El pasado 6 de marzo se estrenó la obra de teatro El padre en el Teatro Bellas Artes de Madrid. Una obra original de Florian Zeller, siendo uno de los títulos más distintivos de su carrera artística. Protagonizada por José María Pou, cuenta en el reparto con Cecilia Solaguren, Elvira Cuadrupani, Jorge Kent, Alberto Iglesias y Lara Grube. Josep María Mestres ha sido el encargado de dirigir la pieza, con una adaptación y traducción de Joan Sellent. Estará en cartel hasta el 28 de abril.
Reparto: Josep María Pou
Cecilia Solaguren
Elvira Cuadrupani
Jorge Kent
Alberto Iglesias
Lara Grube
Duración: 90 min. apróx. Dirección: Josep María Mestres Versión y traducción: Joan Sellent Autoría original: Florian Zeller
Escenografía: Paco Azorín
Vestuario: Nina Pawlowsky
Iluminación: Ignasi Camprodon
Espacio sonoro: Jordi Bonet
Caracterización: Núria Llunell
Dirección de producción: Maite Pijuan
Producción ejecutiva: Àlvar Rovira
Dirección técnica: Moi Cuenca
Coordinación técnica: David Ruiz
Ayudantía de dirección: Tilda Espluga
Ayudantía de escenografía: Cesc Colomina
Regiduría y gerente de cía.: Santi Celaya
Sastrería: Tilda Espluga
Técnico de sonido: Dani Seoane
Técnico de maquinaria: Aitor Aguado
Construcción escenografía: Pascualín Estructures
Marketing y comunicación: Teatre Romea
Diseño gráfico: Santi&Kco
Reportaje fotográfico: David Ruano
Colaboradores: Barcelona confort, Montibello y Jorge de la Garza. Con el apoyo de: Generalitat de Catalunya – ICEC Institut Català de les Empreses Culturals, Ministerio de Cultura – INAEM Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música, y Next Generation EU Distribución: Sergi Calleja ([email protected]) Producción: Teatre Romea
Tráiler de 'El padre'
Sinopsis de 'El padre'
El padre es una obra de teatro que nos presenta a Andrés, un hombre de setenta y seis años, culto, socarrón y terco, que está perdiendo la memoria, pero se resiste a aceptar ningún tipo de ayuda y rechaza a todos los cuidadores que su hija, Ana, intenta contratar. A medida que trata de dar sentido a sus circunstancias cambiantes, Andrés empieza a dudar de sus seres queridos, de su mente e incluso de su propia vivencia de la realidad. (TEATRO BELLAS ARTES).
La confusión de la enfermedad
Florian Zeller es uno de los autores mejor valorados del teatro francés de los últimos años. En esta ocasión, Joan Sellent adapta la obra El padre para un montaje en castellano (y catalán), tras el gran éxito que ya obtuvo su versión cinematográfica de 2020. La esencia principal del relato se encuentra completamente intacta, adaptando algún detalle concreto, como los nombres, para hacerlo más cercano. Asimismo, se conserva el misterio en torno a lo real, lo onírico, la memoria y el olvido, haciendo patente el mensaje de la pieza en todo momento. A pesar de ello, lejos de buscar la lágrima fácil, la obra original de Zeller tiene esa composición de rompecabezas que otorga dinamismo y vida a la historia.
En ese sentido, se puede ver ese juego de sensaciones, de emociones, que va deambulando a lo largo de la obra. Sin embargo, se echa en falta que se hayan aprovechado más esos momentos de suspense, de intriga, que permitan introducir una semilla del desconcierto en el público. En consecuencia, hay una linealidad en cuanto a perspectiva, algo que contrasta con el libreto original. No obstante, el texto sigue gozando de la misma inteligencia y del mismo buen gusto, siendo una auténtica oda a las víctimas del Alzheimer, no solo a los que lo padecen, sino también a sus familiares y allegados que están al lado. Por tanto, es más un problema de ejecución.
José María Pou, un padre a la altura
Una de las razones por las que merece la pena deleitarse con El padre es la gran interpretación de José María Pou en la obra. El actor se transporta a un padre que se podría encontrar perfectamente en la cotidianidad, por lo que, se fomenta un carácter cercano. Asimismo, se potencia con la gran presencia escénica de la que goza el actor, siendo un perfecto combo, dado que se crea una dualidad entre la fuerza y la fragilidad que hay en la personalidad de su personaje. Gracias a ello, se ven las aristas en el trabajo dramático de Pou, que va hilvanando con auténtico sentimiento.
Junto a Pou, un reparto solvente, en el que hay cierta irregularidad en su resultado final. Por un lado, Cecilia Solaguren ofrece un trabajo plausible, destacando más en la expresividad corporal y facial, donde la voz tendría que vigilarla para darle los matices que demandan su personaje. Elvira Cuadrupani entrega un torrente de energía que viene bien a la pieza. Por su lado, Jorge Kent triunfa por saber equilibrar lo teatral con lo costumbrista, con una actuación verosímil y con gancho. Alberto Iglesias se pierde en una propuesta dramática algo impostada, acabando más en el arquetipo. Por último, Lara Grube da frescura, estando cómoda e invitando a estarlo a los espectadores.
El hogar
La propuesta escénica de la obra de El padre pasa por diferentes estados, donde la mezcolanza de misterio se hace tangible con los diferentes cambios espaciales. Sin embargo, su mayor fuerte es la simbología de las sillas, los cuales son un claro reflejo del hogar y del cambio. También se aprecia un diseño de iluminación exquisito, no solo por la forma en la que acompaña a la pieza desde el color, sino por el matiz y el carácter que imprime sobre las escenas. También se debe mencionar el movimiento en escena, así como las transiciones, las cuales fluyen sin ningún problema y dan cuerpo al montaje desde la visión artística.
La colorimetría de la pieza lleva a unos tonos que encajan con el mundo asfixiante en la que se encuentra el protagonista. Otro aspecto a destacar es el vestuario elegido, que logra un efecto estético entre todos los componentes del escenario. Por otra parte, el conflicto que se encuentra es la falta de puntos de inflexión, de golpes de efecto que den un cambio de energía concreto en la obra. Como se ha mencionado previamente, hay una sensación de linealidad que le pasa factura, sobre todo por el tipo de obra que es. De esta manera, se dirige hacia un ritmo llano, en el que se echa en falta un poco más de cambio.
Conclusión
El padre es una obra que homenajea a aquellos que sufren la enfermedad del olvido, con un texto que ya goza de una calidad alta. La adaptación mantiene la esencia principal y ha sabido traer los principales elementos para acercarse a la fidelidad del texto. Sin embargo, se echa en falta algo más personalidad, de perspectiva en esta versión. Por otro lado, José María Pou está estupendo, siendo su trabajo actoral de los mejores aspectos de la obra. La propuesta escénica destaca en el simbolismo y en el diseño de iluminación, le falla los golpes de efecto y otorgarle más vida a la pieza. El enclave de la fragilidad en un relato sensible con un portentoso José María Pou.