Enrique y Meghan (en inglés Harry & Meghan) es una serie documental producida y estrenada en Netflix. Los primeros 3 episodios fueron lanzados bajo el título "primera parte" el 8 de diciembre, y los siguientes el 15 de diciembre con el nombre "segunda parte" (de un total de 6 episodios). Tienen una duración entre 50 y 60 minutos cada uno. La directora es Liz Garbus, quien se dedica a los  documentales.

Desde el estreno de Enrique y Meghan, la polémica inunda las redes sociales y artículos de la prensa (en especial las del Reino Unido), debido a la importancia de la pareja, ambos duques de Sussex y su dramática separación de la casa real británica. De ahí, que existan un sin fin de debates que caen en el cliqué maniqueista: son los héroes o villanos de la historia. Por eso conviene analizar Enrique y Meghan desde los diversos subtemas despiertan todo tipo de comentarios.



Enrique y Meghan

Crítica de 'Enrique y Meghan'

Ficha Técnica

Título: Enrique y Meghan
Título original: Harry & Meghan

Reparto:
Príncipe Harry Windsor
Meghan Markle

Año: 2022
Duración: 58 min.
País: Estados Unidos
Director: Liz Garbus
Guion:
Fotografía: Axel Baumann
Música: Gil Talmi
Género: Documental
Distribuidor: Netflix

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Tráiler de 'Enrique y Meghan'

Sinopsis

En esta serie documental de una exhaustividad sin precedentes, los duques de Sussex cuentan su versión de su conocida historia de amor. A lo largo de seis episodios, la serie analiza los inicios clandestinos de su relación y los problemas que les hicieron sentirse obligados a abandonar sus funciones en la institución. No se limita a la historia de amor de una pareja, sino que retrata nuestro mundo y cómo nos comportamos los unos con los otros. Para ello, cuenta con los testimonios de familiares y amigos —muchos de los cuales nunca habían hablado públicamente de ellos— y de historiadores que comentan el estado actual de la Commonwealth y la relación de la familia real británica con la prensa. Enrique y Meghan es una visión inédita de una de las parejas más polémicas de la historia reciente. Dirigida por Liz Garbus, cineasta aclamada por la crítica, nominada dos veces al Óscar y ganadora de dos premios Emmy.

Dónde se puede ver la serie en streaming



La docuserie Enrique y Meghan

El discurso de Enrique y Meghan versa sobre  su matrimonio, los problemas dentro de la institución, su separación como miembros de la familia y su actual vida en California. Estamos hablando de una biografía y está narrado en orden cronológico.

Los protagonistas son los duques de Sussex, Enrique y Meghan. Participan como entrevistados la madre de Meghan, Doria Ragland, y la sobrina Ashleigh Hale. Hay 16 amistades que dan su punto de vista, entre ellos Serena Williams, el príncipe Seeiso de Lesoto, Vicky Tsai, Nick Collins y Tyler Perry. También hay periodistas como Afua Hirsch o el constitucionalista Robert Hazell. Con estos últimos, la intención es contextualizar algunos subtemas. La familia real aparece por medio de las imágenes de archivo pero no fueron entrevistados, ni ellos ni tampoco algún funcionario de la institución. Según los productores, estos se negaron a participar.

Enrique y Meghan se apoya con imágenes de archivo de las televisoras, fotografías y videos personales de la pareja. Vale acotar que los niños no se les muestran el rostro, se busca cuidar su identidad.

Como la historia es cronológica, puede parecer pesado, lento y por momentos tedioso de seguir. Y esto es responsabilidad de la directora, quien determinó que el ritmo lo lleve los protagonistas y no ella. Esta misma historia podía mostrarse de una forma más atractiva y con diversos puntos de vista más neutrales. El ritmo es entonces la primera debilidad de Enrique y Meghan. Una que les juega en contra.

La crítica financiera

Netflix pagó a la pareja una suma de 100 millones de dólares por la primicia. Un acuerdo que muchos critican pero no conocen que es una condición que impuso la compañía para permitir que Enrique pueda producir sus proyectos infantiles.

La crítica financiera de parte de la audiencia refleja el prejuicio que siente por ellos. Se puede entender que Enrique y Meghan prefirieran tener el control de su historia a que alguien se atreva a hacer alguna pieza audiovisual sin su consentimiento. Ejemplo de esto es lo ocurrido con la miniserie Pam & Tommy, que no tuvo el permiso de Pamela Anderson para usar su nombre ni su vida, y aún así los creadores siguieron adelante con la producción bajo la excusa de la libertad de expresión. Ante el temor, es preferible asumir el riesgo.

