La sorpresa de la 61 edición de la Semana Internacional de Cine de Valladolid estaba dentro del último trozo de roscón, el viernes 28 de octubre a las 22.00 horas con la proyección de la última película en la Sección Oficial, Locas de Alegría del director italiano Paolo Virzì, al llevarse La Espiga de Oro como Premio a la Mejor Película concedido por el jurado internacional a la vez que se hizo con el Premio del Público, hasta el punto de que el director de la Seminci, Javier Angulo, momentos antes de que se entregase dicho Premio del Público se dirigió a los asistentes a la gala de clausura para pedir disculpas por el error cometido porque “nos adelantamos anoche al comunicar a la distribuidora de ‘El Ciudadano Ilustre’ que era la ganadora…A las doce iba ganando pero a la una le superó ‘Locas de Alegría'”. Por lo tanto, Locas de Alegría triunfadora del Festival de este año.

Locas de Alegría triunfadora

También fue una absoluta sorpresa para la crítica especializada asistente al Festival incluido un servidor por tratarse de una comedia agridulce bien resulta, con oficio, entretenida y simpática pero no con la consistencia y la fuerza de otros candidatos que a priori estaban mejor posicionados: El Ciudadano Ilustre o The Salesman (El Viajante) por poner dos ejemplos. Locas de Alegría no aparecía en las quinielas como una de las favoritas a optar a la Espiga de Oro debido a que su estructura no es el prototipo que encaje con la idea y filosofía de la que nos tiene acostumbrados La Seminci como referente del cine de autor y alejado de lo comercial. Locas de Alegría triunfadora en Seminci 2016.

A pesar de la polémica debemos reconocer lo difícil y raro que resulta ver en un festival como jurado y público coinciden a la hora de elegir a la mejor película y eso es mérito de la triunfadora absoluta de la gala de clausura, Locas de Alegría, que redondeó la noche al llevarse también el Premio a la Mejor Actriz compartido por las dos protagonistas del film Valeria Bruni Tedeschi y Micaela Ramazzotti que interpretan a dos mujeres con problemas mentales y caracteres muy diferentes que se complementan y se necesitan la una a la otra.

Es inevitable retrotraer al año 2011 y situarnos de igual forma un viernes 28 de octubre a las 22.00 cuando la última proyección de esa 56 edición, Hasta la Vista del director belga Geoffrey Enthoven se llevó de forma inesperada la Espiga de Oro con una comedia disparatada protagonizada por un grupo de discapacitados que vienen a España con la intención de divertirse. Recuerdo de igual forma la controversia suscitada en aquel año por aquella decisión del jurado y ahora con la perspectiva del tiempo no parece tan disparatado.

El Premio al Mejor Actor fue para Naomi Nero por su personaje ambiguo en Madre solo hay Una. Este galardón, junto al de Mejor Actriz, de nuevo cogió por sorpresa a la crítica porque la favorita para llevarse el premio parecía a todas luces Sonia Braga por su espectacular interpretación en Doña Clara como también en el apartado masculino la lista que se barajaba para la pelea final estaban Oscar Martínez por El Ciudadano Ilustre, Shahab Hosseini por The Salesman (El Viajante), Farhad Aslani por la Hija o Majd Mastoura por Hedi.

Donde no hubo discusión fue con los dos galardones que se llevó El Ciudadano Ilustre tanto con la Espiga de Plata como por el Premio Miguel Delibes al Mejor Guion para Andrés Duprat al ser una de las películas más aplaudidas en el festival, avalada por las buenas críticas de la prensa y que a punto estuvo de llevarse el preciado premio del público. En cambio la mejor película del Festival junto a El Ciudadano Ilustre, la iraní The Salesman (El Viajante) fue la gran olvidada del certamen recibiendo tan solo un galardón menor, El Premio de la Juventud.

El Premio al Mejor Director fue para Anna Muylaert por su trabajo en Madre solo hay Una siendo de los pocos que estuvo presente en la Gala de Clausura para recoger personalmente su premio en la Sección Oficial. También hicieron acto de presencia en el Teatro Calderón para compartir premio los ganadores a la Espiga de Oro al Mejor Corto, Daniel Sánchez Arévalo por Cheimaphobia que agradeció a su padre por haberle inculcado su afición al cine y Ali Asgari por Il Silenzio. Con la falta de asistentes para recoger los premios bromeó Gonzaló Miró al decir que “ya era hora de llevarme uno de estos”. Gonzalo es el encargado de entregar todos los años el galardón que lleva el nombre de su madre, el Premio Pilar Miró al Mejor Nuevo Director cuyo ganador este año fue para Clash del director egipcio Mohamed Diab.

