"Fundamentalmente fantasías para la resistencia": Hay que asentar el suceso

Fundamentalmente fantasías para la resistencia nos lleva a KYIV, marzo de 2022. Patricia es una autora y directora de teatro que ha convertido el local de ensayos de su compañía en un refugio. A pesar de la invasión rusa, sigue creando historias para mantener unidos a sus seres queridos y alejar a su hija Olena de los comités de defensa. La directora propone inventar una obra que se titule Pin, Pan, Putin. Aunque ensayar durante una guerra supone una gran dificultad, la compañía avanza en la construcción de la historia. Sin embargo, a partir del momento en el que muere el personaje de Putin, todo se transforma en un gran caos. (CENTRO DRAMÁTICO NACIONAL). 

Una idea bien planteada, una ejecución menos cuidada

Alfredo Sanzol es uno de los dramaturgos mejor valorados del panorama teatral actual, además de ser el director artístico del Centro Dramático Nacional. Su trayectoria avala su calidad como creador de historias, por lo que Fundamentalmente fantasías para la resistencia se había convertido en uno de los títulos más esperados de esta temporada. Sin embargo, a pesar de partir de una idea muy interesante, como es la posición de la cultura en los sucesos bélicos, Sanzol no se lanza al fango y se queda en un relato que no logra sostenerse lo suficiente. Por tanto, el espectador se encuentra ante una recreación del horror – la guerra de Ucrania – en paralelo a distintos alegatos sobre por qué seguir haciendo teatro es importante en este tipo de conflictos sociales. A pesar de entenderse el razonamiento, no consigue que el público entre en él.

Por ejemplo, en el primer monólogo que presenta el personaje de Patricia, se ve un texto fácil, algo que se desea oír, pero que no resulta nuevo para los asistentes. Por lo que, en consecuencia, da la sensación de ser oportunista, en vez de reivindicativo. Aun así, cabe mencionar que tiene escenas realmente buenas, en especial, aquellas en las que interviene la comedia. Por lo que, se hace lo suficientemente entretenida para ser digerible para los espectadores. Asimismo, se hace presente la simbología y los referentes de Sanzol, incluyendo ese amor por el teatro clásico. Se puede intuir que si se hubiera dejado reposar más tiempo, hubiera logrado dar con la tecla. Con lo cual, el resultado en su conjunto muestra la necesidad de establecer una cohesión más sólida, una idea alejada de la corrección política y especificar sus verdaderas intenciones.

Reparto diverso

Varios rostros de Fundamentalmente fantasías para la resistencia son reconocibles en la obra de Sanzol, al haber podido verles en otras producciones como “La ternura”. En su conjunto, logran un trabajo eficaz, cumplen con lo que se les pide, aunque arrastran las flaquezas del texto. Para comenzar, Paco Déniz ofrece una labor en la que sabe aprovechar esos momentos de ingenuidad, de comedia, dejándole dar a sus personajes una exageración que les permite sorprender a la audiencia. Por ello, consigue que no se quede estático. Después, Elena González interpreta de una manera sobria, plausible, donde, tal vez, se eche en falta algo más de visceralidad. Aun así, mantiene un estilo verosímil. Juan Antonio Lumbreras está soberbio, una de las mejores interpretaciones de la obra, se come absolutamente el escenario. Gracias a ello, sus distintos personajes adquieren un luz muy especial, que encandila al patio de butacas.

Javier Lara transmite esa rudeza, esa intranquilidad, ese desasosiego, viéndose, seguramente, una de las labores más dramática de la pieza. Se agradece su presencia y la personalidad que transmite sobre las tablas, otorgándole un atractivo que casa a la perfección con su personaje principal. Por otro lado, Pablo Márquez cumple con lo que se le pide, se podría ir un paso más allá y estar más presente en escena. Por su lado, María Moraleja presenta puntos hilarantes, despuntando en varias escenas. Julia Rubio muestra un avance muy positivo, con respecto a trabajos anteriores, viéndose que cada vez controla mejor su expresividad, su dicción. Un trabajo notable, que augura su crecimiento en la industria. Pepe Sevilla está excelso, otra de las grandes interpretaciones, mediante una gestualidad impoluta, junto a una soltura y naturalidad brillantes. Por último, Natalia Hernández y Eva Trancón demuestran su calidad actoral, aunque no sean sus mejores papeles.

Una gran construcción donde falta alma

No se puede negar que la producción detrás de Fundamentalmente fantasías para la resistencia logra una puesta en escena de gran envergadura, donde se aprecian varios cambios de escenarios sorprendentes y que dan mayor movimiento a la pieza. Así, comienza con una estructura horizontal, que expone la ansiedad y el encierro, situando al espectador espacialmente en Ucrania. Tras ese inicio, se desvela una evolución en el que se aprovecha el espacio escénico en su máxima esplendor. Visualmente, se consigue que sea artísticamente atractivo. Sin embargo, se echa en falta que haya más alma, que las emociones se puedan transmitir. Aun así, la dirección triunfa en varias escenas llenas de comedia, haciendo un buen uso del humor físico y el dinamismo que les exige la escena. También se valora el diseño de vestuario, el cual realiza un trabajo muy conseguido y cuidado.

El ritmo de la obra es irregular, no llega a hacer aguas, pero sí se presentan fluctuaciones que hacen la obra menos precisa. Por ende, acompañando a su duración, le repercute en la fluidez con la que transita la pieza. ¿Es aburrida? No, pero tampoco es un entretenimiento o reflexión que logre captar la atención de los asistentes durante toda la pieza. En consecuencia, se producen momentos de desconexión, que provocan que la sensación sea fría tras haber finalizado la pieza. Lo mismo sucede con algunos detalles, como las alas, donde no se va hacia la ridiculez, pero tampoco se realiza una construcción realista, sino que se queda en el limbo. A pesar de ello, hay aspectos destacables, que hacen que se siga apreciando la labor de Sanzol, aunque no sea su obra más pulida, como la música.

Conclusión

Fundamentalmente fantasías para la resistencia no logra la solidez que necesita para ser rompedora y cae en la corrección política que no busca. Por ende, se puede ver una intención interesante que no logra sostenerse, al faltar más solidez para obtener unas tesis más interesantes y menos simples. En consecuencia, se ve la influencia de Sanzol en el libreto, así como su universo simbólico, pero se pierde en la profundidad que sí ha mostrado en otros trabajos.

Después, el reparto logra un trabajo plausible, con interpretaciones muy buenas, como las de Juan Antonio Lumbreras y Pepe Sevilla. La propuesta escénica llama la atención por una producción de gran envergadura, donde brilla la comedia física y las escenas de mayor movimiento. Aun así, le falta alma y no se aprovechan todas las posibilidades. Las intenciones no llegan a buen puerto ante un producto que, al igual que algunos platos de primera, debería haberse dejado macerar.

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