En 2013 La lengua en pedazos se alzó con el Premio Nacional de Literatura Dramática, para Juan Mayorga. Esta pieza teatral aborda la confrontación entre Santa Teresa de Jesús y un representante del Santo Oficio. De esta manera, se regresa al estilo característico de la Santa, la cual es un referente literario por su aportación a la cultura. A través de una batalla dialéctica entre la famosa religiosa y el Inquisidor, se dibuja la rebeldía y la modernidad de una mujer que nadó a contracorriente para su tiempo. Se puede disfrutar de la obra en el Teatro Galileo hasta el 14 de febrero de 2021.



Estreno La lengua en pedazos

Crítica de 'La lengua en pedazos'

Ficha Técnica

Título: La lengua en pedazos
Título original: La lengua en pedazos

Reparto:
Clara Sanchis (Santa Teresa de Jesús)
Daniel Albaladejo (El Inquisidor)

Duración: 80 min. apróx.
Dirección: Juan Mayorga
Dramaturgia: Juan Mayorga
Diseño de iluminación: Miguel Ángel Camacho
Espacio escénico:
La Loca de la Casa
Música:
Jesús Rueda
Ayudante de dirección:
Viviana Porras
Dirección de producción:
Nadia Corral
Fotografía:
Viviana Porras
Distribución:
Fran Ávila
Con la colaboración de:
Instituto Cervantes y Carlos Verneuil
Producción: La Loca de la Casa y Octubre

Presentación de 'La lengua en pedazos' en Teatro Galileo

Sinopsis de 'La lengua en pedazos'

Juan Mayorga vuelve a imaginar a Teresa de Jesús, en una nueva puesta en escena de La lengua en pedazos (Premio Nacional de Literatura Dramática 2013). Es un combate. Tiene lugar en la cocina del convento. Allí, entre pucheros, anda Dios. Con Clara Sanchis y Daniel Albaladejo. (TEATRO GALILEO).



La lengua en pedazos
Foto de Teatro Galileo

Teresa, antes de Santa

Juan Mayorga retoma la figura de Santa Teresa de Jesús en La lengua en pedazos, obra que obtuvo el Premio Nacional de Literatura Dramática 2013 y vuelve a las tablas este 2021. La dramaturgia muestra el hipotético encuentro entre la abulense y el Inquisidor, a través de una dialéctica en la que expone el parecer interior de la vida de la propia monja. Como se puede ver, a lo largo de la historia de Teresa de Jesús, la rebeldía y una visión tenaz son las que se transmiten en su obra. Durante la primera parte, se torna la obra en un sentimiento más pausado y con una templanza que no es para todos los públicos. Habrá un sector que entre profundamente en la parsimonia de la discusión, mientras que a otros les faltará mayor ritmo.

Aun así, la calidad del texto es exquisito, se percibe una sensibilidad desde las primeras escenas. Por lo tanto, no se puede negar el nivel de su contenido, el cual debería ser disfrutado en más de una ocasión para poder comprender y desentrañar los entresijos y reflexiones que se encuentra dentro del texto. Después de una primera parte más tranquila, la segunda se tercia en una mayor pasión que termina por conquistar a los espectadores. En aquellos diálogos más temperamentales se expresa a la perfección el ahínco y el sentimiento puro de Teresa de Jesús. Inclusive, es un homenaje a toda esa mística que envolvió a su figura y ha hecho de ella un referente literario, externamente de su labor como religiosa. Al terminar la obra, el espectador queda satisfecho por la sensación de revelación obtenida.

Juan Mayorga
Foto de Teatro Galileo y Antonio Castro

La creyente y el descreído

Un duelo interpretativo de altas revoluciones es lo que sucede en La lengua en pedazos. En un lado del ring, Clara Sanchis, la cual da vida a Santa Teresa de Jesús. La actriz comienza con un perfil más liviano, donde la fuerza se omite, para dejar salir una tranquilidad inquebrantable. Sin duda, ese aspecto sosegado contrasta con la situación que se teje, lo que le permite a Sanchis dotar de unas aristas diferentes a su Teresa. Únicamente, la dicción en esta primera parte se pierde en algunos momentos con una entonación llamativa, que chirría levemente con la esencia del personaje. Aun así, en la segunda parte da un espectáculo de interpretación en estado puro, con una personalidad arrolladora y una potencia que deja impactado al espectador. Así consigue que su trabajo sobre las tablas se quede en la retina de los asistentes.