Esta claustrofóbica película también ha sido premiada a la Mejor Dirección de Fotografía por el excelente trabajo realizado por Ahmed Gabr y con el Premio Sociograph Award por ser la que más emociones ha generado a los espectadores. El director de la película ganadora de la Espiga de Oro, Paolo Virzì y una de las actrices protagonistas, Micaela Ramazzotti ante la imposibilidad de asistir a la gala agradecieron el premio concedido a través de un video grabado. Sin embargo la mayoría de las películas de la Sección Oficial tuvieron interesantes ruedas de prensa matinales donde acudieron tanto directores como actores.

Por último en relación a la Sección Oficial, el Premio de la Crítica Internacional, jurado Fipresci se concedió a Las Inocentes de la directora luxemburguesa Anne Fontaine. En cuanto a la Sección Punto de Encuentro la ganadora fue Deja de mirar mi plato de la directora croata Hana Jusic y en la Sección Tiempos de Historia compartieron el Premio al Mejor Documental Gulistán, tierra de rosas y Shadow World. El jurado internacional encargado de decidir los principales premios del festival estaba formado por Matias Bize, Martín Hernández, Bobby Bedi, Marc Baschet, Ángela Prudenzi y Silvia Munt. Este año el desfile por la alfombra roja de la Gala de Clausura ha contado con una menor presencia de caras conocidas, celebrities y famosos en comparación con ediciones anteriores.

La Ciénaga. Entre el Mar y la Tierra

En esta segunda entrega sobre los estrenos de la Sección Oficial en la Seminci 2016 continuamos con la cuarta jornada iniciada con La Ciénaga. Entre el Mar y la Tierra, opera prima de los directores colombianos Carlos del Castillo y Manolo Cruz. Este último también es el guionista y el protagonista de esta dura historia en el papel de Alberto, un joven de 28 años que desde niño sufre de un trastorno neurológico llamado distonía que de forma degenerativa va contorsionando su cuerpo para tenerlo atrapado en la cama donde se pasa la mayor parte del tiempo.

En la vida de Alberto se encuentra siempre Rosa, su viuda madre cuya existencia está centrada exclusivamente en los cuidados de su hijo y su bella vecina Giselle con la que disfruta en sus visitas diarias llenas de afecto y ternura. Cuando Giselle consigue un trabajo en una fundación de salud en una ciudad cercana, sus visitas serán más reducidas y por lo tanto Rosa centrará la mayor parte en la protección y cuidados de Alberto. En este triángulo entre Alberto y su madre, que ha dedicado su vida en cuerpo y alma al cuidado de su hijo, y Giselle, que espera a encontrar asistencia médica de caridad a través de su nuevo trabajo, es donde reside el verdadero interés de la película.

Alberto tiene dos sueños, el amor Giselle y ver el amar. Ante la imposibilidad del primero, conseguirá Alberto alcanzar el segundo?. Película realizada con muy buenas intenciones y oficio, destacar también la magnífica interpretación de Manolo Cruz con un guión hecho a su medida, cuyo tema principal puede ayudar para concienciar a mucha gente sobre la discapacidad y la dependencia pero al terminar de verla tienes la sensación de que faltaba algo más, de estar incompleta. CALIFICACIÓN 6,5/10

La Madre

La segunda película de esta jornada, La Madre del vallisoletano Alberto Morais llegó precedida de una gala del cine español en para homenajear a Chema Prado con una Espiga de Honor por su gran trabajo realizado en la Filmoteca Española durante más de 25 años. A la cita no quisieron faltar los respectivos responsables de los centros de archivo audiovisuales regionales para arropar a Chema. El acto fue aprovechado para reivindicar el importante trabajo realizado de todas las filmotecas nacionales en su esfuerzo por preservar el importante patrimonio histórico artístico audiovisual de nuestro país. El encargado de hacer la entrega del premio fue el director y guionista Pere Portabella que en su discurso increpó la ineficacia de los políticos porque “la incompetencia del Estado” es uno de los motivos por los que Chema Prado se ha jubilado de forma anticipada.

