La compañía Chévere ha revolucionado la capital madrileña con NEVERMORE, una producción que reconstruye la herida aún abierta del desastre del Prestige. El Centro Dramático Nacional ha sido el encargado de estrenar esta obra, el pasado 17 de septiembre. Se ha convertido en una de las propuestas escénicas más llamativas de la nueva temporada teatral madrileña. Además, no solo habla de este trágico suceso, sino que lo conecta directamente con la COVID-19 y la crisis climática, entre otros temas. Para ello, ha contado con seis actores que dan voz a testimonios reales, así como a sus propias vivencias. También recrean la gestión políticamente fallida ante el desastre. Se puede disfrutar hasta el 10 de octubre en el Teatro María Guerrero.



Estreno Nevermore

Crítica de 'NEVERMORE'

Ficha Técnica

Título: NEVERMORE
Título original: N.E.V.E.R.M.O.R.E.

Reparto:
Manuel Cortés
Borja Fernández
Mónica García
Miguel de Lira
Patricia de Lorenzo
Arantza Villar

Duración: 115 min. apróx.
Dirección: Xron
Dramaturgia: Xron
Idea y creación: Chévere
Escenografía:
Carlos Alonso
Iluminación:
Fidel Vázquez
Vestuario:
Uxía P. Vaello
Espacio sonoro:
Xacobe Martínez Antelo
Sonido:
Xurxo Pinheiro
Ayudante de dirección:
Nekane Fernández
Ayudantes de escenografía:
Anabel López, Brais Lestón y Tristán Ron
Arte y montaje:
Quique Martínez
Construcción cuervo:
Pepe Penabade
Alumna en prácticas de la ESAD Murcia:
Violeta Rodríguez Méndez
Fotografía:
Tino Viz y Luz Soria
Tráiler:
Bárbara Sánchez Palomero
Diseño de cartel:
Equipo SOPA
Producción: Centro Dramático Nacional
y Chévere con apoyo de Agadic-Xunta de Galicia y colaboración de Auditorio de Galicia / Concello de Santiago de Compostela

Tráiler de 'NEVERMORE' 

Sinopsis de 'NEVERMORE'

NEVERMORE es una forma de acudir a la memoria colectiva de uno de esos pueblos que se podrían borrar del mapa sin que pase nada. Un pueblo que, sin embargo, en diciembre de 2002 hizo suyo el grito del cuervo y no se dejó convencer por las mentiras de aquellos que aseguraban que todo volvería a ser como antes. Contar esta historia es además un conjuro para deshacer el hechizo que sigue rodeando la catástrofe del Prestige, convertida en una metáfora extrañamente perfecta de esa cultura del petróleo que nos impide ver qué hay más allá de la catástrofe, como si no pudiésemos habitar otro lugar que no sea ese. Como si no fuese posible encontrar un rinoceronte gris dentro de una caja negra. (CHÉVERE). 



NEVERMORE
Foto de Luz Soria

Las manchas humanas

La catástrofe del Prestige fue uno de los capítulos más duros de la historia de España más reciente, provocando una oleada de críticas en torno a la gestión y organización del conflicto. Xron analiza el fenómeno con NEVERMORE, una auténtica obra documental, en la que recoge una historia formada por las vivencias de varios de los testigos de ese momento. Asimismo, se aportan las propias experiencias de la compañía Chévere, dando ese matiz personal y cercano. Otro de los puntos a valorar es la de obtener información y datos que para muchos espectadores pueden ser totalmente desconocidos. Además, la recreaciones que se van sucediendo a lo largo de toda la pieza consolidan ese dibujo veraz de lo que hay en torno a este episodio. No es nada fácil tener todo ese mural de piezas y crear una sinergia entre ellas, que logre una unión orgánica.

Cada detalle es tratado de una forma minuciosa, en el que se eleva lo expuesto sobre el escenario por la calidad narrativa que hay. Además, un género como el documental es difícil a la hora de darle una forma distinta y atractiva en teatro, lo que demuestra la excelente decisión de plasmarlo de esta forma. El retrato que se hace del Prestige aporta una crítica mordaz contra las decisiones políticas, así como el cambio social que supuso. Por tanto, hay quien podría ver esta obra pintada de ideología, pero la realidad es que no juegan al populismo, sino que escenifican la realidad basada en su documentación. No obstante, la maestría con la que hablan del desastre petrolero, no obtienen la misma fluidez al unirlo a la desgracia de la pandemia del COVID-19. Hay un punto de unión, pero se siente como un añadido que podría suprimirse.

