"Mujeres al borde de un ataque de risa": La comedia femenina

El espectáculo de comedia femenina del que todo el mundo habla vuelve a los escenarios en su tercera temporada.

Mujeres al borde de un ataque de risa es ingenio, es diversión, es talento y arte, pero sobre todo, es la unión de tres grandes actrices cómicas que se encuentran en su mejor momento creativo: Alicia Lobo, Coria Castillo y Maru Candel.

Mujeres sin pelos en la lengua, sin cortapisas ni tapujos. Completamente distintas entre ellas, pero con un mismo objetivo: hacer disfrutar al público como mejor saben, haciéndoles reír. (GRUPO MARQUINA).

Revolver los estereotipos

Cada vez, por suerte, se está dando mayor visibilidad a la comedia femenina, algo imprescindible para una igualdad real, en este caso, en el ámbito cultural. Mujeres al borde de un ataque de risa es un espectáculo de monólogos, protagonizado por Alicia Lobo, Coria Castillo y Maru Candel. Cada una de ellas obtiene su lugar durante el show, sabiendo exponer su personalidad propia ante los espectadores, con una propuesta fresca. Asimismo, hay que destacar la modernidad de ir más allá en los temas que se abordan, ya que así no se siente que sea lo mismo de siempre. No obstante, es cierto que hay algún que otro momento en el que se hace alusión a viejos conocidos como las “relaciones de pareja”, o las dietas. Sin embargo, tanto Lobo, como Castillo como Candel, saben darle una vuelta de tuerca para hacerlo suyo.

Se podría decir que el espectáculo se divide en cuatro partes, tres en realidad si no se cuenta la introducción, donde van llevando al espectador por diferentes estados. La diversidad de temáticas que se van poniendo sobre las tablas hace que se sienta una buena ejecución de las ideas. Es decir, no hay en ningún momento una sensación de reiteración, o de desaceleración del propio show. Después, aplaudir que sepan introducir al propio público dentro del monólogo, ya que de esta forma consiguen que se mantenga atento en todo momento. Además, en tiempos de pandemia, esa interacción, siempre respetando las medidas de seguridad, es una bocanada de aire. Gracias a ello, se deja una sensación muy agradable sobre el público, que sucumbe al buen rollo que traen sus protagonistas en todo momento.

Espectáculo de variedades

Como es habitual, los monólogos no se limitan únicamente al texto principal de la pieza, sino que también buscan impresionar al espectador con distintas propuestas más visuales y menos habladas. En el caso de Mujeres al borde de un ataque de risa, las tres humoristas sacan a relucir sus dotes artísticas, de una forma totalmente integrada en el propio texto de la obra. De esta forma, sorprenden al no ser números que se pudieran esperar, como ocurre con Lobo, o envolviéndolo en todavía más humor, como sucede con Candel. De igual manera, Castillo saca partido a la ruptura de la cuarta pared, pero, además, demuestra el significado de saber utilizar la crítica como herramienta de trabajo, para provocar las carcajadas sobre los espectadores. Por lo tanto, se puede decir perfectamente que han sabido unificar el texto con sus apuestas más físicas y enérgicas sobre la escena.

Los recursos que utilizan se alejan del uso del audiovisual, pero esta ausencia de elementos en escena se ve justificada por la gran conexión que establece con el público. Desde el principio se puede ver la conversación que establece con el mismo, lo que va creando una sensación de comunidad, que evita la necesidad de tener más interacción con el propio escenario. Con lo cual, el diálogo entre espectadores y las artistas triunfa y corona este monólogo en su nivel de inmersión. La razón no es otra que la colaboración del público se hace necesaria, lo que incita a promover esta conversación continua. Luego, las transiciones entre las tres humoristas se producen de una forma directa, lo que da su espacio a cada una de ellas, separándolas y no mezclando conceptos. Únicamente, el número final no explota de una forma tan espectacular como pudiera.

Conclusión

Mujeres al borde de un ataque de risa es una propuesta llena de humor, que sabe sacar provecho a los estereotipos para darles una vuelta de tuerca y hacerlos propios. Además, se unen unas propuestas más visuales, donde las artistas muestran sus dotes artísticas y lo combinan con la calidad de propio monólogo. Después, Alicia Lobo, Coria Castillo y Maru Candel están pletóricas, juegan con el público y el escenario, triunfando por la gran cercanía y profesionalidad sobre las tablas. La ruptura de la cuarta pared y el diálogo que se establece con el público es su mayor fuerte, manteniéndolo totalmente atento. Por lo cual, la inmersión culmina el resultado en conjunto del espectáculo. Las risas fluyen de una forma tan orgánica e hilarante, como se produce la interacción entre los asistentes y las comediantes.

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