él en Marbella- y de Luis Zahera.
Conclusión de 'El correo'
El correo es un continuo de bacanales, corruptelas y de dinero más negro que el carbón. Presenta muchos estímulos y pocas sensaciones reales. Pero, al fin y al cabo, así es el ciclo ostentoso y vacío de la adicción al dinero. Aunque la parte dramática es floja y como thriller no se arriesga nada, El correo acierta en su ágil narración y al elevar su historia a la de la propia España en las últimas décadas.
Reportaje de El correo en Días de Cine TVE
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