La película La Madre escrita por el propio director junto a Verónica García e Ignacio Gutiérrez Solana es una coproducción con Rumania y Francia rodada hace un año que nos cuenta la historia de Miguel, un niño de 14 años que ha tenido que asumir el papel de adulto ante la incapacidad de la madre por su inestabilidad emocional para poder cuidar de él. A través de la cámara que persigue constantemente a Miguel vemos como se busca la vida para ganarse unos euros vendiendo pañuelos en los semáforos, robando en tiendas y a través de la ayuda de compañeros de clase para mitigar su hambre pero los servicios sociales están al acecho y tendrá que huir de ellos buscando refugio en un antiguo novio de su madre.

Los espectadores sufrirán con un niño que a pesar de la dura situación por la que pasa emociona por su coraje y madurez para intentar por todos los medios mantener unida a su familia y no perder el vínculo con su madre. Una película con muy pocos diálogos, un cine realista que salvando las distancias nos recuerda a la filmografía de los hermanos Dardenne muy conocidos en este festival por ese cine reivindicativo muy centrado en los problemas de la infancia. CALIFICACIÓN: 6/10

Doña Clara

La película brasileña Doña Clara dirigida por Kleber Mendonça Filho cerró la cuarta jornada donde se nos cuenta la historia de Clara, interpretada por una magistral Sonia Braga que tras sobrevivir a un cáncer de mama logró el éxito como escritora gracias a la publicación de un libro sobre esa experiencia. Clara es la única ocupante de un edificio de apartamentos, Aquarius, de clase media donde vive desde hace mucho tiempo y es presionada por una constructora que ha comprado el resto de viviendas para que venda la suya y construir un nuevo edificio, Nuevo Aquarius.

La vida para Clara es una lucha constante reflejada a lo largo de tres capítulos cuyo inicio nos sitúa con un prólogo en los años 80 en una fiesta familiar para celebrar el cumpleaños de la tía Lucía, una mujer peculiar en sus tiempos, muy luchadora que acabó en la cárcel en los años 60. En esta fiesta cada generación se mezcla de forma natural y nos enteramos de que Clara, la sobrina de Lucía, acaba de ganar su lucha contra una enfermedad muy grave, lo que explica su corte de pelo corto y el título del primer capítulo, “el cabello de Clara”. A continuación le sigue una elipsis espectacular, estamos de vuelta en el mismo lugar pero a día de hoy y con 65 años de Clara.

En la actualidad, Clara vive en el apartamento sola con su criada que la hace compañía solamente durante el día. Su marido ha fallecido y sus tres hijos raramente la visitan. Cuando lo hacen, es para empujarla a vender el apartamento a la empresa que ya ha vaciado el resto del edificio y que está impaciente para que ella siga su ejemplo. El conflicto que se produce es un proceso lento, y a través de una acumulación de detalles observados cuidadosamente, Mendonça lo utiliza para construir un complejo retrato de capas, de una sociedad marcada por la corrupción y la desigualdad. En este paisaje de contienda Clara es la heroína y el centro constante de la película y Sonia Braga es merecedora de grandes elogios por su fenomenal y señorial actuación. A pesar de los años conserva esa fuerza arrolladora, esa frescura y vitalidad y con esta espectacular interpretación Sonia Braga se come literalmente la pantalla. CALIFICACIÓN: 8,5/10

Hija

La quinta jornada nos trajo tres películas del lejano y próximo oriente, dos iraníes y una tunecina. La primera, Hija del director iraní Reza Mirkarimi llega a la Seminci 2016 tras ser premiados su protagonista Farhad Aslani y el director en el reciente festival de cine de Moscú. Se trata de una película con olor desde un principio a premio en la Seminci 2016 tanto por tratarse de un director emergente, con un brillante y prometedor futuro que se une a la lista de ilustres nombres iraníes como Abbas Kiarostami, Jafar Panahi, Majid Majidi o de Asghar Farhadi que también presenta película en esta jornada, como por la temática de sus películas de gran calado social y sobre los conflictos originados entre la tradición y la modernidad existentes en la sociedad iraní.

Gran interpretación Farhad Aslani donde vemos como su personaje va evolucionando a lo largo del metraje donde se nos presenta inicialmente a un severo y estricto padre ejerciendo de patriarca familiar, preso de una serie de tabúes y perjuicios marcados por la sociedad en la que vive y que poco a poco va humanizándose e intentando comprender tanto a su hija como a su hermana. CALIFICACIÓN: 8/10

Hedi

La segunda película del día es Hedi, opera prima del tunecino Mohamed Ben Attia premiada con el Oso de Plata al Mejor Actor en el Festival de Cine de Berlín por la interpretación de Majd Mastoura y que compitió en la Sección Oficial de Cannes.