Centro Dramático Nacional
Foto de Luz Soria

Retazos de memoria

Uno de los pilares principales de NEVERMORE es su elenco actoral, quien desempeña una función imprescindible para poder exponer y explorar el puzzle narrativo que se desarrolla en el guion. Además, no ejercen únicamente de meros intérpretes, sino que también comparten sus propias vivencias. De esta manera, saben cómo equilibrar esa parte ficcionada, aderezándola con la propia veracidad de relatar los hechos vividos por ellos mismos. Durante toda la duración de la obra, se encuentran en diversos perfiles, mostrando la rapidez y organización en su desempeño sobre las tablas. También destacar la forma en la que acompañan a la propia puesta en escena, dado que impresiona el cuidado y detalle que hay con los efectos de sonido en sala. Resulta totalmente interesante que compartan el porqué de las recreaciones y la forma en las que las ejecutan.

Por otra parte, su trabajo en conjunto muestra la necesidad de aplaudir el gran desempeño que regalan a los espectadores. No solo cuidan la parte más dramática, más ficcionada, sino también aquella en la que interviene un trabajo físico puro. El lenguaje no verbal se apodera en varias ocasiones de la historia, lo que provoca que se aporte un dinamismo exquisito. Por esta razón, los actores en ningún momento están estáticos, ni tienen tiempo de perderse en esta composición. Con lo cual, el esquema llevado a cabo es un acierto increíble, lo que eleva la calidad de la propia obra. Gracias a la manera de coordinar los distintos movimientos en escena, el efecto que provoca sobre el público es cautivador. Por lo cual, la propia interpretación del elenco se convierte en un vehículo expresivo necesario, que va más allá de dramatizar la historia a través de reconstrucciones.

Centro Dramático Nacional
Foto de Luz Soria

La cápsula del tiempo

Hablar de NEVERMORE es hablar de su puesta en escena, dado que es el esqueleto principal de la obra. A diferencia del guion y del reparto, la propuesta que se plasma sobre el escenario es lo que hace que destaque por encima de otras producciones de índole documental. Por esa razón, es muy importante resaltar la magnífica decisión creativa, detrás de este complejo y grandioso trabajo teatral. Para comenzar, la escenografía cuenta con una elegancia, sensibilidad y recreación que llevan al espectador de lleno en lo que acontece sobre las tablas. Asimismo, la magnitud que hay en los distintos cambios de escenario, hace que se vea la magnificencia con la que han contado en la construcción artística de la pieza. Es asombroso cómo han fabricado con todo lujo de detalles ese universo pringoso y crítico, transformando la queja en un absoluto grito lleno de matices y aristas.

Otro de los puntos a enfatizar es el uso de efectos especiales en analógico, deshaciéndose del uso de lo digital y pregrabado. Una absoluta delicia, no se puede resumir en otras palabras. Podría considerarse como un atributo no necesario, pero la realidad es que marca la diferencia, expone una identidad propia y logra que esta producción no siga un esquema estándar. Dicho de otra forma, ondea una bandera de personalidad, que indica la gran implicación de todo el equipo de la compañía Chévere. De la misma forma sucede con todos los elementos que intervienen en la obra: iluminación, vestuario, transiciones, coreografía, movimiento... El ritmo es un auténtico frenesí de acción, que desemboca en una emoción a flor de piel, que encandila a todo el público. Únicamente, su carácter político podría hacer que una pequeña parte de los espectadores no empatizase tanto, aunque la mayoría quedará rendido ante esta producción.

NEVERMORE
Foto de Luz Soria

Conclusión

NEVERMORE es una crítica y una vuelta al pasado en un formato documental rompedor, mordaz y directo. La dramaturgia bebe de la realidad, con una verosimilitud exquisita, que da voz no solo a testigos del desastre, sino también a la propia compañía. Mezclando todo este universo, triunfa en la exposición sobre el Prestige, pero se desdibuja en su conexión con la COVID-19. Aun así, cuenta con una puesta en escena magnífica, que convierte la pieza en una auténtica obra de arte. Asimismo, el elenco actoral se deja el alma y la piel sobre la escena, manteniéndose en todo momento en acción. Una protesta con mirada al pasado, que lleva al espectador ante una emoción pura e impresionante, que queda para la posteridad y se guarda en la memoria.

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