Leonie Krippendorff realiza su segunda película como directora y tercera como guionista, bajo el título de El despertar de Nora (Kokon). Este film de descubrimiento sexual ha obtenido una muy buena recepción, estando presente en algunos de los festivales más prestigiosos. Por ejemplo, estuvo nominado al Oro de Cristal y al Teddy en el Festival Internacional de Cine de Berlín, conocido como la Berlinale. Llega a España de la mano de la 25ª edición del Festival LesGaiCineMad, que se desarrollará hasta el próximo 15 de noviembre de 2020. Estreno en salas de cine españolas el 18 de marzo de 2022.



El despertar de Nora (Kokon)

Crítica de 'El despertar de Nora (Kokon)'

Ficha Técnica

Título: Kokon
Título original: Kokon

Reparto:
Lena Urzendowsky (Nora)
Jella Haase (Romy)
Lena Klenke (Jule)
Elina Vildanova (Aylin)
Franz Hagn (Rudi)

Año: 2020
Duración: 95 min
País: Alemania
Dirección: Leonie Krippendorff
Guion: Leonie Krippendorff
Música: Maya Postepski
Fotografía: Martin Neumeyer
Género: Drama
Producción: Jost Hering Filmproduktion, Das Kleine Fernsehspiel y Amard Bird Films

Filmaffinity

IMDb

Tráiler de 'El despertar de Nora'

Sinopsis de 'Kokon'

Kokon nos presenta a Nora, una chica berlinesa tímida de 14 años, que nunca olvidará este verano tan caluroso. Rodeada de personas con biografías perturbadas, de diferentes culturas y orígenes, se abre camino hacia la adultez. Nora tiene su primer regla, se enamora de otra chica, aprende a defenderse y se le rompe el corazón por primera vez. Cuando termine el verano, las cosas nunca volverán a ser las mismas para Nora. (LESGAICINEMAD 2020).

Dónde se puede ver la película



Kokon
Foto de LesGaiCineMad 2020

El aleteo del descubrimiento

Los cambios que surgen en la adolescencia gozan de una complejidad realmente interesante. En El despertar de Nora (Kokon) se pone sobre la mesa la vida de una joven de 14 años, que se encuentra en un momento en el que comienza su incipiente vida como adolescente. Sin embargo, lejos de ambientarse en una realidad cálida y ligera, Leonie Krippendorff introduce al espectador ante un contexto duro. Sin victimizarse y sin buscar la lástima, deja momentos realmente desgarradores, que se compensan con la irreverencia del significado de ser joven. Por lo cual, el libreto se sumerge en un realismo cotidiano que se aleja de estándares, cocinándolo con una historia de matices. Por ende, hay una riqueza narrativa sobre una generación marcada por el culto al cuerpo, la popularidad y los inicios de las relaciones sentimentales.

Además de hablar sobre las dudas que surgen a las protagonistas, también se deja un retrato de cómo esas experiencias aparentemente banales, posicionan las bases de lo que serán al día de mañana. Hablan, incluso, del significado de la maternidad, dejando constancia de estar ante un relato más complejo de lo que se podría pensar. Por otro lado, se comprende la metáfora de la oruga, convertida en mariposa, aunque en algún momento se persiste y se percibe como forzada la intención que hay. Hubiera sido mejor si no se reiterara tanto como se hace. No obstante, el punto que hace que mengue su gran potencia narrativa es cómo desarrolla la principal relación del film. Al principio se aborda de una forma ingeniosa, pero luego acaba recordando a otras películas de la misma índole y no innova en la forma. Aún así, el final es un alegato sobre el amor propio.

Cocoon
Foto de LesGaiCineMad 2020

La inocencia juvenil

A pesar de tener 20 años, Lena Urzendowsky sabe transformar su físico y su expresividad para ofrecer un trabajo interpretativo verosímil, al interpretar a una adolescente de 14 años. Desde el principio se puede ver esa ingenuidad perdida, con lo que muchos espectadores se sienten identificados al poder ver, en su lenguaje emocional, esas sensaciones. De ahí que la evolución de su personaje llegue a una madurez visceral gracias a la manera de exprimirlo desde la propia actuación. No siempre es fácil ser sutil y eficaz, dado que no recurre al dramatismo fácil, sino que aprovecha la intimidad que se fragua en Kokon, para subrayar la fragilidad que luce en los pequeños detalles. Por este motivo, sin duda, es una interpretación que se disfruta por la humanidad que hay en ella, siendo el reflejo de muchas jóvenes de hoy en día.