La presencia de los hermanos Dardenne que participan en la producción se nota por la puesta en escena a través de un drama social y por ese deseo de adoptar siempre el punto de vista del héroe, sin caer en el patetismo y la demostración de fuerza, cuyo protagonista sueña con una vida distinta a la suya y vemos como lentamente se va liberando de una vida que quieren imponerle desde su familia para tomar las riendas y así poder elegir la que desea para él, al mismo tiempo detrás de la simplicidad de desarrollo del guión, el director realiza una metáfora de Túnez donde resoplan vientos de libertad con la “primavera árabe” pero en cambio, sigue obstaculizada por importantes trabas económicas y sociales y dominada por la tradición.

Hedi es la figura central de la historia dividido por la tradición y excitado por el descubrimiento de la libertad encarnada por Rym que representa la nueva cara de Túnez en evolución. CALIFICACIÓN: 7/10

The Salesman (El Viajante)

La tercera que cierra la jornada, The Salesman (El Viajante) es sin duda la película más completa y redonda del Festival, independientemente de que se lleve algún premio o no. Está realizada por el prestigioso director iraní Asghar Farhadi que en los últimos años cada estreno suyo es sinónimo de premio importante en alguno de los principales festivales de cine del mundo como El Pasado (2013) con el premio a Mejor actriz (Bérénice Bejo) en el Festival de Cannes, la multipremiada Nader y Simin, una separación (2011) que ese año se llevó el Oscar a la mejor película de habla no inglesa, el Oso de Oro a la mejor película, mejor actor y mejor actriz, entre otros muchos más, o A Propósito de Elly (2009) con el premio al mejor director en el Festival de Cine de Berlín.

Los protagonistas de la historia son un matrimonio de actores, Emad (Shahab Hosseini) y Rana (Taraneh Alidoosti) que trabajan de noche en una obra de teatro de Arthur Miller, La Muerte de un Viajante, interpretando al viajante Willy Loman y a su esposa Linda muy cuidadosamente para evitar la censura. Por el día Emad es un profesor muy querido y respetado por sus alumnos. El matrimonio vive en un edificio que se derrumba, las paredes se agrietan y se ven obligados a abandonar su apartamento pero afortunadamente otro miembro de la compañía de teatro, Babak (Babak Karimi), les ofrece un piso vacío que tiene en propiedad.

El apartamento parece estar bien, aunque el antiguo inquilino ha dejado una habitación cerrada llena de pertenencias personales. Una noche Rana pensando que es su marido quien llama al telefonillo deja la puerta abierta mientras se ducha y es atacada. Farhadi no muestra lo ocurrido y a través de una elipsis narrativa mantiene deliberadamente la curiosidad y ambigüedad de lo acontecido porque Rana afirma en todo momento que no recuerda nada, hay huellas de sangre por las escaleras y ella se encuentra hospitalizada con una lesión en la cabeza. Emad pasará de maestro de escuela a detective y descubre que el agresor en su rápida huida se ha dejado las llaves de un vehículo y un móvil. Tras realizar una investigación parece que ha encontrado al atacante y conseguido poner fin al misterio.

Llegados a este punto Emad tiene la oportunidad de venganza sin embargo a partir de ahora su vida empezará a desmoronarse. La felicidad del matrimonio se ve amenazada por el descontento persistente, dilemas imposibles y un choque de valores entre el instinto para el perdón y el ansía de venganza.  Farhadi es un maestro de la tensión con un guion que lo podría haber escrito perfectamente el mismísimo Alfred Hitchcock, con un ritmo en la narración vertiginoso que hacen cortas las más de dos horas que dura la película hasta llegar al escalofriante desenlace final en la última medía hora con unas espectaculares interpretaciones destacando sobre todo la soberbia actuación de Shahab Hosseini por la que se llevó un premio en el último Festival de Cannes. CALIFICACIÓN: 9/10

Una Maravillosa familia de Tokio

La sexta jornada se inició con la comedia Una Maravillosa familia de Tokio del veterano director japonés Yôji Yamada que tan buen sabor nos dejó a todos gracias a la maravillosa Una Familia de Tokio con la que ganó la Espiga de Oro a la mejor película en 2013. Al igual que con Una Familia de Tokio, Yamada representa a una familia japonesa de clase media, donde la tradición y lo moderno se tocan constantemente, unas veces se complementan y otras se enfrentan, las referencias a su maestro Yasujiro Ozu son constantes a lo largo de la cinta, el sake también es una conexión y repite prácticamente con todo el elenco de actores.

