Punto rojo (Red Dot) es un thriller de supervivencia sueco, que expone a un joven matrimonio a una terrorífica experiencia en los nevados paisajes del norte de Suecia. Está dirigida por Alain Darborg (Un plan perfecto), e interpretada por Anastasios Soulis (El tiempo de la felicidad), Nanna Blondell (Stockholm stories y próximamente en Viuda negra) y Johannes Kunkhe (Amor y anarquía, The rain).
Se trata de una producción de SF estudios, que distribuirá mundialmente Netflix desde el 11 de Febrero.
Crítica de ‘Punto rojo’
Resumen
Ficha Técnica
Título: Punto Rojo
Título original: Red Dot
Reparto:
Nanna Blondell (Nadja)
Johannes Kuhnke (Einar)
Anastasios Soulis (David)
Kalled Mustonen (Jarmo)
Thomas Hanzon (Rolle)
Año: 2021
Duración: 85 min.
País: Suecia
Director: Alain Darborg
Guion: Alain Darborg, Per Dickson
Productora: SF Studios
Género: Thriller. Supervivencia
Distribuidor: Netflix
Tráiler de ‘Punto rojo’
Sinopsis de ‘Punto rojo’
Una joven pareja con un bebé en camino intenta reavivar su matrimonio durante unas vacaciones de esquí. Pero pronto se ve acosada por unos despiadados asesinos. (NETFLIX)
Dónde se puede ver la película
Una excursión terapéutica
Punto rojo (Red Dot) empieza de una manera un tanto extraña, y no particularmente en el buen sentido, mostrándonos a una pareja en situaciones diversas que rayan la comedia (esperemos) involuntaria. Se trata de David (Anastasios Soulis) y Nadja (Nanna Blondell). Son una pareja que parecen algo pazguatos, sobre todo él, y que se prometen en matrimonio con unas razonables perspectivas de felicidad. Sin embargo año y medio después las cosas han empeorado notablemente.
Viendo la situación de la pareja degradarse a marchas forzadas, David toma la iniciativa de organizar una escapada al norte de Suecia (país donde transcurre la película), para disfrutar del paisaje y avivar el romanticismo. Justo en ese momento Nadja se da cuenta de que está embarazada, algo que oculta a David provisionalmente. Este inicio de película es lo más flojo de Punto rojo (Red Dot), resultando un drama gazmoño y trivial más propicio para un telefilm vespertino.
La llegada al lugar de la escapada va poco a poco enfilando las cosas hacia el thriller. Una serie de encuentros incómodos con los lugareños nos da pie a pensar que un enfrentamiento se está gestando. La sensación de incomodidad se refuerza ante el peculiar check-in en el hotelillo donde David y Nadja se hospedan. También hay referencias a la xenofobia, siendo David y Nadja una pareja interracial. De todos modos, a la noche siguiente tienen previsto acampar en plena naturaleza para disfrutar de la aurora boreal. Y aquí comienza el juego.
Sube la tensión
Después de este drama marital no del todo afortunado, tenemos a David y a Nadja acampando en un intimidante paisaje nevado. Haciendo honor al título de la película, justo cuando están en su tienda de campaña (junto con su perro Maurice) hace acto de presencia un punto rojo que parece corresponderse con el de la mira telescópica de un rifle. A continuación, la sospecha se confirma mediante varios disparos. Pero, ¿quién podría estar intentando matarlos? En principio creen que los autores pueden ser unos cazadores con los que tuvieron un encontronazo a su llegada. En cualquier caso, aquí comienza una fatigosa lucha por la supervivencia.
La idea de los lugareños hostiles en un entorno natural llamativo nos podría llevar a pensar en Defensa, de John Boorman (1972). Las excursiones a la naturaleza que salen mal, por cualquier motivo, tienen ya representación en Netflix. Ahí están El ritual (2017), o Calibre (2018). Sea quien sea el dueño del rifle que proyecta el punto rojo, está tratando de dar caza a David y a Nadja. Y aquí tenemos que pensar en el arquetipo de este tipo de películas: El malvado Zaroff (1932).
