"Falsestuff. La muerte de las musas": Explota la cabeza

Falsestuff La muerte de las musas nos presenta a André Fêikiêvich, un falsificador de arte empeñado en captar a la perfección la esencia de las obras que falsifica. Esta sublime capacidad se convertirá progresivamente en una obsesión que le llevará a explorar hasta límites insospechables su práctica. Los actos fraudulentos de André, despertarán la furia de Boris Kaczynski, un reconocido y peligroso connoisseur de arte, que en el intento de atraparlo se dará cuenta que las pistas que sigue han sido falsificadas hasta el punto que le resultará imposible distinguir realidad y falsedad. (CENTRO DRAMÁTICO NACIONAL). 

El espectáculo del teatro

Nao Albet y Marcel Borràs siguen demostrando en Falsestuff La muerte de las musas que son dos de los mejores creadores teatrales del panorama actual. Después del gran éxito que supuso "Atraco, paliza y muerte en Agbanäspach", regresan con una locura escénica donde combinan multitud de estilos, realizan varias referencias a distintas piezas y logran cultivar con un lenguaje propio. Por ello, desde la propia reflexión del significado de copia y original, se explora una pieza que tiene absolutamente de todo, canciones, explosiones, distintos idiomas, todo ello combinado con una comedia exquisita. Así, el espectador se introduce dentro de la historia de principio a fin, viéndose una construcción que ya inicia incluso antes de subir el telón. Nada es gratuito y lo que lo parece, deja de serlo, una fantasía absoluta.

Puede que haya algunos detalles que se podrían pulir, pero, tal vez, hacerlo haría que se perdiera la magia. Lo que convierte esta pieza en redonda es el riesgo que se toma para ofrecer una experiencia que va más allá de la simple coherencia o de la sorpresa, atreviéndose a ir a por todas sin necesidad de buscar el beneplácito de todos los públicos. Gracias a ello, se transforma en un espectáculo absoluto, del que emana una narrativa inteligente, perspicaz, ácida y llena de dinamismo. No tiene miedo a ser exagerada, demasiado, dar teatro por ser teatro, sin descuidar en ningún momento la palabra ni la intención. Una de las mejores obras de esta temporada 2022-2023, que la coloca entre aquellos títulos que merecen ser vistos, al menos, una vez.

Original y copia

Uno de los motivos por los que destacan las producciones al mando de Nao Albet y Marcel Borràs es la conjunción de un reparto del que se aprovecha todo, en especial, su labor en conjunto, formando un órgano en sí mismos. Por ello, a pesar de dar cada uno una interpretación distinta, todos ellos elaboran una sinergia con su compañero, de forma que es casi impensable no pensar ene ellos como un solo intérprete. De forma individual, Albet y Borràs se encuentran en su salsa, se dejan llevar por la acción y viven a gusto sobre la escena. Después, Naby Dakhli realiza una evolución ascendente, que le posiciona en un lugar muy bien valorado al ojo del público. Pura acción.

Thomas Kasebacher y Joe Manjón se transforman sin ningún problema, van deambulando con atino y con pasión por la historia, conectando a la perfección con lo que sucede a la par que con sus compañeros. Después, Johnny Melville es un torrente en estado puro, aprovecha esa personalidad tan marcada para convertirse en imprescindible. Su energía transporta rápidamente a los asistentes a lo que desea transmitir. Diana Sakalauskaité es magnética, tiene una personalidad única, protagoniza una de las escenas más atrayentes de la pieza. Por último, Laura Weissmahr y Sau-Ching Wong culminan el reparto con dos interpretaciones llenas de vida, expresividad. No se conforman con cumplir, sino que exprimen todo el baremo que les permite sus distintos personajes. Con lo cual, se agradece su transformación, en especial, en el caso de Weissmahr. Mención especial a Pedro Azara, sin dar más detalle.

Ilusión

Ya es sabido que las producciones del Centro Dramático Nacional proponen experiencias muy ambiciosas, con construcciones que hacen vivir la fantasía de las grandes producciones entre los espectadores. Sin embargo, no siempre llegan con una justificación más allá de mostrarlo visualmente. Por ello, se aplaude que obras como Falsestuff La muerte de las musas incorporen estas posibilidades a la propia historia, otorgándole ese sello de espectacularidad al mismo que tiempo que lo incorporan con sentido dentro del libreto. Así, se fabrica un universo en el que se viven distintos estilos artísticos, siguiendo en consonancia con esa mirada hacia la “caricatura” o al “homenaje” de los distintos géneros teatrales. No solo la escenografía goza de un diseño de altura, sino el vestuario y los diferentes objetos que conforman el atrezzo.

El movimiento en escena, junto con la transformación del espacio, dotan a la pieza de vida en constante cambio, lo que hace que no pierda la atención del público en ningún momento. Los sobretítulos no estorban, lo que hace que sea posible esa particularidad de hablarse varios idiomas en la misma escena. También ha sido una decisión muy positiva el uso del audiovisual y la música, dado que no solo se utilizan de una sola manera, sino que se incorporan planteamientos que van desde la cámara en directo hasta los fuera de escena, desde el musical al thriller. Para terminar, indicar que su duración no le afecta negativamente, dado que fluye sin ningún problema, es una delicia que controla totalmente sus tiempos y triunfa por ello. Una maravilla técnica y artística, puro espectáculo, sin perder la coherencia.

Conclusión

Falsestuff La muerte de las musas es una maravilla, una de las experiencias teatrales más completas de esta temporada 2022-2023, llevándola ante lo más alto del panorama teatral. Por tanto, Nao Albet y Marcel Borràs logran sorprender, una vez más, con un universo propio, que arriesga, que va hasta el final con su mirada. Además, cuenta con un elenco espléndido, que forman un solo cuerpo que brilla en todo momento. Técnica y artísticamente es una exquisitez, una propuesta ambiciosa que engancha, que aprovecha sus grandes estructuras para dar un regalo artístico a los asistentes. Una fantasía. Ni buscan complacer, ni sorprender, pero lo hacen, expresando su arte hasta el final, siendo una delicia ante los ojos del público.

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