Hacía más de veinte años desde Tora-san 48: Tora-san to the Rescue (1995) que Yamada no se decantaba por una comedía y lo hace ahora a través de una familia de clase media en la que aparece el caos cuando los abuelos anuncian que se van a divorciar tras llevar casados casi 50 años. Sus hijos organizan una reunión familiar para tratar de salvar el matrimonio.

Se trata de una comedia ligera que no provoca grandes carcajadas, con un humor basado en actuaciones histriónicas, con muchas caídas forzadas y algo exageradas para provocar la risa. Sin embargo, Yamada toca las teclas adecuadas para mantener un ambiente dulce y nostálgico especialmente en los momentos cuando la familia está reunida en los que en vez de discutir el tema en cuestión cada uno de los hijos se pone a hablar de sus propios problemas. CALIFICACIÓN: 6,5/10

Madre solo hay una

A la siguiente película, Madre solo hay una acudió por la mañana a la rueda de prensa su directora Anna Muyleart acompañada del actor Luciano Bortoluzzi (El padre de Jacqueline) para dejar claro que la historia de Pierre (Naomi Nero) y de su hermana menor Jacqueline (Lais Dias) cuando descubren que fueron robados a sus padres bilógicos al nacer “es el punto de partida” de un suceso real que tuvo lugar en Brasil hace aproximadamente unos 20 años y aunque hizo “un poco de trabajo de documentación” no trata de ser un docudrama sino una historia de ficción independiente basada en esos hechos con la idea de “traer a los personajes al momento actual, mas contemporáneo… para conectar así con la juventud de ahora”, comenta la directora. Ante todo se trata de un ejercicio para ponerse en el lugar del otro para intentar comprender sus actitudes y motivaciones sin tener que estar de acuerdo.

La película sigue la trayectoria de Pierre que pasa de vivir cómodamente en su casa de clase obrera vistiendo como quiere y llevando pintadas las uñas y a nadie le importa para de repente verse obligado a vivir con sus padres biológicos burgueses que no verán con buenos ojos sus costumbres e intentarán hacerlo cambiar en vez de aceptarlo tal cual como reclama Pierre.

Una vez que la madre de Pierre es detenida por haberle robado cuando era niño, aprende a utilizar su ambigüedad como un método de supervivencia, como una afirmación existencial, una llamada de atención y se aprecia claramente que la intención de la directora es centrarse en el descubrimiento de esa identidad, la aceptación de las personas tal como son y en “el derecho que tienen todas las personas a ser uno mismo”. El trabajo de casting nos confiesa Anna Muyleart no fue tarea fácil porque “el protagonista tiene 16 años y es difícil encontrar actores con esa edad” y además debido a esa ambigüedad de Pierre y a su “fluidez de género algunos jóvenes actores que se presentaron a las pruebas al ver el contenido de la película y del personaje no quisieron”.

Otro tema que flota en la película es la falta de comunicación en las familias entre padres e hijos y la gran brecha generacional existente en muchas de ellas que, según Anna Muyleart, llevó a la gente joven en Brasil de forma mayoritaria a comprender e identificarse con el protagonista y de hecho prosigue la directora, “en el estreno oficial acudieron 2500 jóvenes y al día siguiente se estableció un debate sobre la película”. CALIFICACIÓN: 7,5/10

Tormenta de Arena

La jornada acabó con Tormenta de Arena de la directora israelí Elite Zexer, cuya acción se centra en una aldea beduina donde el personaje central es Layla (Lamis Ammar), de 18 años que siente admiración y fascinación por su padre, Suliman, al que ve como un símbolo de modernidad en medio del desierto que la enseña a conducir, la deja estudiar, es una persona comprensiva y con la mente abierta en cambio con su madre son peleas y desacuerdos constantes que se agravan cuando esta la descubre que tiene un novio en la escuela. Pero a medida que avanza la historia, comienza a descubrir las verdaderas personalidades de sus padres.

