"El sueño de la razón": Dignidad, genio y locura

Si unimos el título de Buero con el cuadro de Goya en el que se inspiró, El sueño de la razón produce monstruos, ¿puede haber algo, desgraciadamente, más actual en estos momentos?

Contemplamos atónitos, avergonzados ante una pérdida de la razón, un desenfoque del pensamiento, del pensamiento racional, que hace de nuestra sociedad un ser colectivo aborregado y soñoliento.

Buero la escribió en 1970, ¿qué hubiera escrito hoy al ver esta falta de inteligencia donde a situaciones complejas se dan respuestas simples y frívolas, para encubrir el discernimiento, la única arma que dispone el ser humano para comprender y ser capaz de optar?

Desde Goya a Buero, hasta hoy, esta es la trayectoria que queremos realizar y que sea un espejo donde nuestra gente vea reflejada su conducta aborregada y estúpida. Un canto al pensamiento, a la razón, a la luz de la mente que nos deje ver a través del manto de oscuridad que nos tienden las mentiras que nos crean, sin pudor y el falso oropel de las verdades adulteradas.

Buero nos habla, con dolor, con profundo dolor, con personajes históricos e inventados, sobre nosotros desde una época determinada del pasado y lo hizo para evitar la censura, ese monstruo de la razón, que hoy agazapado sigue mostrando sus garras. Pero es la España de siempre condenada al ostracismo y a la incultura. Todo con tal de no dejarnos pensar. De adormecer nuestra razón. Gracias Buero. (TEATRO ESPAÑOL). 

Los Caprichos

Buero Vallejo eligió para dar título a esta obra el grabado más icónico y enigmático de la serie Los Caprichos, El sueño de la razón produce monstruos. La escena nos muestra a un hombre dormido, un ilustrado, sobre un escritorio. Su pluma está abandonada sobre unos papeles. Sobre él, se ciernen criaturas sombrías y monstruosas. La razón, suprimida durante el sueño, no puede poner coto a una imaginación descontrolada de la que emergen las aberraciones que lo acechan.

Como el protagonista del grabado el propio Goya se vio acosado en sus últimos años por sus demonios interiores, pero también por el régimen represivo de Fernando VII. Buero Vallejo elige los últimos días del pintor antes de marchar a Francia para realizar un retrato psicológico del genio, pero también para construir una fábula sobre la dignidad frente a la opresión que trasciende el tiempo.

Dimensión ética y política

Opositor al régimen franquista, represaliado, encarcelado, recluido en un campo de concentración y condenado a muerte, Buero Vallejo logró alzarse en el 48, a pesar de todo, con el prestigioso premio Lope de Vega por Historia de una escalera. Su relación con el régimen fue ambigua. Se le permitió seguir trabajando bajo la atenta mirada de la censura. Buero Vallejo supo utilizar este espacio para realizar una constante crítica más o menos velada contra la barbarie y la opresión. Como vemos en El sueño de la razón y en muchas otras de sus obras.

De este modo, el texto es un espejo de la situación de la España de finales de los 40. Su vigencia es, por otra parte, indiscutible. El autoritarismo hoy ha mutado, como los monstruos del grabado, su forma perversa. Hoy tiene la apariencia del pensamiento único y del linchamiento público. El diálogo, la búsqueda de consenso y el derecho a la disidencia son baluartes democráticos que deben seguir siendo defendidos.

Un brillante Fernando Sansegundo

Fernando Sansegundo da vida a Goya. Envejecido, sordo y recluido en su Quinta ha pasado de ser pintor de la Corte a granjearse el rencor de Fernando VII por su oposición al absolutismo. Sansegundo nos ofrece una más que convincente recreación del genio. Cada vez más aislado y acosado por los monstruos interiores y exteriores, pero con la férrea convicción de resistir.

Ana Fernández, Jorge Torres y Carlos Martínez-Abarca conforman el triángulo que sostiene al protagonista. Ana Fernández es Leocadia, la amante del pintor. Jorge Torres es Duaso, el sacerdote que intercede por él ante Fernando VII. Y Carlos Martínez-Abarca es Arrieta, el médico liberal. Resulta sobrecogedora la manera en que logran En el plano de lo real hay que añadir a Gumersinda, la nuera, interpretada por Montse Peidro y Chema León. La sinergia del elenco logra un efecto cautivador, especialmente convincente en la manera de representar la sordera del pintor.

La puesta en escena, a cargo de Javier Ruiz de Alegría, logra combinar de forma fascinante el mundo real, tanto de Palacio como de la Quinta, con las escenas surrealistas en las que aparecen los monstruos. El uso constante de proyecciones (Álvaro Luna) ayuda a crear esa atmósfera impactante. Especialmente en las escenas que tienen a Fernando VII como protagonista. Y también en las alucinatorias, con las criaturas zoomórficas sacadas de las Pinturas Negras.

Conclusión

El sueño de la razón es una obra profunda y sobrecogedora. Nos interpela sobre la condición humana y la dignidad frente a la sinrazón. Con unas interpretaciones magistrales, especialmente la de Fernando Sansegundo, y una puesta en escena memorable, esta versión de José Carlos Plaza de la obra de Buero Vallejo es una de las propuestas teatrales más interesantes de la temporada.

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