El 24 de noviembre de 2023 llega a los cines Teresa, la última película de Paula Ortiz. La directora aragonesa termina un año muy movido. Además del estreno de Teresa, recientemente pasó por cines su tercer largometraje, Across the river and into the trees, y, con el rodaje terminado, tiene en el horizonte el estreno de Hildegart, su próxima película para Amazon Prime. Teresa, que se presentó en la Seminci de Valladolid, adapta la obra de Juan Mayorga La lengua en pedazos, sobre Santa Teresa de Jesús, escritora, fundadora de la Orden de los Carmelitas Descalzos y una de las figuras religiosas más trascendentales de la historia de España.
Teresa presenta el choque dialéctico entre la monja protagonista, interpretada por Blanca Portillo, y el Inquisidor (Asier Etxeandia), la escéptica autoridad que va a juzgarle por sus ideas, tan revolucionarias como sencillas. En Cinemagavia hemos tenido ocasión de hablar con la actriz Greta Fernández, que encarna a una joven Teresa, y con Paula Ortiz, quién además de directora es guionista.
Entrevista a 'Paula Ortiz'
Resumen
Origen del proyecto
Daniel Moya / Cinemagavia: ¿De dónde nace tu interés por el personaje de Teresa de Jesús? ¿Fue a raíz de la obra de Juan Mayorga o ya la conocías de antes?
Paula Ortiz: Yo la conocía de muchísimo antes. Conocí a Teresa durante la carrera. Estudié Filología Hispánica y me acerqué a su figura desde un lugar poético. No tenía yo formación ni creencias religiosas, pero me acerqué desde esa poética. Fue uno de esos textos, una de esas voces, que a mi me conmocionaron profundamente. Y desde ahí la leí mucho y la he seguido leyendo. Es un personaje y una voz poética que me ha constituido fuertemente. Me ha acompañado a lo largo de la vida porque descubrí que ella misma, en muchos momentos, evocaba áreas internas.
Áreas y lugares que yo no sabía nombrar. Y ella los nombraba por mí. Es cierto que ha vuelto a mí de muchas maneras, como creo que ha vuelto a la historia del arte, al arte y a la cultura. Siempre vuelven su voz y sus preguntas. Esos mundos de Teresa, esa sensibilidad mística, ese momento con tensiones y su desestabilización del sistema, me llevaron a que, cuando vi la obra de Juan Mayorga, vi la forma en la que podía transmitirse al cine. Tenía un andamio y una espina dorsal dramática que había construido Juan Mayorga que era muy interesante. Sí fue la obra de Juan la razón de hacer la película, pero porque Teresa en realidad pertenece desde muy antiguo a mis propias fundaciones.
Daniel Moya / Cinemagavia: En ese sentido, el de adaptación, supongo que el gran cambio es la libertad para rodar esas escenas entre lo místico y lo onírico. Supongo que, como creadora, es una experiencia de mucha libertad, ¿no?
Paula Ortiz: Bueno, es una experiencia de mucha libertad y no, en el sentido de que son imágenes. Lo que Teresa evoca es muy delicado, es muy sutil, profundo y grande. Son a veces grandes vuelos, son grandes pesadillas, muy intensas y evocadoras. El intento o los equilibrios para darles forma cinematográfica, desde lo físico que impone la cámara, es un reto muy fuerte. Y es un privilegio. Pero sí que es cierto que sólo puedes hacer aquellas imágenes plausibles con tus recursos. Y con la realidad del momento, los espacios, los recursos reales.
Esta es una película muy artesanal, que se ha hecho con herramientas artesanales cinematográficas, y el límite estaba ahí. Pero bueno, también ese límite te lleva a un lenguaje y a un tipo de coherencia, a trabajar con unas herramientas y transitar unos caminos que yo creo que han sido muy bonitos por parte de todo el equipo.
Referentes y trabajo con los actores
Daniel Moya / Cinemagavia: ¿Has tenido algún referente fílmico importante durante el rodaje, quizá una película con elementos religiosos también?
Paula Ortiz: Pues, en realidad no, porque para mí no es una película religiosa. Es una película que sí transita áreas de la espiritualidad y que, obviamente, es una monja y es un inquisidor. Pero no tiene en su ADN ningún dogma religioso, la película. Sí es cierto que la película le debe tanto a Dreyer como a Miyazaki. Aunque no lo parezca, a Dreyer por esa austeridad en la palabra, en la sequedad de abordar problemas del alma; a Miyazaki en sus vuelos en la naturaleza, en la medida de lo posible. Que no tiene nada que ver, es otra cultura, es otro mundo, es animación. Pero es cierto que tiene algo.
