Con motivo del centenario del nacimiento de Emilia Pardo Bazán, el Teatro Fernando Fernán Gómez programa Los Pazos de Ulloa, adaptación teatral de la novela más célebre de la escritora gallega. La obra, máximo exponente del Naturalismo en España, ofrece un retrato del medio rural gallego de finales del siglo XIX y un profundo análisis de la psicología de los personajes, determinados por las circunstancias y el entorno.

Helena Pimenta dirige la adaptación realizada por Eduardo Galán. Cuenta con un elenco formado por rostros muy conocidos: Pere Ponce, Diana Palazón, Marcial Álvarez, Francesc Galcerán, Esther Isla y David Huertas.

Paralelamente, se podrá disfrutar en el vestíbulo del teatro de la exposición “Madrid en Emilia Pardo Bazán”, donde se exhiben algunas de las piezas de vestuario de la serie de TVE, Los Pazos de Ulloa, los figurines de la versión teatral de Insolación y valiosos documentos sobre la vida y obra de Emilia Pardo Bazán.

Los Pazos de Ulloa se podrá ver en Madrid en el Teatro Fernán Gómez hasta el 7 de noviembre.



Estreno Los Pazos de Ulloa

Crítica de 'Los Pazos de Ulloa'

Ficha Técnica

Título: Los Pazos de Ulloa
Título original: Los Pazos de Ulloa

Reparto:
Pere Ponce (Don Julián)
Diana Palazón (Sabel / Rita)
Marcial Álvarez (Don Pedro el Marqués de Ulloa)
Francesc Galcerán (Primitivo y El Señor de la Lage)
Esther Isla (Nucha)
David Huertas (Médico)

Duración: 95 min. apróx.
Dirección: Helena Pimenta
Adaptación: Eduardo Galán
Autoría original: Emilia Pardo Bazán
Ayudante de dirección:
Ginés Sánchez
Escenografía:
José Tomé y Mónica Teijeiro
Diseño de iluminación:
Nicolás Fischtel
Diseño de vestuario:
Mónica Teijeiro y José Tomé
Vestuario:
Sastrería Cornejo
Música original y espacio sonoro:
Íñigo Lacasa
Equipo de producción Producción ejecutiva:
Secuencia 3
Dirección de producción:
Luis Galán
Coordinación técnica y de construcción:
Luis Bariego
Comunicación y coordinación de producción:
Beatriz Tovar
Administración:
Gestoría Magasaz
Transporte:
Miguel Ángel Ocaña
Realizaciones Construcción de escenografía:
Luis Bariego / Secuencia3
Diseño Gráfico:
Alberto Valle - Raquel Lobo / Hawork Studio
Fotografía:
Pedro Gato
Peluquería y maquillaje:
Roberto Palacios
Producción: Secuencia3, LaVillaroel, Olympia Metropolitana y Saga Producciones

Tráiler de 'Los Pazos de Ulloa' 

Sinopsis de 'Los Pazos de Ulloa'

La versión teatral que proponemos de Los Pazos de Ulloa se centra en el enfrentamiento entre la crueldad y el deseo, la pasión y el amor, la violencia rural del mundo caciquil y la cortesía y las buenas maneras de la ciudad (Santiago de Compostela). Por la obra desfilan un cacique, una curilla con pasiones contenidas (como el célebre “El pájaro espino”), una mujer enamorada...

En lo del cura enamorado coincidió doña Emilia Pardo Bazán con la famosa novela de Clarín, “La Regenta”, ambas de estilo naturalista (que, procedente de Francia, tanto marcó la literatura de finales del siglo XIX con el determinismo biológico y social de los personajes). Don Fermín de Pas, en Clarín, y Don Julián en Pardo Bazán. Dos curas muy distintos: el primero, corrupto y seguro de sí mismo, y el segundo, inseguro, asustadizo y dotado de un generoso corazón.

El feminismo latente en “Los Pazos de Ulloa” se debe a la propia personalidad de Emilia Pardo Bazán, primera mujer catedrática de Universidad de España, primera mujer socia del Ateneo de Madrid y de la SGAE, fundadora de revistas, novelista, seguidora de la novela naturalista, precedente del lenguaje de Valle Inclán; dramaturga, ensayista, cronista cultural y de la política madrileña en la prensa de su época, candidata a académica de la RAE que no fue elegida por ser mujer. (TEATRO FERNÁN GÓMEZ). 



Los Pazos de Ulloa
Foto de Pedro Gato

Los Pazos de Ulloa como microcosmos

Llegamos con don Julián, un párroco de poca monta pero de firmes convicciones, al pazo de los Ulloa. Con él, descubrimos el mundo de brutalidad y abusos que se esconde tras esas paredes olvidadas del mundo. Lleno de buena voluntad, don Julián tiene el propósito de hacer de aquel un lugar mejor para sus moradores; sin embargo, las dinámicas de poder entre los personajes están profundamente arraigadas y no es fácil luchar contra lo que parece ser la naturaleza de las cosas.

