Miguel Uribe es uno de los protagonistas de Muerte de un viajante, dando vida a Charlie y Howard. La pieza teatral ha logrado convertirse en una de las piezas mejor valoradas tanto por la crítica especializada como por el gran público. Versión de Natalio Grueso, la dirección ha corrido a cargo de Rubén Szuchmacher. Después de obtener una estupenda recepción por su paso por Madrid, se encuentra en plena gira nacional, donde sigue acumulando aplausos del público. Además, cabe recordar que la pieza es original de Arthur Miller, siendo uno de sus títulos más sonados.
En Cinemagavia hemos tenido el placer de hablar con Miguel Uribe por la gira de Muerte de un viajante. En primer lugar, nos relata cómo esta siendo la gira, así como las razones por las que la obra es atemporal. Asimismo, reflexionamos sobre la obsesión del éxito en la actualidad y matizamos la definición de tener miedo a envejecer. A continuación, hablamos sobre la ruptura del "sueño americano" y si todavía existe la presión de las expectativas paternales. También desgrana el proceso de sus personajes y si es necesario realizar relecturas de los clásicos. Para terminar, nos indica qué clásico le gustaría protagonizar.
Resumen
Entrevista a Miguel Uribe
Diego Da Costa / Cinemagavia: ¿Cómo está siendo la gira de Muerte de un viajante?
Miguel Uribe: Está siendo todo un éxito. Desde que empezamos en abril de 2022 no hemos parado. Tenemos bolos hasta finales de mayo y, probablemente, haremos una pequeña gira por Sudamérica en junio. La obra tiene muy buena acogida por parte del público y unas críticas fantásticas.
Diego Da Costa / Cinemagavia: ¿Por qué crees que Muerte de un viajante continúa siendo un éxito y parece que incluso atemporal?
Miguel Uribe: El texto de Arthur Miller es fabuloso, con unos personajes muy bien definidos y una trama perfectamente desarrollada y totalmente actual después de más de setenta años. Muchas veces el espectador se ve reflejado en algunos momentos concretos durante la representación.
Si a eso le sumas una buena adaptación, un gran director y buenos actores, el éxito está garantizado.
Diego Da Costa / Cinemagavia: ¿Piensas que en la actualidad sigue habiendo una obsesión con el triunfo y el éxito en relación con el dinero o se está expandiendo la definición a otros aspectos?
Miguel Uribe: En la sociedad que vivimos sí, desde luego. Solo hay que echar un vistazo a las redes sociales. Muchísima gente está obsesionada con mostrar la parte exitosa, feliz y triunfal de su vida. Pura fachada.
El miedo al paso del tiempo
Diego Da Costa / Cinemagavia: Envejecer parece que es un miedo que sigue plenamente en la sociedad, ¿nos da miedo hacernos mayores o nos da miedo que la sociedad, al ser mayores, nos perciba como menos útiles?
Miguel Uribe: Los dos conceptos podrían estar perfectamente relacionados. Al hacernos mayores y envejecer, perder facultades y sentirnos más dependientes, una parte de la sociedad puede pensar que ya no somos útiles. Y eso, desde luego, puede darnos miedo. Pero qué va, la gente mayor aún puede ayudarnos y enseñarnos muchísimo con toda la experiencia vital que tienen.
Diego Da Costa / Cinemagavia: La obra podría ser una crítica al "sueño americano", a unos ideales que, con el transcurso de la obra, sobre todo por el final, muestran que Willy no estaba en todo lo cierto. ¿Cuál es tu reflexión sobre el desenlace de la historia?
Miguel Uribe: Pues que Willy estaba equivocado, desde luego. Y que para triunfar en la vida, no basta con "caer bien a la gente", como dice él. Ni con tener buena presencia y muchos contactos.
Ahora, el trabajo y el esfuerzo tampoco te garantiza nada. Willy se ha matado a trabajar durante toda su vida y al bajar su productividad es despedido. Hay un momento en el que Charlie le dice a Willy: "Lo único que tienes en este mundo es lo que eres capaz de vender". Creo que es una frase que lo resume bastante bien.
Las expectativas familiares
Diego Da Costa / Cinemagavia: Interpretas a Charlie (el vecino) y a Howard (el jefe de Willy), ¿Cómo fue el proceso con los personajes y qué fue lo más llamativo que encontraste en ellos?
Miguel Uribe: Yo me incorporé a la gira en abril sustituyendo a Jorge Basanta, que hizo un trabajo fantástico. Así que una buena parte del proceso ya estaba hecho: estructura, tono, ritmo, perfil de los personajes... Tenía que adaptarme y trabajar rápido para superar esa primera fase y poder introducir poco a poco mis matices.
Fue un periodo de ensayos corto pero muy intenso, con los compañeros completamente volcados para que llegara a tiempo al inicio de la gira. Lo que más me gusta de los personajes es el vínculo particular que tienen con Willy. Así como Charlie se preocupa por él y le ayuda, a Howard poco le importa su delicadísima situación personal. No atiende a sus peticiones y termina despidiéndose.
Diego Da Costa / Cinemagavia: ¿Los hijos están condenados a vivir las expectativas de los padres?
Miguel Uribe: Actualmente no tanto. Pero en aquellos años sí que había mucha más presión; sobre todo si eras hombre y primogénito. Si, por ejemplo, tu padre era abogado, ingeniero o médico, el hijo mayor, por lo general, seguía sus pasos. Y claro, había muchas expectativas sobre él.
La mirada a los clásicos
Diego Da Costa / Cinemagavia: Has realizado muchas obras a lo largo de tu vida, ¿habría algún clásico teatral con el que te gustaría quitarte la espinita e interpretarlo?
Miguel Uribe: ¡Uf, qué difícil responder! ¡Son tantos! Pero me decanto por "Julio César" de Shakespeare. Una obra absolutamente magistral.
Diego Da Costa / Cinemagavia: Además de traerlos a la vida, ¿es necesaria una relectura de los clásicos con el prisma del avance social o impera más la fidelidad con lo que escribió su autor en ese momento?
Miguel Uribe: Hay cabida para las dos opciones, por supuesto. Son clásicos precisamente por eso, porque están tan bien escritos que pueden pasar décadas o siglos y seguir de plena actualidad, aunque hagas una puesta en escena tradicional.
Y también hemos podido ver excelentes adaptaciones contemporáneas de muchas de estas obras. "Muerte de un viajante" se podría adaptar perfectamente a nuestros días.
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