Los años 80 fue una década donde hubo varios títulos de género musical que tuvieron gran éxito. Frank Oz realizó su propia versión de La tienda de los horrores en 1986, adaptación del musical homónimo de Broadway, de mano del gran compositor Alan Menken. Además, este film contó con la presencia de una de las estrellas de aquellos años, Rick Moranis. A día de hoy, es considerada una película de culto, aunque no obtuviese tanto reconocimiento durante su estreno. Aunque, por parte de la crítica especializada y si estuvo en premios y festivales tan prestigiosos como los Premios Óscar, donde fue nominada a mejores efectos especiales y a mejor canción; y los Globos de Oros, nominada también a mejor película de comedia o musical y a mejor banda sonora, entre otras menciones.



La tienda de los horrores

Crítica de 'La tienda de los horrores'

Ficha Técnica

Título: La tienda de los horrores
Título original: Little Shop of Horrors

Reparto:
Rick Moranis (Seymour Krelborn)
Ellen Greene (Audrey)
Vincent Gardenia (Mushnik)
Steve Martin (Orin Scrivello D.D.S)
Tichina Arnold (Crystal)

Año: 1986
Duración: 94 min
País: Estados Unidos
Dirección: Frank Oz
Guion: Howard Ashman
Fotografía: Bob Paynter
Música: Miles Goodman
Género: Musical
Distribución: Warner Bros. Pictures

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Tráiler de 'La tienda de los horrores'

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  • The disk has Spanish audio and subtitles.
  • Rick Moranis, Ellen Greene, Steve Martin (Actores)
  • Frank Oz (Director)
  • Calificación de la Audiencia: No recomendada para menores de 13 años

Sinopsis de 'La tienda de los horrores'

El negocio florece en la floristería Mushnik cuando llega una exótica planta llamada Audrey II, que resulta ser una planta carnívora; "una madre malvada y verde del espacio exterior", que llenará de horrores la pequeña tienda. La tienda de los horrores germinó primero en 1960 como una película de bajo presupuesto de Roger Corman, resurgió como un musical de gran éxito en Broadway y cerró el ciclo en esta película de 1986, que es una adaptación del exitoso musical con la música de Alan Menken y Howard Ashman, ganadores de varios premios de la Academia. (WARNER BROS. PICTURES).

Premios

  • Premios Óscar: dos nominaciones a mejores efectos especiales y mejor canción original. 1987
  • Globos de Oro: dos nominaciones a mejor película de comedia o musical y mejor banda sonora. 1987
  • Premios BAFTA: nominación a mejores efectos especiales. 1988
  • Academia de Cine de Ciencia Ficción, Fantasía y Terror: premio Saturn a la mejor edición especial de DVD/Blu-Ray. 2013
  • Academia de Cine de Ciencia Ficción, Fantasía y Terror: premio a mejor música y cuatro nominaciones a mejor película de terror, mejor guion, mejor vestuario y mejores efectos especiales. 1987
  • Writers Guild of America: nominación a mejor guion adaptado. 1987

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El fragor de los 80

Hablar de la década de los 80 en el mundo del cine es hacer mención a la revolución que supuso en el cine de ciencia ficción. Uno de esos títulos que marcó a toda una generación fue La tienda de los horrores. Para muchos de los niños que crecieron con sus pegadizas canciones, es una de esas cintas que se recuerdan con cariño. No obstante, la historia se vuelve ciertamente algo edulcorada y con una luminosidad, tal vez, demasiado excesiva. Por lo tanto, no hay intención de buscar un fin más allá que entretener y en su virtud, también se encuentra su enemigo. En consecuencia, se ofrece una historia que se queda en un plano exterior y que su intención solo juega en el divertimento de la técnica musical y de la composición plástica, pero no se apoya en lo narrativo.

Lo mismo ocurre con los personajes que salen en escena, que, aunque son concebidos desde una caricatura más que plausible, pueden llegar a rebasar ese histrionismo tan alocado. De otra forma, tal vez si hubieran manejado las excentricidades de una manera que no se convirtiesen en un habitual, se podría haber disfrutado más. Luego, hay algunos temas de cierta sensibilidad que a parte del público le puede resultar una forma de denunciar una situación grave, mientras que a otros les puede parecer que se suaviza el tono real al que tiene que hacerse mención. Por último, el mensaje de superación en su propio protagonista, contrasta con la personalidad del antagonista, que, en verdad, sorprende y es uno de los grandes giros que da el film. A pesar de ello, si hubiera habido un desenlace más oscuro, como en la versión del director, se hubiera acentuado el toque de terror.

