Mosul es una película bélica de reciente adición al catálogo de Netflix, que sigue los avatares de un comando SWAT iraquí en su lucha contra el Estado Islámico. Los hermanos Russo participan en el proyecto mediante su productora AGBO.
El director es el debutante, como realizador, Matthew Michael Carnahan, encargado de la escritura de películas como La sombra del reino (2007), Guerra Mundial Z (2013) o Marea negra (2016). El reparto está formado por actores de Oriente Medio, algunos sin demasiado currículo. Fue presentada en el Festival de Venecia de 2019, en la Sección Oficial fuera de concurso. Netflix la distribuye mundialmente desde el 26 de Noviembre.
Crítica de ‘Mosul’
Resumen
Ficha Técnica
Título: Mosul
Título original: City of a Million Soldiers
Reparto:
Thaer Al-Shayei (Hooka)
Waleed Elgadi (Coronel Kaveh Afsahani)
Hayat Kamille (Hayat)
Suhail Dabbach (Jasem)
Adam Bessa (Kawa)
Año: 2019
Duración: 101 min.
País: Estados Unidos
Director: Matthew Michael Carnahan
Guion: Matthew Michael Carnahan
Fotografía: Mauro Fiore
Música: Henry Jackman
Género: Bélico. Drama | Basado en hechos reales
Distribuidor: Netflix
Tráiler de ‘Mosul’
Sinopsis de ‘Mosul’
Después de ser socorrido por un escuadrón iraquí, un joven policía se une a sus salvadores para luchar contra el Estado Islámico en un Mosul arrasado. (Netflix)
Aquí llegan los SWAT de Nínive
Entre 2014 y 2017 la ciudad de Mosul, la segunda más grande de Irak, estuvo tomada por el Estado Islámico. Una de las mayores resistencias la encontraron en los SWAT de la provincia de Nínive, formados por hombres locales. Mosul, cuenta la historia de una operación de esta unidad durante la languideciente, pero todavía letal, ocupación del Estado Islámico. Todo empieza con un tiroteo en el que se ven inmersos dos policías.
Uno de ellos, Kawa (Adam Bessa), es reclutado por los SWAT para su lucha. Al mando está el carismático y valeroso mayor Jasem (Suhail Dabbach), que ya ha perdido a varios familiares a causa del Daesh y cuya furiosa determinación es seguida por todos los componentes del comando.
La entrada de Kawa en el grupo no será particularmente calurosa de inicio, obrando una incómoda desconfianza hacia el bisoño agente de policía (tiene 21 años). No obstante, se encuentran en una posición en la que hacen falta hombres, porque así lo exige la misión en la cual están implicados. De todos modos, Kawa no conoce el contenido de la misión. Habrá de hacerse acreedor a ello según vaya uniendo lazos con sus compañeros de armas. Mientras tanto, los SWAT inician un periplo por diversos lugares de la demolida ciudad de Mosul.
Explorando Mosul
La primera, y más llamativa, virtud de Mosul es la excelente ambientación, la verídica y desoladora visión de una ciudad donde no queda piedra sobre piedra. Mosul se nos aparece como una genuina ciudad fantasma donde sus pobladores se mueven con una mezcla de fatalismo y miedo. De este modo, los SWAT se van moviendo por el área urbana, cuyo mapa parece una abigarrada mezcla de sectores.
Por supuesto, durante el periplo habrá momentos de gran tensión materializados en tiroteos, escaramuzas, emboscadas y otras situaciones propias del género bélico y del thriller de acción. Sin embargo, también hay momentos que nos ayudan a tomar el pulso a la propia ciudad de Mosul, y a conocer algunos detalles de los componentes del comando. No es un reportaje de National Geographic y tampoco una película de introspección psicológica, pero Mosul sí que ofrece las suficientes pinceladas como para situarse por encima del enfoque de numerosas películas de acción.