Como espectador puedes pensar que es contradictoria la docuserie cuando exclamas que quieres tu privacidad. También es cierto que Enrique y Meghan tienen derecho a hacer con su vida lo que quieran. Entonces, ¿por qué quieres decidir por ellos? ¿Cuál es el problema con el dinero? Muchos entrevistados en los programas de variedades  o revistas, también se enriquecen por hablar de otros. Los paparazzi, el guardaespaldas que comenta con los tabloides, la vecina que le informa al periodista... En esta industria, cualquiera saca provecho a costa del otro.

Muchos cuestionan cómo Enrique y Meghan sobreviven económicamente. Este punto no se menciona y es una debilidad intencionada (para evitar, tal vez, el desvío de la atención). Pero la audiencia debe recordar que Meghan fue actriz, tenía sus negocios en la moda e inversiones por su cuenta. Enrique tiene herencias, una jubilación como militar, recibía un salario por los servicios a la monarquía y  negocios por su cuenta. Cuidado con la crítica financiera porque puede interpretarse como resentimiento hacia los ricos.

Enrique y Meghan Netflix
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La familia en Enrique 

El subtema del romance entre Enrique y Meghan está presente así como el matrimonio. Pero el primero que se desprende de esto es la familia, subtema que atraviesa la historia personal de los protagonistas.

En Enrique y Meghan, ambos provienen de familias divorciadas, cada uno con heridas de la infancia que son palpables en cada episodio. En cuanto a Enrique, su primera familia es Diana, Carlos y el hermano Guillermo. Diana está presente en todo el documental, no solo como paralelismo del sufrimiento que  llevó con los paparazzi y la monarquía, sino también por cualidades que Enrique ve en su esposa.

Sobre este punto, resalta la crítica del público por considerar que Enrique encarna el complejo de Edipo a través de Meghan. Y esto es así debido al montaje del episodio en cuestión y las palabras usadas por Enrique durante esa escena. En los episodios finales, se aclara que él admira en Meghan aquellas cualidades que ya admiraba en su madre. Acá está la segunda debilidad pues la directora es la responsable por no tomar el control de la narrativa para evitar esta confusión.

Enrique menciona a su padre aunque poco aparece en la docuserie. Con Guillermo, entra una rivalidad (otro subtema), al menos no de forma tan frontal. La rivalidad se menciona por medio de la institución monárquica (otro subtema), aquella que busca favorecer a unos sobre otros por la popularidad ante la prensa.

La muerte de Diana dejó una herida en Enrique que es visible. En Enrique y Meghan, él indica que tiene bloqueado los recuerdos con su madre pero sí tiene presente aquellos de cómo ella enfrentaba a la prensa y cómo sufría el asedio y luego el abandono que vivió después del divorcio de Carlos. Luego, como adulto,  Puedes concluir que tener todos los recursos para el poder no significa que tengas la capacidad para ejercerlo. Es la gran ironía en Enrique. Esta frustración llega al límite con las circunstancias que atraviesa Meghan.

La familia en Meghan

En cuanto a Meghan, la historia es similar: padres divorciados, ella vivía alternadamente en cada hogar de sus padres. Hija única de parte de madre y su poca relación con la hermana de parte de padre, propició el deseo de una familia grande. Y este deseo se concretó con su matrimonio. Las palabras que utiliza Meghan para describir este anhelo se asocian más con el idealismo. El peligro de idealizar es que esperas que el entorno cumpla ese rol y al no ocurrir, llega la decepción. Por medio de estas escenas vemos los subtemas de la inseguridad, la identidad y el choque cultural. Incluso hay otro muy sutil unido al choque cultural: la identidad del inmigrante.

Meghan es la única responsable de su sufrimiento, no solo por exigir al otro lo que no podía darle, sino porque sabía como mujer adulta que no se casaba solo con Enrique sino también con toda una institución. Esa institución tiene reglas y ella (como nueva integrante), debía adaptarse. Es muy cierto que esos ambientes son estrictos y rígidos; y una persona independiente tiende a cuestionar el espacio que puede ocupar y cuan moldeable debe ser para encajar. Lo que le ocurrió a Meghan luego (la depresión y el intento de suicidio que son subtemas) ya no es solo su responsabilidad pues la familia extendida podía apoyarla o darle las herramientas. Pero acá viene de nuevo el choque cultural y la visión de la monarquía como institución.

El constante melodrama en torno a la dinámica de Meghan con la familia real generó otra crítica del público: el victimismo. No escuchamos su punto de vista sobre qué hizo ella como adulta para intentar romper esta barrera que posee la familia real en cuanto a lo emocional, sea por herencia cultural o incapacidad personal para lidiar con esto. A diferencia de Enrique, quien aceptó en dos oportunidades conductas erroneas en su pasado (la bandana nazi y no apoyar a su esposa en su depresión), a Meghan no se le escucha aceptar algún error, lo que le faltó por hacer o alguna imprudencia. Esta es una debilidad en sí y que marca una distancia con el espectador.

