Petite maman es la nueva película de la directora francesa Céline Sciamma ("Tomboy", "Retrato de una mujer en llamas"). En esta nueva cinta, Sciamma vuelve a mirar a la infancia para contarnos la historia de Nelly, una niña de ocho años que acaba de perder a su abuela. Un momento complicado que la llevará, junto a sus padres, a la casa en la que creció la madre. En unos días, en los que mientras la familia vacía la casa, Nelly conocerá a una enigmática niña con la que mantiene un vínculo mágico.

Petite maman ha ganado el Premio del público en el Festival de Berlín y también ha recibido el favor de la audiencia en la Sección Perlas del Festival de San Sebastián. La cinta se estrena en los cines españoles el 29 de octubre de 2021.



Petite maman poster

Crítica de 'Petite Maman'

Ficha Técnica

Título: Petite Maman
Título original: Petite Maman

Reparto:
Nina Meurisse (La madre)
Margot Abascal (La abuela)
Gabrielle Sanz (Marion)
Joséphine Sanz (Nelly)
Stéphane Vaupenne (Le pèreè)

Año: 2021
Duración: 72 min
País: Francia
Dirección: Céline Sciamma
Guion: Céline Sciamma
Música: Para One
Fotografía: Claire Mathon
Género: Drama
Distribución: Avalon Distribución Audiovisual

Filmaffinity

IMDb

Tráiler de 'Petite Maman'

Sinopsis de 'Petite Maman'

Nelly tiene 8 años y acaba de perder a su abuela. Mientras ayuda a sus padres a vaciar la casa en la que su madre creció, explora con intriga el bosque que la rodea, donde su mamá solía jugar de pequeña. Allí Nelly conoce a otra niña de su edad y la inmediata conexión entre ambas da paso a una preciosa amistad. Juntas construyen una cabaña en el bosque y, entre juegos y confidencias, desvelarán un fascinante secreto.

A pesar de las circunstancias familiares, el viaje se convierte en una emocionante aventura para Nelly, quien descubrirá maravillada el universo de su mamá cuando era pequeña, y podrá conectarse con ella de una forma mágica e inusual.  (Avalon)



Un hondo retrato de la infancia

Nelly tiene ocho años y acaba de perder a su abuela. Un hecho que Petite maman nos presenta en una primera secuencia muy evocativa, en una residencia de ancianos. Nelly es una niña muy despierta y dispuesta, capaz de percibir mucho más de lo que los adultos le confían. Tras semejante pérdida, Nelly y su madre se dirigen a la casa de la abuela con el fin de vaciarla. Allí les espera el padre y un sinfín de recuerdos que tendrán que decidir si conservar.

Durante unos días, Nelly transitará por esta casa perdida en mitad del bosque. Un lugar mágico en el que la niña conocerá a otra pequeña de su misma edad, de nombre Marion. Ambas comenzarán a compartir juegos, con una cabaña como elemento principal. Un refugio que la madre de Nelly construyó de pequeña y que servirá de curioso nexo de unión, entre estas dos niñas tan parecidas. Una sencilla trama en torno a la infancia, que aquí se retrata con verdadera profundidad. Y es que Nelly y Marion son personajes con capas, a los que la cámara no mira desde la infantilización.

Petite maman
Copyright Pyramide Films

Jugando con la ausencia y la imaginación

En un acercamiento a los personajes que permite a Petite maman afrontar un sinfín de temas con una exquisita sencillez. Aspectos como el de las despedidas, especialmente cuando las circunstancias te han privado de la oportunidad de verbalizar aquello que deseabas. Aunque son aquí más poderosas las ausencias y ese estar y no estar. Con esa madre que se desliga absolutamente del papel tradicional que la sociedad ha impuesto. Una madre que no muestra demasiada empatía hacia su hija y que debe luchar contra sus fantasmas, para así poder regresar a Nelly.

Roles que en la película no encajan y tienen vida propia. Porque el padre de Nelly tampoco parece comportarse como una teórica figura de protección y autoridad. Muy al contrario, parece que estemos ante un intercambio curioso de papeles, con una Nelly más consciente y de verbo más profundo. Circunstancias que alcanzan su punto álgido con la aparición en escena de Marion, una misteriosa niña que vive con una madre coja y ausente. Muy significativa es la primera secuencia que ambas comparten en la casa de Marion, donde vemos como la anfitriona prepara a su amiga un chocolate.

Secuencias que nos sugieren y que nos adelantan el mágico giro de guion que Sciamma imagina. Una apuesta por la magia y las temporalidades detenidas, que sin necesidad de fuegos artificiales nos presentan un sencillo viaje en el tiempo. Muy verdadero, en parte, gracias a esa magia desbordante de aquellas que están abordando las primeras etapas del camino. En una especie de juego de espejos, con el que somos testigos del fue y el será.

Joséphine Sanz
Copyright Pyramide Films

Céline Sciamma continúa creando belleza a 24 frames por segundo

Trasladado a la pantalla mediante un preciosismo delicado y muy sencillo. En Petite maman no hay estridencias, sino un retrato llano, que casa a la perfección con ese dicho de lo bueno, si breve, dos veces bueno. Empezando por un metraje de setenta y dos minutos y, especialmente, por sus secuencias repletas de silencios, miradas y objetos poseedores de un vasto significado. Véase ese bastón que Nelly rescata de la residencia de su abuela en la extraordinaria secuencia inicial.

Un trabajo que la realizadora Céline Sciamma llevó hasta lo sublime en Retrato de una mujer en llamas. Pero que ya dejó entrever en otras propuestas como Tomboy, una cinta que también se acercaba a una niña desde el misterio y una mirada sutilmente bella. Aquí, de nuevo, presenciamos un retrato que se sustenta en lo no dicho y en aquello que evoca una mirada o una simple pregunta.

Destacando por encima de todo, el preciso trabajo que la realizadora consigue de sus jóvenes intérpretes. No debe ser fácil conseguir que una niña tan pequeña actúe de una forma tan limpia y evocadora. Trabajo que la directora francesa consigue a la perfección, sirviéndose, además, de unas localizaciones ideales para transmitir esa sensación de estar presenciando un cuento.

Petite maman
Copyright Pyramide Films

Conclusión de 'Petite Maman'

Teniendo como resultado una película que demuestra lo mucho que se puede sugerir con muy poco. Porque Petite Maman necesita solamente cinco intérpretes, unas cuantas localizaciones y menos de una hora y media para hacernos transitar por un viaje mágico. ¿No es eso de lo que trata el cine? Desde luego Sciamma lo consigue, gracias fundamentalmente a un guion muy bien armado que se saca de la chistera un giro genial. Pero, sobre todo, gracias a su falta de pretensiones y su apuesta por la naturalidad de una magia conseguida desde la emoción y no desde el ruido.

Reportaje de Petite Maman en Días de Cine TVE

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