Lena Klenke también ofrece un trabajo muy interesante, en especial, por las distintas pinceladas dramáticas que surgen en toda esa ambientación de la superficialidad que le acompaña. De modo que no se queda en el cascarón externo, sino que enseña lo que hay detrás de toda esa fachada. Como ocurre en películas como “Girlhood”, Klenke es puro carácter, pero lo equilibra con ternura sugestiva. Por otro lado, Jella Haase interpreta a la irreverente Romy, con una energía muy vivaz, sabiendo controlar los puntos álgidos del film y con una química muy bien llevada con Urzendowsky. Aun así, su presencia en escena queda algo más opacada por el influjo de sus protagonistas, por lo que es generosa con sus compañeras. Por último, Elina Vildanova cumple con su papel, aunque no hay mayor complejidad que ser un buen apoyo de escena.

Cocoon
Foto de LesGaiCineMad 2020

Lo efímero de lo bello

Hay un estilo muy actual en El despertar de Nora (Kokon), ambientándose en el Berlín de 2018. La realización ha buscado acercarse a un relato apegado a lo juvenil, a lo moderno, a ese mundo de Internet y una juventud más preocupada por el cuidado del cuerpo. A consecuencia de ello, la cámara da mayor prioridad a enmarcar la acción y la gestualidad, al mismo tiempo, cuida aquellos planos más poéticos, donde hay una emoción guardada en la secuencia que está sucediendo. La dirección artística se mueve en un contexto urbano, en un barrio que se acerca más a una situación económica complicada. Reflejan ese universo interior, con la disposición de los edificios, el vestuario y la selección de interiores y exteriores. De esta manera, quitan la imagen predefinida que se puede tener de la capital alemana.

Luego, hay que destacar el recurso estilístico de utilizar el 4:3 como sinónimo de la nostalgia, de lo vintage. De igual manera, se intercalan partes donde se hace uso de la pantalla vertical, como si fuera un stories de Instagram. De manera que se reivindica esa iconografía de la generación Z y su nueva visión de la realidad, a través de una pantalla. Sin embargo, contrasta con la profundidad de lo que se revela, ya que la pantalla en vertical se ve en los momentos en los que la protagonista expresa sus pensamientos. Una buena manera de poner la frivolidad adolescente, con el cóctel afectivo que hay dentro. También mencionar la música, donde el rap y la ambiental se reparten el leitmotiv. Después, el ritmo es ágil y agradable, con momentos cumbres más suaves. Únicamente, esa innovación se pierde en algunas secuencias algo previsibles y pastelosas.

El despertar de Nora (Kokon)
Foto de LesGaiCineMad 2020

Conclusión de El despertar de Nora (Kokon)

El despertar de Nora (Kokon) es una película que transmite esa vorágine de descubrimiento y plenitud, donde se produce un laberinto de emociones complejas. Además, expone la vida de dos jóvenes con un trasfondo familiar duro, pero de una forma elegante y visceral, sin caer en dramatismos. Lo único que podría mejorar sería el desarrollo de la relación sentimental principal, que comienza originalmente, pero en su desarrollo incide en un cliché romántico. Aun así, el final es poderoso e importante. El estilo visual es muy moderno, combinado con una personalidad poética, que crea un contraste entre ambas. Se sublima con un buen homenaje del mundo interior reflejado. La metamorfosis de la juventud reposada, que muestra las dificultades de una generación en construcción.

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CINEMAGAVIA
7'5/10
75 %
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Diego Da Costa
Subdirector de Cinemagavia. Comunicólogo audiovisual por la UCM y Máster en Comunicación en la Red por la UNED. Miembro de EGEDA (Premios Forqué) e Ingeniero Audiovisual en Ricoh España. Co-creador de la compañía artística La Joie de la Colina. Como diría Elizabeth Taylor: "Las ideas mueven el mundo sólo si antes se han transformado en sentimientos".
kokon-despertar-nora-critica-peliculaTransmite esa vorágine de descubrimiento y plenitud, donde se produce un laberinto de emociones complejas. Expone la vida de dos jóvenes con un trasfondo familiar duro, pero de una forma elegante y visceral, sin caer en dramatismos. Lo único que podría mejorar sería el desarrollo de la relación sentimental principal. El final es poderoso e importante. El estilo visual es muy moderno, combinado con una personalidad poética, que crea un contraste entre ambas. La metamorfosis de la juventud reposada, que muestra las contradicciones de una generación en construcción.

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