Escribir puede convertirse en un asunto muy peligroso para quien lo ejerce. No es el hecho de que mecanografiar o usar la pluma tenga efectos nocivos, sino aquello que los escritores sueñan. Porque todo parte de una idea que se vuelve realidad al plasmarse sobre la inicial página en blanco. Y quien se acostumbra a que esta brote con facilidad de su mente puede sufrir el miedo al vacío. Todo esto es parte del proceso creativo de un escritor.
El cine ha mostrado en repetidas ocasiones el lado más irritante del creativo. Algunos títulos se centran especialmente en el tormentoso momento en que se encuentra un escritor con sus alucinaciones. A continuación, una selección de películas del subgénero más valoradas por la crítica y público.
Resumen
Un motivo por el cual escribir
Como en cualquier otro oficio, el escritor trabaja arduamente para poder vivir de ello. Al ser una carrera creativa o artística, depende mucho de los resultados de sus proyectos para conseguir el éxito. Y esto es lo que puede provocarle una reacción de bloqueo mientras está trabajando. Bien porque el ingenio se agota, bien porque ha tenido un éxito prematuro y ahora sus rentas están escaseando. Por eso, se trata de un oficio que requiere continuidad y un éxito constante.
Esta crisis creativa de la que hablamos le sucede, por ejemplo, a Calvin Weir-Fields en Ruby Sparks (J.Dayton, V.Faris, 2012). El personaje que interpreta Paul Dano es un niño prodigio precisamente con éxito prematuro con una novela publicada. Pero su vida amorosa es un desastre; situación que le afecta hasta el punto de bloquear su capacidad creativa. Entonces, consigue crear a Ruby Sparks (Zoe Kazan), una chica imaginaria convertida en su fiel compañera de carne y hueso. Pero esta creación termina suponiendo un dilema moral para el autor al manipular la realidad y los deseos de Ruby. Un caso claro de que hay un motivo por el cual escribir y creer en sus posibilidades sanadoras.
Sin embargo, obsesionarse mucho con el trabajo puede ser contraproducente. Es cierto que a veces no es cuestión propia, sino del entorno. Como le ocurre a Jack Torrance, el famoso personaje de Stephen King con el que Jack Nicholson aterró al espectador. En El resplandor (Stanley Kubrick, 1980), Torrance es un escritor que prepara su nueva novela. Por eso, se instala con su familia en un gran hotel en Colorado para pasar el invierno y escribir. Aunque pronto comienza a sufrir trastornos de personalidad… Que junto a extraños fenómenos paranormales hacen entrar en pánico a su hijo Danny.
El bloqueo mental
Para escribir, el autor necesita un espacio limpio y amplio. Y sin molestias de nadie. Como el mencionado Jack Torrance, el personaje de Barton Fink (Hermanos Coen, 1991) también se encierra en un hotel infernal. El personaje que interpreta John Turturro se sitúa en el Hollywood de los cuarenta preparando un guion sobre un luchador. Allí sufre un agudo bloqueo mental con tanta distracción. Por suerte, otro huésped, vendedor de seguros, el grandullón de John Goodman, aparece con la intención de ayudarle.
En la misma ciudad, Los Ángeles, pero a principios del siglo XXI, se sitúa Adaptation (Spike Jonze, 2002). Traducida aquí como El ladrón de orquídeas. Relata la crisis en la que vive Charlie Kaufman después de la nominación en los Óscars de su anterior guion. Este personaje es el alter ego del propio guionista homónimo, pero en la ficción tiene un hermano gemelo llamado Donald. Ambos personajes, interpretados por el siempre sobreactuado Nicolas Cage, son guionistas; Donald, menos exigente. Mezcla entre ficción y realidad, Charlie se inspira en un libro de no ficción de una escritora del New Yorker. El cual trata sobre un jardinero mellado de Florida en busca de la orquídea fantasma. Una historia en bucle que muestra firmemente la locura de la que puede enfermar un escritor.
Otro recurso para inspirarse cuando las ideas no fluyen es la realidad ajena. El problema viene cuando el escritor intenta manipularla, con el peligro que eso conlleva. Como la historia de Álvaro, que deja a su mujer y renuncia a su trabajo en una Notaría de Sevilla. Se instala en un piso sin amueblar para escribir una gran novela mientras acude a un curso de escritura. Allí recibe buenos consejos. Pero estos los lleva a la práctica, de forma truculenta, para transcribirlos, provocando algunos sucesos en su comunidad de vecinos.
Acabar su novela
Y así, el personaje que interpreta Javier Gutiérrez se convirtiéndole en un autor… Criminal. Adaptación de la primera novela de Javier Cercas, con el título El autor (Manuel Martín Cuenca, 2017). Algo así también le ocurre a la novelista protagonista en Más extraño que la ficción (Marc Forster, 2006). El papel de Emma Thompson tiene como objetivo acabar su novela, la cual considera la mejor obra de su trayectoria. El problema llega cuando hay que matar al personaje principal, el cual cobra vida con cara de Will Ferrell.
También hay casos en los que, para vivir como escritor, hay que aceptar encargos. Son los escritores fantasma –denominados en español, peyorativamente, negros-. Polanski dirigió un thriller espectacular con Ewan McGregor en el papel del escritor. Su misión, terminar las memorias del primer ministro británico Lang, interpretado por el ex-James Bond Pierce Brosnan. Y por eso acude a entrevistarlo en una isla de la costa este estadounidense. Sin embargo, el escritor asume riesgos al tratarse de un trabajo que le ha costado la vida a su antecesor. Una vez allí, un escándalo sobre las cloacas del estado recae sobre el político. Lo cual atrae la movilización de la opinión pública a su residencia. Por lo que el texto acaba siendo como un santo grial.
En otros casos, es el lector quien toma partido en la vida del escritor. En otra adaptación del infinito Stephen King, el personaje de Kathy Bates secuestra a su autor favorito por accidente. El mismo había terminado con la vida de su personaje best-seller, con la intención de escribir otras historias. Paul Sheldon, interpretado por James Caan, sufre un accidente en coche mientras volvía de su casa en la nieve en Colorado.
No todo es tragedia en la vida de un escritor
Rescatado por la enfermera Annie Wilkes, quien intenta por todos los medios que resucite en el papel al personaje muerto. Un thriller casi terrorífico que dirigió Rob Reiner en 1990, Misery. Aunque no todo es tragedia en la vida de un escritor. Existen ejemplos en los que el escritor se retira muy joven para vivir la vida a golpe de fiestas.
La gran belleza (Paolo Sorrentino, 2013) es un notable film en el que destaca la interpretación de Toni Servillo. Se trata de Jep Gambardella, un romano sexagenario que pulula por palacios y villas de su ciudad. Allí tiene encuentros con toda la casta social, de arriba abajo. O ejemplos como el de Paterson (Jim Jarmusch, 2016), obra singular sobre anónimos en una ciudad homónima de New Jersey. Para liberarse de la realidad más gris, un conductor de autobús de línea anota poesía en sus ratos libres.
Desde luego, escribir es un talento, pero también un trabajo como cualquier otro. Hay que animarse a ser constante. El sacrificio finalmente tiene recompensa. Simplemente, no hay que obsesionarse con aquello que estés creando. No vaya a ser que la realidad supere la ficción.
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