"Poeta perdido en Nueva York": La delicada carta de amor de Jesús Torres a Lorca

Poeta perdido en Nueva York es una adaptación teatral que combina el poemario y las cartas que Lorca envió a su familia desde Nueva York.

Decía Neruda que “para entender a Lorca no hay que estudiarlo; hay que amar a Lorca para entenderlo”. Y esa es la premisa de este nuevo proyecto de El Aedo Teatro, capitaneado por el actor, dramaturgo y director andaluz Jesús Torres (Puños de harina, Premio SGAE AutorExprés 2019).

Federico viaja a la Gran Ciudad buscando la paz que no encuentra en Madrid, pero se da de bruces con el Nueva York del crack del 29. La deshumanización y la depresión que encuentra al otro lado del océano inunda su poesía y la cambia para siempre. A través de sus poemas y cartas, conoceremos al Federico más íntimo y humano, al joven que viaja a una gran urbe para perderse y encontrarse a sí mismo. Poemas como "El rey de Harlem", "Ciudad sin sueño" o la "Oda a Walth Whitman" se combinan con otros poemas del "Diván del Tamarit", cartas y obras como "El público" para acercar la poesía de Lorca al público joven y adulto en una imponente puesta en escena.

El espectáculo se estrenará en Madrid en la Sala Mirador del 28 de noviembre al 1 de diciembre, después de su estreno en Londres y antes del comienzo de una gira que recorrerá Inglaterra, Portugal, Bélgica, Rumanía e Italia. (SALA MIRADOR). 

Dentro del poeta

Federico García Lorca es uno de los autores más representados del teatro español, por lo que, cada adaptación busca la manera de destacar y aportar su grano al legado del de Granada. En esta ocasión, es Jesús Torres quien toma su famoso “Poeta en Nueva York” y material personal de Lorca para transformarlo en una pieza teatral que homenajea y explora las vivencias del poeta en la famosa ciudad estadounidense. Una gran parte de su éxito es la manera en la que logra mantener el material original y lo combina con su propia ejecución, haciendo un ejercicio de dramaturgia de gran poder y una sensibilidad que se mantiene durante toda la obra. Con lo cual, no solamente se ve el respeto de Torres hacia el poeta, sino que no deja de ser fiel a su sello de identidad.

Asimismo, cabe destacar la veracidad con la que explora el sentimiento más allá de la palabra, yéndose hacia una búsqueda sensorial que demuestra la gran habilidad del dramaturgo para generar estos estímulos desde diferentes vertientes. Es un ritual en sí mismo, es un retrato hacia Lorca donde se deshace de artilugios y ahonda en la conexión que desea tener con él. Por ello, acaba por encontrarla, transportando al espectador ante el viaje vital que se expone, empatizando con lo que se ve, lo que se oye, sin perder la musicalidad de lo poético, el poder de las palabras. Una muestra de cómo para humanizar no siempre es necesario naturalizar, sino que desde el cuidado y un lenguaje que se más allá de lo común se puede atrapar al público de principio a fin.

La inmersión del recuerdo

No es la primera vez que Jesús Torres protagoniza uno de sus montajes. Con Poeta perdido en Nueva York es el encargado de dar vida a Lorca, siendo el único intérprete sobre el escenario. Un reto que cumple con creces, llena el escenario con una interpretación magnífica, llena de detalle, de movimiento, de pasión, de personalidad. Es hipnótico. A pesar de haberle podido ver en "Puños de harina", cabe destacar que sigue sorprendiendo, trayendo en esta propuesta algo completamente distinta. Es un placer ver la forma en la que se va creciendo con cada nuevo montaje. A nivel corporal, tanto en danza, como en su performance, regala una brillantez de aplaudir, así como el cante y los distintos elementos artísticos con los que destaca, sin perder su lucidez y veracidad gestual.

La puesta en escena es una delicia, tanto a nivel visual como técnico. Por un lado, se despliega un montaje en constante movimiento, aportando dinamismo y permitiendo remar a favor de la sensación de estar en constante cambio. Además, el diseño de la escenografía alimenta la elegancia de la propuesta, sacando partido a la nostalgia y a una selección de colores que encajan a la perfección con las sensaciones que se desean plantear. El uso de la música y el espacio sonoro es espléndido, una mezcla de géneros pertinentes para esta historia y que acaban por encumbrar la pieza. Como no mencionar la estructura que funciona como carrusel, que junto al uso del audiovisual, dan ese punto transmedia y de una forma completamente justificada. Por último, señalar que el ritmo es pausado, algo que demanda la pieza y que es necesaria para asimilarla sin prisas.

Conclusión

Poeta perdido en Nueva York es un homenaje sensible, elegante y sentimental a Lorca de mano de Jesús Torres. Un montaje que rescata la obra del poeta y la envuelve en una carta hacia la emoción. Torres está espléndido como intérprete, llena el escenario y seduce al público de principio a fin. La puesta en escena es un gusto a nivel visual y técnico, en constante movimiento y encajando las piezas con un atino de gran nivel. Un viaje por la Nueva York de Lorca, que transporta al público a la nostalgia y a la mente del poeta.

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