¿Quién puede matar a un niño? es el segundo largometraje del director que quitó el sueño a muchos con sus relatos. La adaptación de la novela El juego de los niños de Juan José Plans se llevó a la gran pantalla inquietando a mucha más gente. Narciso (Chicho) Ibáñez Serrador fue escritor y director de películas como La residencia o la maravillosa serie de televisión Historias para no dormir que mantuvo en vela a sus espectadores. En 1976 estrenó una película inquietante y perturbadora, ¿Quién puede matar a un niño?.
Crítica de 'Quién puede matar a un niño'
Resumen
- 1 Crítica de 'Quién puede matar a un niño'
- 2 Los créditos iniciales
- 3 Matar a un ruiseñor y ¿Quién puede matar a un niño?
- 4 El comienzo alegre de un inquietante film
- 5 No hay vuelta atrás
- 6 Los niños protagonistas del terror
- 7 La evolución en el tercer acto
- 8 Tom y Evelyn
- 9 Conclusión de ¿Quién puede matar a un niño?
Ficha Técnica
Título: ¿Quién puede matar a un niño?
Título original: ¿Quién puede matar a un niño?
Reparto:
Lewis Fiander (Tom)
Prunella Ransome (Evelyn)
Antonio Iranzo (Padre)
Miguel Narros (Guardacosta 1)
Marisa Porcel (Enrique Amorós)
Año: 1976
Duración: 100 min.
País: España
Director: Narciso Ibáñez Serrador
Guion: Narciso Ibáñez Serrador
Fotografía: José Luis Alcaine
Música: Waldo de los Ríos
Género: Terror. Intriga
Productora: Penta films
Tráiler de ¿Quién puede matar a un niño?
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- Lewis Fiander, Prunella Ransome, Antonio Iranzo (Actores)
- Narciso Ibáñez Serrador(Director)
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Libro recomendado
- Plans Martinez, Juan Jose(Autor)
Sinopsis de ¿Quién puede matar a un niño?
El segundo largometraje de Ibáñez Serrador está basado en un relato de Juan José Plans, en el que volvía a mostrar, como ya lo hiciera en su primer largo, La Residencia, y en numerosos programas de televisión, su dominio del cine de terror sin necesidad de recurrir a los trucos habituales del género. Todo ocurre a la luz del día. La crueldad y el horror los llevamos dentro.
Tom y Evelyn son una pareja de turistas ingleses que viaja a una población costera española para disfrutar al fin de una tardía luna de miel. Sin embargo, cuando llegan, se quedan decepcionados: el lugar es demasiado bullicioso para pasar las tranquilas vacaciones que ellos habían planeado. Deciden entonces alquilar una barca para visitar una pequeña isla en la que Tom había estado cuando era más joven. Su sorpresa será mayúscula cuando descubran que los únicos habitantes de la isla son niños, unos niños que, animados por una misteriosa fuerza, se rebelan contra los adultos. (Filmin)
Donde se puede ver la película
Los créditos iniciales
El director comienza su película con unos títulos de crédito bastante escalofriantes. ¿Quién puede matar un niño? comienza mostrándonos duras imágenes de las mayores atrocidades que ha cometido este mundo. A la hora de tratar cada conflicto se pone el foco de atención en los niños, esos seres angelicales e inocentes que poca culpa tienen de los problemas de los adultos, pero que, aun así, sufren las terribles consecuencias de los terribles actos. Dándonos la información de las elevadas cifras de muertos que causó cada conflicto, le sigue la cifra de muertos de niños y niñas que causó el conflicto, otra vez poniendo como centro de atención a los niños.
Estableciendo el pacto audiovisual, el título de la película y sus créditos ponen de manifiesto quienes van a ser los protagonistas del film y el tono de este. Asimismo, a las crudas y desgarradoras imágenes captadas por el sentido de la vista, le acompañan unas risas y cantos de niños inocentes, pero que con esas imágenes de guerra ponen un mal cuerpo a cualquiera, a uno se le eriza la piel y llega a emocionarse sin apenas haber comenzado la película. Unos créditos que nos hacen sentirnos muy incómodos, adelantándonos así las sensaciones que nos producirá la cinta.
