"El diablo cojuelo": De clásicos y de payasos

A los payasos de Rhum les encargan hacer un clásico y se lo toman como una gran ocasión. No quieren que sus nietos se digan “Mi abuelo empezó payaso y de ahí no pasó”. Quieren que se digan: “Mi abuelo empezó payaso, pero se esforzó y acabó haciendo clásicos, que son la cultura, la dignidad y el futuro”. Eligen -porque no había otro en la librería- El Diablo Cojuelo de Luis Vélez de Guevara, subtitulado Novela de la otra vida traducida a esta. Así es como empiezan a enredarse -o, más bien, a reñir- dos tramas: la de la loca obra de Vélez -tratada con mucho respeto y con alguna libertad- y la de una compañía siempre a punto de fracasar -a lo payaso- en su empeño por llevarla a escena.

Y así es como personajes del siglo XVII y payasos del XXI levantan tejados y viajan por las tierras y los aires de una España esperpéntica. (CENTRO NACIONAL DE TEATRO CLÁSICO). 

El diablo surca los cielos de Madrid

El argumento de El diablo cojuelo está lleno de magia y aventuras. Don Cleofás, un joven estudiante, se ve perseguido por la justicia después de burlar a una dama. En su huida, se topa con una botellita que, como la lámpara de Aladino, mantiene cautivo al Diablo Cojuelo. A cambio de su libertad, el Cojuelo promete a don Cleofás ponerlo a salvo. Ambos surcan los cielos de Madrid y por magia diabólica pueden ver lo que ocurre debajo de los tejados. Esto sirve para hacer un retablo moralizante de la sociedad de la época y el relato se vuelve alegórico y simbólico. El resultado es una novela algo inconexa y con un final brusco y atropellado.

La compañía Rhum & Cia ha recibido el encargo de montar un clásico para el Teatro de la Comedia. Ellos se verían más cómodos en el Price, pero no pueden decir que no a este reto. ¿Cuál será el resultado? Pasen y vean.

Payasadas en el Clásico

Un telón circular sirve de perímetro al microcosmos donde transcurre la obra. Un círculo que evoca la arena del circo, y también la circunferencia del mundo, que es el escenario mayor donde cada cual interpreta su papel. Joan Arqué  asume el papel protagonista, el de Cleofás, pero también el de garante del orden y del mundo adulto, y responsable de que la función llegue a buen puerto. No tiene fácil poner orden entre tanto caos. Frente a él, J0rdi Martínez como el Diablo Cojuelo, y un elenco de excéntricos clowns. Roger Julià con su inigualable vis cómica para interpretar a todo tipo de personajes, especialmente a la dama burlada; Xavi Lozano capaz de convertir en instrumento musical cualquier objeto; el elegante Mauro Paganini; Piero Steiner con su discurso ininteligible pero radicalmente acertado cuando es preciso.

El trabajo escenográfico de La Closca convierte un andamiaje de madera en los cielos del Madrid barroco. También es muy original el diseño de vestuario de Nidia Tusal que conjuga el rigor de la moda del XVII con sus gorgueras y guardainfantes con la fantasía del mundo de los payasos.

Conclusión

El diablo cojuelo es uno de los retos escénicos más originales y sugerentes de la temporada teatral. La labor de adaptación de la novela  de Vélez de Guevara realizada por Juan Mayorga es excelente. Selecciona los momentos más significativos del argumento, pero sabe mantener el espíritu fantástico y moralizante de un original al que pocos se han acercado. Rhum & Cia logra seducir al público con un enfoque insólito y divertidísimo a un texto del siglo XVII, haciendo despliegue de todos los recursos del mundo de los payasos y una escenografía fascinante. El resultado es sobresaliente y altamente disfrutable para espectadores de todas las edades.

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