La tienda de los horrores
Foto de Warner Bros. Pictures

Casi caricaturesco

Rick Moranis fue una de las grandes estrellas de esta época, considerándose uno de los reyes del cine familiar y de ciencia ficción. Con La tienda de los horrores vuelve a sumergirse en esa vorágine alocada, permitiéndole exhibirse con una gestualidad perfecta y una energía en la pantalla exquisita. Además, tiene una personalidad arrolladora y única, que junto a esa naturalidad “freak”, consigue sacar partido a la forma de expresar ante la pantalla y obtener una respuesta positiva por parte del público. En este film, incluso, podría decirse perfectamente que es la mejor interpretación que se puede ver en la película. Es más, incluso se hace disfrutable, porque le da un toque personal que permite equilibrar ciertas flaquezas que se sienten desde el libreto. Por lo cual, es de esas actuaciones que permiten levantar el nivel de la película, gracias a su participación. 

Por otra parte, a Ellen Greene le ocurre lo mismo que Moranis, pero, al contrario. Lejos de ser una interpretación amena, su tonalidad vocal escogida durante los diálogos es chirriante y se hace algo menos manejable en las últimas secuencias. A pesar de ello, tiene esa caricatura escénica que el espectador no sabe si la adora o no la tolera, pero, sin duda, no pasa desapercibida. Después, Steve Martin está excelente, aunque en algunos momentos cae en la sobredosis de socarronería y locura activa. Por dicha razón, se puede sentir un exceso de movimiento que, aunque encaja con la esencia de la película, no se desmarca del exceso de florituras. Después, Vincent Gardenia da una interpretación meritoria y equilibra un poco toda ese frenesí colorido. Y por último, mencionar a Tichina Arnold, Michelle Weeks y Tisha Campbell-Martin. Son impresionantes y tienen una capacidad musical extraordinaria.

Little Shop of Horrors
Foto de Warner Bros. Pictures

Original y ¿excesiva?

Lo que hace de La tienda de los horrores algo distinto, incluso comparándola con otras versiones, es la manera en la que se ha realizado la composición audiovisual. Para comenzar, la banda sonora, a cargo de Alan Menken, tiene una calidad excepcional, donde permite al espectador dejarse envolver por unas canciones llenas de ritmo, de sensibilidad, pero sin perder frescura y emoción. Por lo cual, lo que se refiere a los números musicales, hay una disposición bien planteada a nivel sonoro. Después, la dirección artística y fotográfica han sabido coordinarse para dar un espacio visual acorde al gusto del hilo musical, cuidando los detalles, el movimiento y el encuadre, que dan un resultado que provoca un placer cinematográfico notorio. Únicamente en las partes musicales de la planta, en varias, se termina haciendo algo reiterativo.

Por otra parte, la dirección artística ha tenido que jugar un papel fundamental en la forma de realizar este film. A través de una artesanía de los efectos visuales, ha sabido recrear ese universo tan colorido como oscuro. Gracias a ello, lleva al espectador ante esta ambientación de fábula terrorífica, sin perder el contrapunto luminoso. Sin embargo, hay momentos en los que no consigue exprimirlo al máximo, al perderse la atención del público en determinada parte del guion que quita importancia al efecto visual. Después, los efectos especiales siguen funcionando perfectamente, dando mayor dinamismo a la acción. A ello hay que sumarle un montaje llevadero, aunque no totalmente certero. Por lo cual, hay algunos momentos en los que se ralentiza la acción y no termina de fluir. Asimismo, la sinergia que se crea en ciertos parámetros de una forma excelente, en otros se rompe y da esa cierta imagen de irregularidad.

Little Shop of Horrors
Foto de Warner Bros. Pictures

Conclusión de 'La tienda de los horrores'

La tienda de los horrores es un clásico de la ciencia ficción de los años 80. Mientras que tiene momentos hilarantes, luego hay otros que caen en un excentrismo que se descontrola. Por lo cual, ofrece un guion que peca de mantenerse en un plano muy luminosa, se hubiera podido explotar más esa fábula estrambótica. Después, a nivel interpretativo, Rick Moranis brilla con esa personalidad única y ese manejo expresivo artístico, que permite levantar la película en varios momentos. Luego, técnicamente, es un goce la composición musical, dejando varios momentos icónicos, junto con una artesanía de los efectos visuales y especiales exquisitos. Únicamente el montaje se maneja en una energía y movimiento algo irregulares. Una fábula estrafalaria que fluctúa entre el histrionismo perfecto y la socarronería excesiva.

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