Algunas de estas pinceladas son emotivas. A modo de ejemplo, podemos citar la recogida del niño huérfano. Otras pretenden mostrar la compleja situación de una ciudad dividida en sectores, cada uno con su peligro y su idiosincrasia particular. Extrañamente vemos que los SWAT en muchos lugares han sido dados por muertos, y que casi alcanzan el nivel de proscritos. Sigue habiendo un halo de misterio sobre la misión en la que están envueltos los SWAT, más allá del objetivo primigenio de liquidar a combatientes del Estado Islámico. Esto ayuda a plantearse una pregunta esencial ¿por qué luchan realmente estos hombres?
Las balas vuelan
En Mosul la premisa parecía traer consigo buenas dosis de acción en un entorno bélico. Promesa que no se ve defraudada. El mismo inicio es una vehemente escena de tiroteo, y a lo largo de la película veremos situaciones similares. Están rodadas de forma que no falta la contundencia, y que no encubre los estragos físicos. No obstante, tampoco hay que esperar alardes técnicos o coreografías virtuosas. Por hablar de otra película en la que también están implicados los hermanos Russo, no llega en esta apartado a la altura de Tyler Rake.
La acción se mueve a impulsos de tiroteos, donde la cámara acompaña a los componentes de los SWAT como si fuera un notario que da fe de las bajas, los heridos y el miedo. ¿A veces recuerda a un videojuego? Quizá, pero no creo que sea una mal endémico. Otro tipo de tensión, en contraposición a la "activa" de los tiroteos, es la "pasiva" donde no sabes dónde se embosca el enemigo. Mosul cobija una gran territorio comanche donde la amenaza puede estar escondida en cualquier estrecha callejuela, a la vuelta de la esquina, o en una ventana a priori de los más prosaica. Matthew Michael Carnahan aprueba en su debut tras las cámaras.
En Mosul este tipo de tensión latente es una baza jugada con astucia y eficiencia. Probablemente sea lo que realmente esté más conseguido de la película. Tampoco se olvida, a veces, del factor humano y deja aflorar algunos atisbos de sentimientos en sus protagonistas. Se sostiene esta humanización en la progresiva comprensión de la misión, en el deprimente paisanaje y en la empatía de algunos de los personajes. Es decir, no estamos ante La delgada línea roja (1998), pero tampoco es una película hueca.
Los miembros del comando
El hecho de que en Mosul los actores sean oriundos de Oriente Medio, aunque no estrictamente iraquíes, añade un plus de verismo. Los protagonista no ofrecen la visión de una tropa norteamericana, si bien la producción es estadounidense y algo queda, y no entra en la disyuntiva de Occidente contra el islam. Los mismos que luchan contra el Estado Islámico son musulmanes, no simpatizan con los americanos, y no guardan un recuerdo grato de Saddam. Mosul utiliza la lógica de un pueblo liberándose a sí mismo, pero no conviene caer en lecturas geopolíticas demasiado complejas.
Los actores cumplen perfectamente. Suhail Dabbach lleva a cabo una actuación más que estimable, la mejor de la película, en el papel del enérgico mayor Jasem. Su rostro curtido, nervioso, inflexible pero con toques emotivos, es la imagen que nos quedará de la película. Es un hombre duro, pero con capacidad de añoranza y empatía. Adam Bessa, en el papel de Kawa, es el siguiente gran protagonista. Su actuación es correcta, y va cogiendo peso a medida que avanza el metraje. Sin embargo su evolución es demasiado repentina, dando la impresión de ser un personaje que podría haberse dibujado mejor y con más detalle.
El protagonismo del resto de los SWAT es variable y de naturaleza coral. Tiene peso en la trama Waleed (Ishaq Elias), que ofrece alguno momento emotivo y está a la altura. Como personaje también podríamos mencionar a la propia ciudad de Mosul, una ratonera inhóspita que parece como un organismo uniforme por cuyas venas, llenas de amenazas transita el comando. Las ruinas polvorientas producen una incomodidad pegajosa, de calor y zozobra.
Conclusiones de 'Mosul'
Mosul es un thriller bélico que no destaca particularmente en ningún aspecto, pero que tampoco adolece de grandes defectos. La recreación es estupenda, la tensión está espléndidamente dosificada y añade, aunque no profundice mucho, cierto factor humano en algunas situaciones. Su corto metraje, apenas hora y media, se nos pasa volando y aunque falte algo de brillantez, el visionado es gratificante.
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