Pero también hay una fortaleza: Meghan no tiene pudor al hablar de sus emociones ni de la depresión, el suicidio o el aborto espontáneo. Es una fortaleza no solo por la empatía que causa en el espectador sino también porque humaniza unas dolencias  que todavía en nuestra época existen prejuicios.

Enrique y Meghan Netflix
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El racismo

Este es otro subtema muy explorado en Enrique y Meghan. Se repite la importancia de Meghan como mujer estadounidense biracial dentro de una monarquía británica de tradición blanca. El argumento de la esclavitud fue usado de forma exagerada. No se revela el ataque racial dentro de la familia real, como sí se indicó (sin revelar nombres) en la entrevista con Oprah. Pero el ataque racista, en la docuriserie, se le imputa a la prensa.

Es cierto que existe un impacto en la comunidad africana por ver a uno de sus miembros dentro de un ambiente  relevante para la sociedad. Es una representación y demuestra mayor apertura no solo a la raza sino también a la cultura y a nuevas perspectivas de pensamiento. Con Meghan dentro de la monarquía, es más fácil visibilizar y hacer consciente mayores problemas para esta comunidad.

Lo que si puede verse como una debilidad es la expresión "Meghan como símbolo social" porque se cae en el idealismo o generar el efecto contrario: el repudio (que ocurre actualmente). Y esto tiene que ver también con el PR (Relaciones Públicas) que buscó proyectar a Meghan en su momento como algo fresco y "nuestro". Meghan es solo una persona y faltó astucia y cautela ante esos ambientes donde reina una profunda competencia. Hollywood no es la Corona. Meghan no es la única responsable, también su esposo.

Enrique conoce perfectamente como opera  el palacio, y debió contar con un equipo en comunicaciones de su confianza desde el principio. Pero faltó astucia, faltó jugar el Juego de Tronos. Faltó la iniciativa porque (se puede deducir) que Enrique ya quería salir de ahí.

La prensa y la institución

Las grandes acusaciones y conflictos dentro de Enrique y Meghan, recaen en estos dos subtemas. Su relevancia es tal que son contrapuestos como los villanos. En la serie sueca Borgen, se plantea a la prensa como el cuarto poder, donde su influencia no solo arrastra la vida política sino también modifica y conduce a la sociedad. Esta idea ayuda a entender el argumento usado en la docuserie.

Los paparazzi, los tabloides, los representantes de las comunicaciones en el palacio real, funcionan (según la opinión de Enrique) como una simbiosis, donde uno necesita del otro -y viceversa- para existir. En esta relación donde uno alimenta al otro, pareciera no haber ningún límite en su actuación. De ahí el asedio constante por imágenes de la pareja, por invadir la intimidad (el caso de la carta a su padre) o la privacidad (entrar a la propiedad en Canadá), los comentarios difamatorios, (el llamado Megxit) o racistas, el cyberbullying... son solo ejemplos de una lista larga de las actuaciones sin límites éticos.

La noción de información es sustituida por la del espectáculo. Acá existe la mayor carga emocional de la pareja y hubiese sido interesante enfocar toda la serie sobre este punto. Es la mayor fortaleza y debilidad puesto que el subtema es importante pero se pierde por la falta de investigación de parte de la directora o de los propios Enrique y Meghan.

Los ataques hacia Meghan son reales, la opinión pública aumenta su odio hacia ella. Cabría preguntarse si esto se debe a la persona per se, alguna conducta, a la raza, por ser extranjera; fenómeno que se repite en todas partes del mundo pero que en el Reino Unido crece luego del Brexit. O incluso, como se llega a afirmar en la docuserie, Meghan es el chivo expiatorio de algo más que se desea ocultar.

Harry Windsor Netflix
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Conclusión de 'Enrique y Meghan'

El tema de Enrique y Meghan es la libertad de expresión. Ambos ofrecen su perspectiva de aquello que el mundo ha romantizado como la vida de la monarquía. Ellos, desde su experiencia, han decidido contar para que el público pueda tener otro conocimiento. Como es un punto de vista, no existe la verdad. Lo que reseña actualmente la prensa o las redes sociales, ninguno representan la verdad absoluta.

Los llamados "expertos en la realeza" son opiniólogos, solo hablan de lo que creen que ocurre en el palacio. Por ende, depende de ti que formes y forjes un pensamiento crítico en torno no solo a Enrique y Meghan, sino a todo lo que consumes por los medios. Así podrás ver al otro como es, una persona y nada más. Es la mejor lección que nos deja la docuserie.

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