Darío Facal crea Elogio de la estupidez a partir de Bouvard y Pécuchet, de Gustave Flaubert, para reírse de su estupidez y la de la sociedad actual. Para ello, ha trabajado mano a mano desde el inicio del proyecto con el elenco, ya que para él es imprescindible escribir con el reparto presente. El equipo llegó a desarrollar y montar más de 80 escenas, de las cuales han tenido que eliminar unas cuantas para presentar una sitcom de 2 horas.
Título: Elogio de la estupidez Título original: Elogio de la estupidez
Reparto: Agus Ruiz
Bárbara Santa-Cruz
Mario Alonso
Ana Janer
Duración: 120 min. apróx. Dirección: Darío Facal Dramaturgia: Darío Facal Diseño de espacio escénico: Darío Facal Diseño de iluminación y audiovisuales: Raquel Rodríguez Vestuario: Gadea Barceló Diseño de espacio sonoro y música: Álvaro Delgado Ayudante de dirección: Andrea Casamitjana Producción: Teatro Español y Metatarso Producciones
Tráiler de 'Elogio de la estupidez'
Sinopsis de 'Elogio de la estupidez'
Tres amigos que comparten piso intentan sobrevivir a la amistad, al amor, a las hamburguesas, a las raves, a la opinión de sus padres, al precio de los alquileres y, en resumen, a la vida. Elogio de la estupidez es una sátira que recorre las contradicciones que la mayoría de nosotros tenemos que afrontar en esta época de crisis y fanatismo. Un divertido retrato generacional que se atreve a hablar con humor del dogmatismo, la opresión, la censura, la intransigencia, la evasión, la moralidad y, en definitiva, de todas las lacras del mundo contemporáneo.
Libremente basada en la genial e inabarcable Bouvard y Pécuchet de Flaubert, y arrebatándole el título a Erasmo de Roterdam, la obra es una advertencia contra nuestra propia estupidez ilustrada, ya que, gracias a Google y a Twitter, todos somos unos imbéciles llenos de argumentos. Este espectáculo es una apología de la estupidez inevitable y la indefensión de todos los que tenemos que vivir confundidos en el caos ideológico de la sociedad actual.
Elogio de la estupidez es a la vez un canto de amor y desprecio hacia el cuñadismo internacional, la ignorancia y la necedad humana; una sátira desproporcionada que, incapaz de saber hacia donde apuntar, dispara en todas las direcciones posibles. Una divertida y grotesca celebración del repertorio de nuestra propia estupidez. (TEATRO ESPAÑOL).
Foto de Coral Ortiz
Un gran trabajo muy preciso en la construcción de los personajes
Desde el primer momento que entramos al teatro, la escenografía y el monólogo explicativo del peligro que se avecina a continuación ayuda a adentrarte en el género de Elogio de la estupidez, una sitcom con unos personajes un tanto estúpidos que buscan su felicidad de forma patosa y sin éxito.
Hay momentos de amor y odio hacia los personajes durante toda la obra. A veces les abrazarías, otras les pegarías un tortazo y otras desearías que no hubiesen abierto la boca, por vergüenza ajena, básicamente. Además, podrías llegar a pensar que son los mismos personajes el arquetipo de cada uno de los intérpretes elegidos. El trabajo de este elenco es muy preciso en la construcción de los personajes y con un gran ritmo en los diálogos.
Foto de Coral Ortiz
La maravillosa idea de tener una cama hinchable para entrar en el escenario
El texto deja pocos temas de la actualidad sin incluir, hablando de todos ellos paralelamente y sin declarar una opinión concreta, lo que permite la duda en el espectador. Y, la cantidad de gags, aunque algunos demasiado típicos, hace imposible que no te sientas identificado con los personajes o con alguna de las situaciones que viven.
Cabe destacar, el trabajo corporal y las coreografías de entrada y salida del escenario, las cuales son elocuentes a la par que elegantes y divertidas. La cama hinchable, una rampa de skate y los demás elementos incluidos añaden comedia a las transiciones, aunque éstas en ocasiones pueden ser repetitivas por el patrón de la estructura de Elogio de la estupidez y la cantidad de escenas.
Foto de Coral Ortiz
Conclusión
Darío Facal presenta el proyecto que, posiblemente, sea el mejor de su trayectoria profesional hasta la fecha. Una sitcom de dos horas muy divertida y dinámica con un elenco homogéneo y muy correcto. Aunque es posible que haya escenas que podrían haberse acortado y/o descartado, Elogio de la estupidez ha conseguido ser una comedia para todos los públicos que le podrías recomendar a tu amigo actor o a tu hermano economista.