Matar a un ruiseñor y ¿Quién puede matar a un niño?
Al ver los títulos de crédito de ¿Quién puede matar a un niño? es inevitable establecer una relación con los créditos de Matar a un ruiseñor. Si bien es cierto, en contraposición con el primer film, la adaptación cinematográfica de la novela de Harper Lee nos presenta unos créditos tiernos e inocentes apoyándose con los cantos del niño. Unos créditos que establecen el pacto audiovisual a la perfección y mantienen la línea que va a tratar el filme. Por el contrario, el comienzo de la película de Ibáñez Serrador es duro y angustioso generando un malestar en el espectador, e incluso tristeza. Sin embargo, ambos se asemejan en el ámbito sonoro, donde nos acompaña la inocencia con los cantos y las risas de los más pequeños.
Por otro lado, la semejanza de los títulos también cabe señalarla. Ya que al final matar un ruiseñor en consonancia con la película podría significar acabar con la inocencia. Lo mismo con el título de la obra española, donde acabar con la inocencia es como matar a nuestro niño interior.
El comienzo alegre de un inquietante film
Tras la inteligente combinación de crueldad e inocencia en los créditos, la cinta cambia de atmósfera optando por un ambiente fiestero y cálido. Es aquí cuando se nos presentan a los protagonistas de la película, una pareja de extranjeros que han venido a pasar sus vacaciones a España. Lewis Flander y Prunella Ransome interpretarán a la joven pareja de enamorados que transmiten una química increíble, algo que engancha al comienzo del film.
Con una hermosa playa de Almuñécar que se visualiza de fondo a través de la ventanilla del autobús, se nos presentan a nuestra querida pareja dentro del bus. Encontraremos un primer acto ligero, fácil de ver y con buen ritmo que no permite vislumbrar lo que viene a continuación. Al igual que encontramos una contraposición en los créditos, también observamos una contraposición entre el primer acto y el resto del filme. Encontraremos un primer acto fiestero, tranquilo, tierno, dulce, inocente etc. Algo que poco tiene que ver con la sensación que nos producirá el segundo y tercer acto.
No hay vuelta atrás
Cuando nuestra pareja de ingleses coge el bote para ir a la isla donde nuestro protagonista varón estuvo en su infancia, sentencia su destino y el de su pareja. Es así como se cambia la atmósfera de la película dando cabida a la intriga y al suspense inquietante. Antes de pasar a comentar el segundo acto, hay que alabar el trabajo de Ramiro Gómez, quien ha conseguido transformar un pueblo de Toledo en un paraíso mediterráneo.
Con la llegada a la isla, el ritmo del filme se ralentiza para dar paso a una nueva atmósfera, algo más pesada, pero llena de suspense. No tardaremos en descubrir que los niños son los protagonistas del filme, algo que ya vaticinaba el prólogo que ayuda a hacernos una idea del porqué del comportamiento de los niños de la isla. Sin ninguna duda, Narciso Ibáñez Serrador narra en ¿Quién puede matar a un niño? una historia perturbadora y macabra con una estética que rompe con los cánones establecidos por el género.
Se ha alabado a Ari Aster y a su película Midsommar por la capacidad de transmitir terror a plena luz del día, no obstante, esto ya lo hizo Narciso Ibáñez Serrador con su segundo largometraje mucho antes. Es increíble la atmósfera que se construye a plena luz del día con una fotografía luminosa y convencional que va en consonancia con la película. Una fotografía perfecta e innovadora en sus encuadres nos hubiera sacado de la propia película perjudicando la experiencia con esta. Por eso mismo, a veces, menos, es más.