Daniel Moya / Cinemagavia: En cuanto al rodaje, ya habías trabajado con Asier y es la primera vez que lo haces con Blanca. Los dos actores llevan casi todo el peso de la película a nivel actoral. Has tenido que trabajar muchísimo con ellos, largo y tendido.
Paula Ortiz: Sí, ha sido un trabajo largo, denso, fuerte y profundo. Fue un trabajo de mucho tiempo, se ensayó mucho el texto. También fue bonito, los dos son actores superdotados, con unas capacidades muy fuertes con sus herramientas dramáticas. Son actores que controlan mucho su cuerpo, su voz, la palabra, el sentido del texto en su densidad e intensidad, el silencio.
Son dos actores absolutamente sabios en sus formas. Y muy responsables y autoexigentes con su trabajo. Son actores de ensayo. Pero además, se conocen y han trabajado mucho juntos. Tienen una historia, una relación y una corriente creativa muy eléctrica y pasional. Eso es muy bonito trabajando con ellos. Yo he disfrutado muchísimo. Son dos personas bestiales como actores. Una estirpe de actor y actriz muy raros, muy valiosos. Son bestias sagradas para mí.
Daniel Moya / Cinemagavia: Precisamente el personaje del Inquisidor me ha llamado la atención. Es antagónico, sin duda, y hay momentos en los que parece casi un demonio, y otros en los que, pese a todo, es muy humano. ¿Cómo mantienes ese equilibrio?
Paula Ortiz: Bueno, el planteamiento con el Inquisidor es que fuera la némesis de Teresa, su lado oscuro. Como el reflejo del otro, el doble. Él es quien le pone contra las cuerdas de sus peores miedos, sus peores dolores, sus grietas más profundas. Sus peores violencias. No es más que un reflejo de ella. Al serlo, transita todo lo que transita ella. Todo el trabajo con Asier se mantenía en equilibrio ahí. Efectivamente, hace de un inquisidor que representa el poder más represor y cruel que ha habido en la historia de nuestro país. Había que trabajar conscientes de muchos pesos.
El legado de Teresa
Daniel Moya / Cinemagavia: Algo que queda bien claro en la película es que, aunque nos separen 500 años con el personaje, no hay duda de que es una revolucionaria, con sus ideas de austeridad e igualdad, sobre todo. Imagino que puedes hablar mucho de esto. De su vida, ¿qué crees que es lo más relevante para nosotros como sociedad?
Paula Ortiz: Pues mira, hay muchas cosas porque hay muchas Teresas. Para nosotros como sociedad, yo personalmente siempre rescataré la capacidad de luz que tiene sus vuelos místicos y poéticos. Lo elevados, gozosos, imaginativos y maravillosos que son los mundos que ella inventó. Lo necesarios que son. Hay muy poca gente que haya sido una creadora de mundos tan intensos. A nivel sociológico, histórico y político, ella fue una reformadora. Una mujer que dijo: "estas reglas ya no sirven y se puede vivir bajo otras normas. Se debe vivir con otras normas".
Eso, a día de hoy, es profundamente subversivo. Ella planteó otras normas que desestabilizaron el poder de su momento, el sistema, las grandes jerarquías, simplemente reclamando un espacio para las mujeres donde vivir en silencio su relación con Dios, con ellas mismas y su pensamiento. Unas mujeres que se encerraron en una rincón de Castilla hizo temblar la Corte y la Iglesia española. Es alucinante. Es una lección de revolución desde el silencio tan poderosa que realmente se ejecutó. Y es muy importante hoy su subversión profunda.
Daniel Moya / Cinemagavia: Volviendo a la adaptación, no es la primera vez que adaptas un texto teatral. Ya lo hiciste con La novia. Para ti, como directora y guionista, ¿cuál te parece el mayor reto de este tipo de adaptaciones?
Paula Ortiz: La dificultad de traer al cine el teatro es que el teatro permite, más allá de la relación directa con el público, unas abstracciones muy fuertes. El cine implosiona y te obliga a la realidad del aquí y el ahora de la cámara. El cine obliga a decir dónde, cuándo y a qué hora. ¿Dónde está pasando esto? En el teatro no. Tu pones a un actor ante un telón negro y eso puede ser Castilla, Nueva Zelanda, o una distopía de un planeta futuro. Pero en el cine tienes que hacer ese planeta futuro, tienes que irte a Nueva Zelanda o a los campos de Castilla. El reto siempre está en que la abstracción teatral tiene que volverse concreta.
Perfil de Paula Ortiz en IMDB
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