La leyenda de Ochi (The Legend of Ochi) es la apuesta de A24 para un público más joven este otoño. Es una película de aventuras de género fantástico. Idea original de Isaiah Saxon, que debuta como director y guionista de largometraje. Protagonizada por Helena Zengel en el papel de Yuri, así como por caras conocidas como Willem Dafoe, Finn Wolfhard y Emily Watson. Estreno previsto en salas de cine españolas para el 17 de octubre de 2025.
Crítica de 'La leyenda de Ochi'
Resumen
Ficha Técnica
Título: La leyenda de Ochi
Título original: The Legend of Ochi
Reparto:
Helena Zengel (Yuri)
Finn Wolfhard (Petro)
Emily Watson (Dasha)
Willem Dafoe (Maxim)
Razvan Stoica (Ivan)
Carol Bors (Oleg)
David Andrei Baltatu (Gleb)
Andrei Anghel (Vlad)
Eduard Mihail Oancea (Pavel)
Tomas Otto Ghela (Tudor)
Eduard Ionut Cucu (Edi)
Stefan Burlacu (Victor)
Andreea Mustata (Mujer policía)
Gabriel Spahiu (Policía amigo)
Puiu Mircea Lascus (Hombre borracho)
Año: 2025
Duración: 95 min.
País: Estados Unidos
Director: Isaiah Saxon
Guion: Isaiah Saxon
Fotografía: Evan Prosofsky
Música: David Longstreth
Género: Aventuras. Fantástico
Distribuidor:
Tráiler de 'La leyenda de Ochi'
Sinopsis
En una aldea remota de la isla de Carpatia, Yuri, una tímida campesina, es criada con el miedo a una especie animal esquiva llamada ochi. Pero cuando Yuri descubre que han abandonado a un bebé ochi herido, emprende una misión para traerlo a casa.
Dónde se puede ver la película en streaming
Un arranque vibrante
La leyenda de Ochi (The Legend of Ochi) tiene un arranque vibrante. Su protagonista, una adolescente llamada Yuri, narra a modo de prólogo el misterio que se esconde en las montañas del lugar donde vive, una pequeña aldea en la isla de Carpatia. Habla de osos, lobos y unas criaturas salvajes con las que el hombre lucha desde hace muchísimo tiempo.
Se trata de una leyenda recogida en los libros de esta isla imaginaria ubicada en el Mar Negro. Sus paisajes naturales, llenos de belleza impactante. Su sociedad, ambientada estéticamente entre la Edad Media y finales del siglo XX, arcaica y campesina.
El padre de Yuri es un experimentado cazador de ochis que, con una armadura medieval, acompaña a su hija con un grupo de niños armados en su primera noche de caza en el bosque. Al ver por primera vez a estas criaturas por las que temen los humanos se da cuenta de que podrían no ser tan peligrosas. Un ochi es una especie de mono con cara de Grogu ―el baby Yoda de Star Wars―, cuyos mordiscos, eso sí, son venenosos.
Y es que tras estas mentiras de tradición oral se esconde un secreto muy cruel: que la madre de Yuri no fue devorada por un ochi, sino que abandonó a la familia cuando ella era muy pequeña.
Por este motivo, la chica se embarca en una huida hacia adelante hasta encontrarla. De este modo, se topa en el bosque con un ochi herido por una trampa. Así, se hace cargo de la criatura y emprende un viaje ajetreado para devolverla a su hábitat. A su vez, el padre piensa que los ochi han raptado a su hija y reúne a su grupo de jóvenes cazadores para ir tras ella y deshacerse del indefenso ochi.
Una fórmula vista muchas veces
Lo más cerca que ha estado la productora A24 de la fantasía es con El caballero verde, y aquello no funcionó en crítica ni público. Pero después del éxito cosechado en los últimos años en taquilla, crítica y premios ―ahí están Todo a la vez en todas partes, The Whale, The Brutalist― vuelve a intentarlo con una historia original del propio director.
Sin embargo, esa supuesta originalidad se ha construido a base de muchas e innegables referencias. De Steven Spielberg a George Lucas, de Hayao Miyazaki a Jim Henson, de Roald Dahl a la mitología nórdica.
La premisa de La leyenda de Ochi (The Legend of Ochi) es muy similar a la de E.T. Un extraño ser de ciencia ficción se ha perdido fuera de su mundo. Joven adolescente lo encuentra. Conectan desde el primer momento de forma mágica. Joven está dispuesto a hacer lo que sea por salvarlo de cualquier amenaza de peligro y entregarlo a su familia. Suena a fórmula vista muchas veces ya en cine. No sorprende, no emociona. Y encima no es entrañable.
Por no hablar del ritmo de la película, por momentos anodino. Es un privilegio contar con actores como Willem Dafoe y Emily Watson como los padres de Yuri y desaprovecharlos así. Diálogos pobres y llenos de tópicos. Es frustrante ver su intento por darle dignidad a sus papeles con estos elementos. Se nota que es la primera vez de su director.
El guion, además, se vuelve plano y previsible ―y eso que goza (se agradece, la verdad) del beneficio del metraje, el cual no supera la hora y media―. Así como la presencia de personajes prescindibles ―como el de Finn Wolfhard, el de Stranger Things, sin ir más lejos―, que no aportan a la trama. Incluso hay escenas ―las de la madre con la flauta― absurdas y ridículas.
Conclusión de 'La leyenda de Ochi'
La leyenda de Ochi (The Legend of Ochi) es un bluf. Flojita. Me esperaba más, la verdad. Aquí se confirma la regla de que no todo lo que parece interesante en un inicio acaba siendo algo bueno. Puede que no sea el más apropiado para recomendar este tipo de cine, pues hace tiempo que dejé de ser niño y, ya como adulto, la fantasía mitológica no es lo mío.
Además, tiene un problema con su propósito: pretende ser familiar cuando no lo es. Para los niños es demasiado adulta, y para los adultos, demasiado infantil. Confusa en su mensaje, unas veces demasiado oscuro y retorcido, y otras, simplista.
Habla de emociones, sí, algo que entiende todo el mundo. Y luego pretende llegar más lejos. De ahí el lío. Subrepticiamente, es una crítica a una sociedad ignorante que se aferra al relato de la fe y el miedo. Pero se hace en vano. Porque la película toma la vía del coming-of-age por la que Yuri madura a través de la manida fórmula del viaje del héroe.
Sí valoro, sin embargo, que en lugar de dejarlo todo en manos del CGI, la producción haya usado efectos especiales, títeres y animatronics para dar vida a los ochi. Recuperar el noble arte de las manualidades para el cine es un soplo de aire fresco.
Tan importante como la música. En La leyenda de Ochi (The Legend of Ochi), las criaturas usan este lenguaje para comunicarse. Pese a no tener una trayectoria destacada, es un trabajo notable de David Longstreth, que sigue los pasos de maestros como Ennio Morricone.
A falta de un buen resultado, le queda el merchandising. Pronto llegará la temporada de navidades y que los ochi sean criaturas kawaii es un plus. Vivimos en tiempos de Labubus, por lo que competir en este mercado también sería cine.
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