"La visitante": Cuidado a quién abres la puerta

La visitante nos presenta a a Miguel, un ex empresario, y a Alex, técnica de biblioteca. Una pareja recién casada que por problemas económicos se ha visto obligada a mudarse a un diminuto piso en el centro de la ciudad. Su relación no pasa por su mejor momento debido a la decisión repentina de Miguel de dejarlo todo para luchar por conseguir su sueño y convertirse en un escritor best seller. Una noche algo interrumpe su ya monótona convivencia. Sole, una señora mayor que vive encerrada en la casa de arriba al cuidado de su padre enfermo, decide bajar a visitar a la pareja y hacerles una propuesta que cambiará sus vidas para siempre. (TEATRO DE LAS AGUAS). 

La vecina de arriba

Los vecinos ofrecen una multitud de situaciones, más o menos agradables, que pueden servir de inspiración para experiencias de lo más rocambolescas. La visitante apuesta por mostrar el encuentro entre un matrimonio en horas bajas, económicamente, y una vecina un tanto peculiar. Desde las primeras escenas se puede ver cómo aprovechan la extraña personalidad de esta mujer, para llevar a cabo un guion en el que abundan las carcajadas y los momentos hilarantes. Por tanto, hay que admitir que Hernán Brave ha sabido explotar esa vena más alocada, para hacer que el espectador entre de lleno en esta historia cotidiana, cómica y hasta con suspense. Por ello, se suceden multitud de escenas en las que se deja al público con ganas de saber hacia dónde se dirige la trama principal y cuál es el desenlace.

Mediante pequeñas pinceladas de cotidianidad pura y dura, se combinan a la perfección con algunas de las escenas más exquisitas. Además, se mantiene la coherencia en la personalidad de sus personajes, que van evolucionando de una manera estupenda. Hay que destacar también que no es una exposición únicamente de situaciones rocambolescas que buscan las risas de los espectadores, sino que también introduce esa metaficción, donde se cuece el misterio. Con lo cual, además de disfrutar con el humor que inunda la pieza teatral, también va creciendo ese interés por los cambios de personalidad en uno de sus personajes. Por lo tanto, el culmen final, con esa sorpresa, hace que no se convierta en una comedia más al uso. Gracias a ello, se aporta una frescura que logra un resultado global más que notable.

La brillantez de la comedia

Hernán Brave salta a la escena, esta vez, siendo uno de los protagonistas de La visitante. En primer lugar, el actor comprende a la perfección la energía de su personaje, dándole un toque más cercano y cotidiano. De esta manera, se busca una sencillez natural, que se une a un trabajo interpretativo en el que se da importancia a la expresividad. Únicamente, hay algunos movimientos en los que la coordinación no estuvo del todo atinada. No obstante, realiza un trabajo eficiente. Asimismo, Sonia Ruiz realiza un trabajo conjunto con Brave con química, donde ambos forman un equipo efectivo que equilibra la dominante presencia de Mercedes Ruiz. Por este motivo, establecen una simbiosis, que se convierte en un escaparate agradable y simpático, con distintos golpes de efecto. Igualmente, hay una energía distendida y natural.

Mercedes Ruiz demuestra, una vez más, ser una gran actriz, dado que brilla de principio a fin. El talento emana del cuidado que ofrece en cada una de sus escenas. Así mantiene una esencia que se transfiere al patio de butacas, con una calidad brillante en torno a la comedia, algo que ya había demostrado en anteriores trabajos. Por ello, se puede certificar que verla sobre el escenario es una auténtica delicia, conectando con el público en todo momento. Asimismo, no solo se valora la manera en la que envuelve su trabajo, sino cada uno de los detalles que aporta a su personaje, manteniendo recursos que se van retomando durante toda la obra. Sin duda, es una de las mejores interpretaciones de lo que va de 2022, sin exagerar. Como resultado, eleva todavía más la calidad de la obra.

El hogar y la inspiración

La puesta en escena de La visitante se plantea desde un costumbrismo, que ya se ha podido ver en otras producciones de Hernán Brave como “Chicas de juernes”. Esta vez, el telón de fondo es el salón-cocina de una joven pareja, recreando este espacio de una manera resolutiva y suficiente. De esta forma, no se sobrecarga la escena, lo que hace que no se pierde el foco de la acción, que es donde se cristaliza la propuesta dramática. Con lo cual, el mayor aliciente de la pieza teatral es cómo mantiene el dinamismo en todo momento, sin perder ni un ápice de continuidad. Gracias a ello, el espectador se sumerge de lleno en la pieza teatral, disfrutando de la energía que se extrae de lo que se ve sobre las tablas.

El vestuario en los personajes de la pareja sigue un estilo más estándar. Sin embargo, en el personaje de la vecina, se establece un simbolismo y una elección estética que definen a la perfección la personalidad de esta peculiar mujer. Incluso, hay a quiénes pueden recordarle a una conocida actriz, que puede ser que fuera una de las inspiraciones a la hora de crear la estética de este personaje. Por otra parte, hay un ritmo que se mantiene vivo en todo momento, reflejando una interacción efectiva. Aun así, las transiciones, a pesar de estar bien planteadas, todavía se pueden integrar de una forma más fluida. No obstante, han sabido sacar partido a todos los elementos que participan sobre el escenario para dar una comedia hilarante, con intriga y que se disfruta en todo momento con una excentricidad en su punto.

Conclusión

La visitante es una comedia efectiva, que mezcla esa hilaridad excéntrica con una intriga que consigue mantener al espectador enganchado de principio a fin. Un relato costumbrista que se va transformando con un humor bien desarrollado y que permite entrar sin problemas dentro de este universo. Además, Mercedes Ruiz brilla en todo su esplendor, acompañada de unos notables Hernán Brave y Sonia Ruiz. Un reparto cohesionado y con una sinergia estupenda. Por otra parte, la puesta en escena cuida detalles en su escenografía, pero halla su fuerte al focalizarse en la acción y el movimiento. Está viva en todo momento. Una llegada inesperada que se disfruta al máximo por la efectiva conjunción de comedia rocambolesca con un suspense apropiado.

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