Hay dos elementos que Punto rojo (Red Dot) utiliza como agentes de la angustia que se pretende insuflar al espectador. De un lado la grandeza siniestramente bella de los paisajes, inabarcables a la vista y formados por una vasta extensión de nieve. Dos personas solitarias se ven empequeñecidas en tal ambiente, como si estuvieran a merced de una omnipotente naturaleza. El otro elemento es el del enemigo invisible. El autor de los disparos está apostado en algún lugar, pero al menos al principio no sabemos quién es. Esto da un cariz más siniestro al cazador, algo que Spielberg en otras circunstancias aprovechó con El diablo sobre ruedas (1971).
Cuestión de supervivencia
Punto rojo (Red Dot) es una película menos monolítica de lo que cabría esperar, aunque solo sea porque el título no es del todo preciso. El argumento no solamente consiste en un punto rojo haciendo diana en los protagonistas. Los riesgos se diversifican. La naturaleza se muestra inflexible con David y Nadja, empezando por una espesísima niebla y llegando a cualquier amenaza paisajística. Todo ello convenientemente intercalado con las acciones del acosador con intenciones homicidas.
Los propios David y Nadja son también son propios enemigos, sobre cuando a partir de cierto momento no solo el coste físico sea muy alto. También el psicológico. Poco a poco comienzan a surgir delirios que dan lugar a secretos que no esperamos de la pareja. De resultas de todo esto, el argumento carece de una mayor homogeneidad que le hubiera venido bien. Finalmente la composición del guion es más abigarrada de lo que cabría esperar, y eso hace que no haya un ritmo tan fluido como debiera.
Durante la historia se van sucediendo una serie de giros que cumplen bien su cometido de sorprender, pero también acaban despistando. Esto se nota en el tramo final de la película, donde se alcanza un nada desdeñable clímax de angustia, que aun así parece desgajado del resto de la película. Eso sí, la verdad sea dicha, a partir del minuto 15 o 20, Punto rojo (Red Dot) no aburre.
Factura y reparto de Punto rojo
El aspecto de Punto rojo (Red Dot) se ve enriquecido por los paisajes naturales suecos, tan pintorescos como amenazadores. La sensación de indefensión en esta tesitura es notable, sobre todo teniendo en cuenta que cualquier auxilio parece encontrarse lejos. Más que una virtud de la fotografía, el mérito quizá debería atribuirse a una acertada elección de las localizaciones. Todas ellas muy vistosas. En interiores, o en el prólogo, la factura no estaría muy distante de una película para televisión. Aun así, no deja de ser un mérito aprovechar el factor del paisaje para compensar cierta carencia de presupuesto.
Anastasios Soulis y Nanna Blondell dan el pego como pareja de turistas siendo víctimas de las trapacerías de un homicida. Y según va evolucionando el argumento, consiguen readaptarse a las nuevas circunstancias. El último cuarto de película, el guion da un giro tremebundo, dando lugar a un desenlace intensísimo en el que los actores se amoldan bien. No son actuaciones virtuosas, pero sí más que decentes.
Precisamente uno de los recurso a los que se agarra Punto rojo (Red Dot) para epatar al espectador son los drásticos giros argumentales. El último, tan asombroso como algo artificial. Ya decíamos que esto supone pros y contras. Por una lado está el indudable efecto sorpresa, pero por otro cierta incoherencia en el resultado final. De hecho, al acabar, no estamos muy seguros de lo que acabamos de ver. Existe cierta indefinición. Eso sí, la resolución no es nada condescendiente. Pero quizá sí algo tramposa.
Conclusiones de ‘Punto rojo’
Punto rojo (Red Dot) es un thriller razonablemente bien hecho, con unas cuotas de angustia lo suficientemente intensas como para satisfacer a los fans del género. El resultado final se ve lastrado por ciertos tramos inconexos y un desarrollo desigual.
En cualquier caso, la película evoluciona de menos a más, y si bien no destaca en ningún apartado, al menos consigue ser eficiente en la noble tarea de entretener. Además, la brevedad (85 minutos) juega a su favor. Ello da un toque de pequeño ejercicio de estilo, solvente pero algo genérico.
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