Antes de introducir a los espectadores presentes en el Teatro Debussy de Cannes a Steve McQueen, Thierry Frémaux (presidente del Festival de Cannes), repasó verbalmente la historia del director de Occupied City con el certamen. Recordó que en el año 2009 McQueen aterrizó en la Croisette con su película Hunger lista para competir en Un Certain Regard y que tras hacerse con el premio a mejor película de dicha sección le dijo: "Next time, in Competition", refiriéndose a que su siguiente proyecto debía codearse con los "grandes" en la Selección Oficial y competir por la Palma de Oro. 14 años después, el cineasta británico afincado en Ámsterdam volvió a pisar el Festival de Cannes para presentar Occupied City... también fuera de la categoría principal del Festival e incluida como Proyección Especial. Decisión en principio sorprendente, pero justificable por las propias características del proyecto.



Occupied City

Crítica de 'Occupied City'

Ficha Técnica

Título: The Occupied City
Título original: De Bezette Stad

Reparto:
Melanie Hyams (Narradora)

Año: 2023
Duración: 226 min.
País: Reino Unido
Director: Steve McQueen
Guion: Bianca Stigter
Fotografía: Lennert Hillege
Música: Oliver Coates
Género: Documental
Distribuidor:

Filmaffinity

IMDB

Sinopsis de 'Occupied City'

Documental sobre la ciudad de Ámsterdam bajo la ocupación nazi durante la Segunda Guerra Mundial, entre los años 1940 y 1945.

Dónde se puede ver la película en streaming



Premisa familiar, desarrollo sorprendente

Sobre el papel, Occupied City es un documental sobre la ocupación alemana de Amsterdam durante la Segunda Guerra Mundial. En la práctica, algo mucho más complejo: una película de más de cuatro horas en las que jamás se muestran imágenes de archivo sobre la propia ciudad durante esta época, sino que nos limitamos a ver situaciones cotidianas de la capital neerlandesa en la actualidad acompañadas por una voz en off que relata acontecimientos que tuvieron lugar en ese mismo lugar durante la ocupación alemana.

Occupied City es un proyecto, por lo tanto, enormemente experimental. Podría decirse, incluso, que es un ejercicio de fe por parte de su director y por parte del espectador. Una película que no se ve, sino que más bien se vive. No da nunca la sensación de que McQueen busque dar al público lo que busca en primera instancia, sino que le pone en constante desafío. A lo largo de más de 260 minutos, se acumulan -podría decirse incluso que se amontonan- los relatos sobre barbaries que se cometieron en las calles de Amsterdam durante la ocupación. Terminan pesando enormemente, pero se encadenan el uno tras el otro mientras vemos escenas del día a día de la capital.

El efecto a veces es de una cierta sincronía entre lo escuchado y lo visionado, y otras, de una buscada discordancia, pero termina dando forma a un descomunal bucle, un ciclo sin fin al que ayuda, además de la semejanza estética (planos fijos o con ligeros travellings y paneos dentro de un elegante 4:3) la repetición de la misma fórmula expresiva en la voz en off (se reiteran mucho los "was executed", "was killed" o "destroyed").

La acumulación como forma de expresión

Por lo tanto, no es que el monstruoso documental de Steve McQueen funcione por la acumulación, sino que está directamente entregado a esta. Se le podrá calificar de aburrido o de monótono, pero el que firma estas líneas duda mucho que su objetivo no sea otro que precisamente generar en el espectador una mezcla entre el tedio por la exposición de lo cotidiano y el hastío por la crueldad de la que es capaz el ser humano. ¿Vivimos ignorando el pasado o más bien resuenan sobre nosotros siempre los fantasmas del ayer? Es incluso debatible hablar de Occupied City como una película, porque está claro que no es un largometraje al uso.

Se habla entre los que ya han podido verla de que quizás valdría más como miniserie dividida en episodios, pero lo más probable es que fraccionarla mitigue su fuerza. Es una experiencia que debe ser vivida como fue concebida (incluyendo una pausa de 15 minutos como la que ha habido en Cannes). y en cualquier caso, por su naturaleza, estaría más cerca de ser una instalación de museo que un objeto televisivo.

Los fantasmas del pasado

Gran parte de las imágenes de Ámsterdam proceden de los meses de restricciones más férreas por la COVID-19, lo cual es aprovechado por Steve McQueen para reforzar ese ambiente espectral de la ciudad, pero también para decisiones cuanto menos sorprendentes, como acompañar unas imágenes de cargas policiales a protestantes contra las medidas contra la pandemia con una narración sobre la represión nazi. La polémica puede estar servida por esos fragmentos, pero lo cierto es que la mirada del director sobre hechos recientes va más allá del coronavirus y los ecos de la Segunda Guerra Mundial resuenan (hablando de resonar, interesante la banda sonora de Oliver Coates, compositor de Aftersun, tan inquietante como melancólica) en otros muchos campos.

Por lo tanto, la idea principal del mastodóntico documental de Steve McQueen es construir una arriesgada y valiente reflexión sobre la intemporalidad del pasado. Un proyecto etnográfico e histórico que encuentra como mayores obstáculos para el público general su longitud y su repetición, pero que son a su vez los instrumentos básicos para el ejercicio de estilo que es. Una obra desafiante y fascinante por igual, a la que se le aplaude su riesgo, así como su fe y empleo casi suicida del tiempo y la repetición como elementos dramáticos. Desde ya, una de las películas más estimulantes de esta edición del Festival de Cannes.

Conclusión de 'Occupied City'

Una obra desafiante y fascinante por igual, a la que se le aplaude su riesgo, así como su empleo casi suicida del tiempo y la repetición como elementos dramáticos. Desde ya, una de las películas más estimulantes de esta edición del Festival de Cannes.

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