"El precio de la venganza": No Respires 2, la secuela auténtica

El precio de la venganza nos muestra cómo después de que el robo de una casa de empeño salga mal, dos delincuentes se refugian junto a una rehén en una granja remota. Sin embargo, allí dentro encuentran algo mucho más amenazante y peligroso que los policías que les persiguen. (A CONTRACORRIENTE FILMS).

No Respires 3

El precio de la venganza tiene un argumento que parece claramente inspirado en la célebre película No Respires, que dirigió Fede Álvarez y con la que tiene muchas semejanzas a nivel argumental. Otra vez un grupo de personajes que aparentemente son peligrosos se encuentran con algo mucho más terrorífico que ellos.

Lo cierto es que el El precio de la venganza no tiene vergüenza alguna en el sentido de que es una película que sabe claramente que es cine cien por cien de explotación, y no tiene reparos en bajar al fango y ofrecer al espectador lo que está deseando: secuencias de gore así como algunas secuencias de acción de lo más truculento. Se nota siempre en las películas de Ryûhei Kitamura esa parte tan pulp, que puede recordar a ciertos mangas de violencia en los que el cuerpo humano no es más que un guiñol con el que el destino trágico campa a sus anchas. Cuando crees que ya no puede superar su nivel de cafradas, la película avanza un escalón más. Y lo bueno en este aspecto, es que El precio de la venganza va siempre in crescendo, en un final que seguramente debió causar sensación en los festivales por los que pasó (incluido el de Sitges, donde se presentó en el 2022).

Troppos requemados y baja forma cinematográfica

El precio de la venganza navega por lugares mil veces vistos y tampoco se esfuerza demasiado en esconder estos tropos que ya conocemos. De hecho, en cuánto pretende explicar el sinsentido de lo que estamos viendo, la película causa risas involuntarias (o quizá es que el propio Kitamura goza de rebozarse en el barro) como son los discursos del Mad Doctor. Es gracioso eso sí, ver a actores como Emile Hirsch en un papel de psicópata totalmente desquiciado, o al incombustible Stephen Dorff, darle un toque más personal a la cinta.

Cinematográficamente si es cierto que Ryûhei Kitamura se le ven las costuras, y por momentos más que una película de serie B parece que estamos ante un producto de nivel mucho más inferior. El maquillaje, el cual el director tiene a bien mostrar en primeros planos, es un auténtico desastre, y demuestra el poco esmero que hay detrás. De igual forma tenemos una puesta en escena que cuando no sabe como mostrar la tensión recurre a estridencias formales ridículas (zooms y efectos de palpitación de la cámara).

Conclusión

El precio de la venganza es carne de catálogo de Amazon Prime. Un tipo de película que ha encontrado en este nuevo videoclub virtual una segunda o tercera vida que, de otra manera, no habría podido tener. Y a decir verdad, como producto de puro entretenimiento para los amantes del cine de terror, funciona a las mil maravillas. Lo que no quiere decir que sea la mejor película del director de origen japonés, ni de lejos.

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