La mejor heredera de Zola, doña Emilia, proyecta una mirada llena de pesimismo sobre aquel mundo rural, donde no hay redención posible. Bajo el yugo violento e inhumano de don Pedro, el marqués de Ulloa, el microcosmos de los Pazos mantiene su equilibrio. El amo somete, el servicio agacha la cabeza, los niños crecen salvajes y las mujeres son tratadas como bestias.

Pere Ponce nos ofrece en Los Pazos de Ulloa un don Julián lleno de matices, firme en sus convicciones y atormentado por sus dudas. Protagonista a pesar suyo, narrador perspicaz y testigo perplejo, se alza como un baluarte de bondad frente al vehemente don Pedro. Marcial Álvarez interpreta las distintas facetas del marqués de Ulloa de forma excepcional. Como cacique déspota en el Pazo con ínfulas de diputado conservador, como atroz amante y esposo, como miembro de la pequeña nobleza venida a menos en su visita a Santiago. La intensidad de su interpretación hace que algunas de sus escenas sean insoportablemente sobrecogedoras.

Tras don Pedro, Primitivo, el criado que es también su mano derecha. Interpretado por Francesc Galcerán, está lleno de rudeza y falta de humanidad. Muy alejado del urbanita don Manuel, el tío de don Pedro, a quien también da vida.

Teatro Fernán Gómez
Foto de Pedro Gato

Doña Emilia, pionera del feminismo

Especial mención merecen las dos protagonistas femeninas, Diana Palazón, como Sabela y Rita, y Esther Isla, que interpreta a Nucha. Diana Palazón dota de una vitalidad exuberante a estos personajes tan distintos, pero con tantos puntos en común. De contextos sociales antagónicos, ambas viven sus deseos de forma espontánea. Para Rita, un simple coqueteo mientras pasea la estigmatiza y es motivo suficiente para rechazarla; Sabela, como campesina, es tratada como un animal, sujeta a constantes abusos. La Sabela de esta versión es algo más sencilla en su concepción y pierde parte de los puntos oscuros de la original. Es una víctima clara de don Pedro y de su padre, Primitivo, sin atisbo alguno de malas intenciones.

La Nucha de Esther Isla es, quizás, el personaje más redondo, en cuanto a que su evolución en escena es mayor. De la joven prudente y recatada, tan en segundo plano con respecto a su hermana Rita, pasa a convertirse en una entregada esposa y, pronto, en una expectante madre llena de ternura. El nacimiento de una niña y el rechazo de su esposo, la llevan a la desesperación, que es interpretada por el pensamiento patriarcal como una forma de locura. Esther Isla hace un trabajo espléndido en la construcción de este personaje en Los Pazos de Ulloa.

Teatro Fernán Gómez
Foto de Pedro Gato

De la página a la escena

La adaptación de Los Pazos de Ulloa resuelve con un interesante trabajo de escenografía la cuestión de la multiplicidad de espacios. Es especialmente interesante cómo se soluciona por medio de la iluminación la ausencia de un actor infantil que interprete al pequeño Perucho, que es en cierto modo el único atisbo de inocencia de los pazos.

Los cambios con respecto a la novela responden a las inevitables necesidades escénicas. Para empezar la simplificación de algunas tramas, especialmente la correspondiente a las elecciones, que tanto peso tiene en la obra original. Sorprende, sin embargo, la omisión de la impactante escena final protagonizada por Perucho y la “nené”. El epílogo, en medio de las tumbas, recupera el cierre de la novela, que sirve de enlace con su continuación, La madre naturaleza.

Los Pazos de Ulloa
Foto de Pedro Gato

Conclusión

Adaptar al teatro una novela de la envergadura de Los Pazos de Ulloa no es tarea sencilla. Eduardo Galán hace un trabajo de selección de los pasajes más significativos para ofrecernos una obra redonda, con unos personajes magníficamente perfilados. Las interpretaciones de todo el elenco, Pere Ponce, Diana Palazón, Marcial Álvarez, Francesc Galcerán, Esther Isla y David Huertas, ofrecen la hondura psicológica que esta historia, de una brutalidad descarnada, precisa. Destacamos también el trabajo de vestuario y de escenografía, que nos trasladan a esa Galicia rural de finales del siglo XIX.

Esta versión de Los Pazos de Ulloa recrea de forma muy acertada el espíritu y el sentido de la novela de Emilia Pardo Bazán y solventa convenientemente algunas de las dificultades de su adaptación al escenario. Sabe, además, subrayar los  aspectos más modernos de la obra original y la hacen muy atractiva tanto para los que conocen la novela, como para los que se acercan por primera vez a la historia de los Pazos. Un maravilloso homenaje a doña Emilia y a la más célebre de sus novelas.

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