Suliman es débil incapaz de soportar las expectativas, el desprecio de los demás y aterrorizado por los comentarios de desaprobación y la vergüenza, en cambio su madre, Jalila puede enfrentarse a Suliman en privado pero no se atreve en público, por temor a represalias, es una mujer flexible y con un fuerte carácter que utiliza para proteger a sus hijos.

A la rueda de prensa matinal para presentar la película acudió su bella protagonista, Lamis Ammar cuyo estreno en la gran pantalla comienza con buen píe porque este film fue galardonado en el Festival de Sundance a la Mejor Película Internacional aunque la prometedora joven actriz no es nueva en el mundo de la interpretación ya que cuenta con una experiencia de 5 años en el teatro y a pesar de que “el fundamento de la interpretación es el mismo, si he sentido un gran cambio, un gran salto y es verdad que la película me ha cambiado la vida” confiesa Lamis Ammar.

La película puede originar controversia y generar susceptibilidad en cierta parte de la sociedad musulmana por ser la directora y el equipo técnico israelíes los que dirijan a actores palestinos y además ser ellos los que cuenten una historia sobre las costumbres y tradiciones del pueblo beduino pero Lamis Ammar nos comenta que hubo mucho diálogo entre ambas partes y “la productora lo hizo a la perfección, redactó el guion de la película respetando la verdad y por ese motivo ella accedió a trabajar”.

La directora y guionista Elite Zexer, basó su guion en 10 años de interacción con las mujeres beduinas y como explica Ammar la película “está enfocada al sentimiento” y su intención no es “criticar a la sociedad, ni a cambiar nada ya que la vida de los beduinos es muy compleja… tan solo se trata de una pequeña historia en el desarrollo de la vida de las mujeres”.

La cámara observa silenciosamente a sus personajes manteniéndose al margen, sin juzgar, invitando a la identificación a través de largas tomas de los momentos cotidianos. Jalila y Layla, madre e hija luchan por sobrevivir en un microcosmos donde la mujer es víctima del machismo de la sociedad en la que viven.

La tensión va in crescendo a lo largo del film a medida que Layla se revela contra esas normas y se niega a aceptar las imposiciones de su padre para culminar en una decisión final que suena triste al tiempo que extravagante y bastante agridulce, es una concesión a la tradición pero no hay que verla como una derrota sino mas bien a la solidaridad existente entre las mujeres. CALIFICACIÓN: 7,5/10

Reparar a los vivos

La última jornada y séptima comenzó con Reparar a los vivos de Katell Quillévéré, la cual nos lleva por el largo y triste camino de la donación de órganos cuyo inicio empieza por la propia aceptación. La historia comienza con tres jóvenes surfistas disfrutando de las olas de un mar revuelto. En el viaje de vuelta en coche, el agitado día les adormece y sufrirán un accidente en el que el único que no llevaba puesto el cinturón de seguridad, Simón (Verdet Gabin) se encuentra en estado de muerte cerebral mantenido vivo por las máquinas.

Los padres de Simón se enfrentan a un dolor insoportable y difícil de digerir, pero los órganos están vivos y pueden servir para salvar la vida de otra persona. Los padres aceptan la donación y aparece en escena Claire (Anne Dorval) que sufre una enfermedad del corazón y espera un donante. Ella será la que reciba el corazón de Simón.

Al finalizar la película conocemos todo el complicado proceso que lleva una donación como si se tratara de un documental de ficción. Se nos presenta a la familia destrozada que debe tomar tan delicada decisión, el equipo de médicos que intervienen en el proceso como mediadores desde enfermeros, sicólogos, cirujanos…, para finalizar con la presentación de la esperanzada familia que recibe la donación.

Nos enteramos de la perfecta sincronización de efectivos y medios para realizar la intervención al mismo tiempo que presenciamos como si fuéramos alumnos de la facultad de medicina del manejo y la utilización del bisturí tanto para extraer el corazón de Simón como para instruirnos sobre la incisión en el nuevo cuerpo donde se realiza el trasplante y poder contemplar el latido de este órgano que inicia una nueva vida. Todavía sigo pensando que aporta tanta escena explícita a la narración y si había necesidad de ello, quizás el director intenta que veamos un trasplante como un espectáculo bello donde la muerte da paso a la vida y hacernos reflexionar sobre lo extraño que resulta ese equilibrio existente entre la vida y la muerte. CALIFICACIÓN: 6,5/10

Locas de Alegría

El Festival se cerró con Locas de Alegría del director italiano Paolo Virzì cuyas protagonistas Donatella (Micaela Ramazzotti) y Beatriz (Valeria Bruni Tedeschi) son dos mujeres encerradas en una peculiar institución psiquiátrica en la Toscana llamada Villa Biondi, muy diferentes, con caracteres totalmente opuestos que se complementan formando una perfecta simbiosis donde la una cuida de la otra. Beatriz es una mujer refinada, la gusta vestir bien, con una gran capacidad para salir airosa de situaciones complicadas en el día a dia gracias a su linaje aristocrático y a su facilidad para inventar mentiras de una manera convincente.