En el otro lado, Daniel Albaladejo se mete en la piel del Inquisidor. A diferencia de Sanchis, ya desde el principio muestra su ímpetu sin problemas. De esta manera, su fuerte personalidad encaja con la del personaje. No obstante, no cae en lo exagerado ni en lo tremebundo, ni mucho menos, sino que lo mantiene en una verosimilitud con talante. No pierde en ningún momento la potencia que desempeña sobre la escenario. Además, se aprecia muchísimo la escucha y la conexión que hay en ambos actores. Esa sinergia tan especial es lo que hace que fluya la energía que se forma entre los dos. Asimismo, al tratarse de un texto complicado a la hora de llevar sobre las tablas, los dos cumplen de una forma extraordinaria su labor y envuelven al público en ese ambiente.

Juan Mayorga
Foto de Teatro Galileo

El círculo descalzo

La construcción de la destrucción, o la deconstrucción de la palabra es lo que se forma en La lengua en pedazos. Con una puesta en escena aparentemente sencilla, se forma una representación muy visual del debate arduo entre sus dos personajes. El uso de las sillas les permite ejecutar una mirada que permite la interacción y da mayor sensación de movimiento ante los espectadores. Según van resolviéndose los misterios y se torna en una potencia superior, el escenario cobra vida y toda esa vorágine de palabras y reclamos, se extiende de una forma muy gráfica. Gracias a ello, la ambientación obtiene un influjo experimental, pero sin apartar la mirada de la importancia de las palabras. Por lo tanto, sabe mantener la focalización del plan de actuación y el espectador queda enfrascado en ella.

El montaje no es fácil ni liviano, por lo que mantiene un ritmo acorde a la magnificencia de su texto. Para disfrutarlo, la atención debe ser máxime, además de comprender la necesidad de dar sus tiempos a las palabras de cada uno. Al mismo tiempo, la propia imagen habla y las acciones que se hacen sobre la escena son una propia metáfora, propagando una simbología estética, aunque hay algunas que no se realicen con la misma legibilidad hacia el espectador. Luego, el cambio de vestuario puede parecer algo extraño durante las primeras escenas, y en una primera reacción, pero una vez se reposa la obra, se comprende la necesidad de matizar esas acciones sobre el escenario y no llevarlas hacia un fuera de escena. Es un ejemplo de la necesidad de masticar la obra e ir al interior de ella.

La lengua en pedazos
Foto de Teatro Galileo

Conclusión

La lengua en pedazos es una obra que explora la figura de Santa Teresa de Jesús, a través de una batalla dialéctica de una gran calidad literaria. Por lo cual, bebe de la magnificencia del estilo literario de la abulense, con una adaptación a dramaturgia muy bien realizada de la mano de Juan Mayorga. No obstante, no es un texto para todo tipo de públicos, ya que debe ser reposado y disfrutado en más de una vez para obtener mayor reflexión. Luego, Clara Sanchis y Daniel Albaladejo están excelentes. Al igual que una puesta en escena introspectiva y visual, que sabe combinar perfectamente las metáforas y la simbología. El pensar llega en palabra ante una discusión visceral que halla su fuerza en su sensibilidad.

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Diego Da Costa
Subdirector de Cinemagavia. Comunicólogo audiovisual por la UCM y Máster en Comunicación en la Red por la UNED. Miembro de EGEDA (Premios Forqué) e Ingeniero Audiovisual en Ricoh España. Co-creador de la compañía artística La Joie de la Colina. Como diría Elizabeth Taylor: "Las ideas mueven el mundo sólo si antes se han transformado en sentimientos".
la-lengua-en-pedazos-critica-teatroExplora la figura de Santa Teresa de Jesús, a través de una batalla dialéctica de una gran calidad literaria. Por lo cual, bebe de la magnificencia del estilo literario de la abulense, con una adaptación a dramaturgia muy bien realizada de la mano de Juan Mayorga. Debe ser reposado y disfrutado en más de una vez para obtener mayor reflexión. Luego, Clara Sanchis y Daniel Albaladejo están excelentes. Al igual que una puesta en escena introspectiva y visual, que sabe combinar perfectamente las metáforas y la simbología. El pensar llega en palabra ante una discusión visceral que halla su fuerza en su sensibilidad.

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