Otra cualidad a resaltar de Beatriz es su asombrosa capacidad de transformación para conseguir pasar por una persona cuerda. En cambio, Donatella es una mujer que llega a la Villa llena de magulladuras, muy delgada, desaseada, con absoluta falta de autoestima, llena de tatuajes por todo el cuerpo, muy dolida por dentro y por fuera ante la imposibilidad de no poder ver su a hijo al que intentó matar en una ocasión y que supuso la pérdida de su custodia.

Un día las dos consiguen escaparse de la Villa en un autobús y entrar en contacto con el mundo exterior. A partir de ahora se sucederán una serie situaciones rocambolescas, divertidas y a veces surrealistas donde entran en escena un centro comercial, un elegante restaurante, la discoteca donde trabaja el padre del hijo de Donatella o la mansión de la playa del ex de Beatrice y ambas emprenderán una huida constante perseguidas por los empleados del psiquiátrico que nos recuerda intencionadamente por alguna escena de ellas montadas en el coche a Thelma & Louise (1991) de Ridley Scott.

Hay algunos divertidísimos diálogos entre ellas que son para enmarcar como el que mantienen en un lujoso restaurante donde Beatrice la recrimina a Donatella porque no se hace con una libreta para anotar las cosas en vez de escribirlas en su cuerpo en forma de tatuajes.

El verdadero drama habita dentro de la Villa que representa un microcosmos separado de la vida real en la que viven una serie de mujeres con trastornos mentales recluidas y olvidadas allí. Se trata de una pura comedia italiana, con diálogos incisivos y divertidos, de ritmo rápido en donde se juega muy bien con la ironía para tratar cuestiones sociales y políticas. CALIFICACIÓN: 8/10

CLASIFICACION SEMINCI 2016 SEGÚN MI VALORACIÓN PERSONAL

  1. The Salesman (El Viajante). Asghar Farhadi. (Francia / Irán)…………………………………………90/100
  2. El Ciudadano Ilustre. Mariano Cohn, Gastón Duprat. (Argentina / España)……………………………85/100
  3. Doña Clara. Kleber Mendonça Filho. (Brasil / Francía)………………………………………………..85/100
  4. Las Inocentes. Anne Fontaine. (Francia /Polonía)……………………………………………………85/100
  5. Hija. Reza Mirkarimi. (Irán)…………………………………………………………………………..80/100
  6. Clash. Mohamed Diab. (Egipto / Francia / Emirato Árabes)…………………………………………..80/100
  7. Locas de Alegría. Paolo Virzì. (Italia)………………………………………………………………..80/100
  8. Tormenta de Arena. Elite Zexer. (Israel)……………………………………………………………..75/100
  9. Madre solo hay una. Anna Muylaert. (Brasil)………………………………………………………….75/100
  10. Las Furias. Miguel del Arco. (España)……………………………………………………………….75/100
  11. Hedi. Mohamed Ben Attia. (Túnez /Bélgica / Francia)……………………………………………….70/100
  12. El Rey de los Belgas. Peter Brosens, Jessica Woodworth. (Bélgica / Paises Bajos / Bulgaria)……….70/100
  13. Tierra de Dioses. Goran Paskaljevic. (Indía / Serbía)………………………………………………..70/100
  14. Maravillosa Familia de Tokyo. Yôji Yamada. (Japón)…………………………………………………65/100
  15. La Ciénaga: Entre el Mar y la Tierra. Carlos del Castillo. (Colombia)………………………………….65/100
  16. Reparar a los Vivos. Katell Quillévéré. (Francia / Bélgica)…………………………………………….65/100
  17. La Madre. Alberto Morais. (España / Rumanía / Francia)……………………………………………..60/100
  18. Anatomia de la Violencia. Deepa Mehta. (Canadá / India)…………………………………………….60/100

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