Marta Buchaca aborda la vida y la muerte a través de Rita, obra teatral que expresa la dificultad a la hora de despedirse de un ser querido. La dirección está a cargo de Lautaro Perotti, siendo una producción de La Nota. Además, está protagonizada por dos titanes del teatro como son Carlos Hipólito y Mapi Sagaseta. Ambos actores encadenan esta obra tras el éxito obtenido en la versión de "Macbeth" del Centro Dramático Nacional. Se puede disfrutar de la obra hasta el 20 de febrero de 2021 en el Teatro Fernán Gómez y a partir de marzo en el Teatro Infanta Isabel.



Rita

Crítica de 'Rita'

Ficha Técnica

Título: Rita
Título original: Rita

Reparto:
Carlos Hipólito (Toni)
Mapi Sagaseta (Julia)

Duración: 75 min. apróx.
Dirección: Lautaro Perotti
Dramaturgia: Marta Buchaca
Diseño de iluminación: Juanjo Llorens
Escenografía y vestuario:
Alessio Meloni
Ayudante de dirección:
David Blanco
Ayudante de producción:
Sara Brogueras
Producción ejecutiva:
Elisa Fernández
Comunicación:
Pepa Rebollo
Dirección de producción:
Miguel Cuerdo
Fotografía:
Javier Naval
Producción: LaZona

Entrevista a Carlos Hipólito y Mapi Sagaseta de 'Rita'

Sinopsis de 'Rita'

Rita nos presenta a Julia y Toni son hermanos.  Ella es incapaz de tomar decisiones y él, en cambio, parece que lo tiene todo muy claro. Pero cuando a Toni el veterinario le aconseja eutanasiar a su perra Rita, su seguridad personal se desvanece. Julia, que para decidir sobre lo que deben hacer los otros, no tiene problema, tiene muy claro cuál es la decisión que debe tomarse. Toni tendrá que aceptar que su perra Rita se está muriendo y, a su vez, Julia deberá aceptar que la madre de ambos, que también se llama Rita y que sufre Alzheimer desde hace años, también está al final de su vida. (TEATRO FERNÁN GÓMEZ). 



Rita
Foto de Javier Naval

La muerte en el espejo

Hablar de la muerte es uno de los temas que no siempre encuentra una cabida pública por el carácter complejo que supone. Por lo cual, se ha convertido en una de las palabras con las que más reflexiona la sociedad, pero sin exportarlo a una vertiente más social. Marta Buchaca se encarga de hablar sobre ello en Rita, desde una vertiente más liviana y amena. Gracias a ese carácter más templado, se desarrolla una historia donde prima la familiaridad y ese carácter más cercano. De esta forma, no busca ser un rompecabezas complejo, sino hacer al espectador participe de estas reflexiones más cotidianas, que provocan empatía en varias ocasiones. Esa pequeña locura del día a día y de crear unos personajes variopintos, pero sin excederse, otorga una atmósfera simpática y muy ligera, que deja salir la posibilidad de relajarse y disfrutar de ese carácter.

Lógicamente, hay momentos en los que esa llanura no siempre llega al mismo nivel de energía y se queda en una suavidad que podría revolverse más. Aun así, se compensa con varias escenas, donde son inundadas por la emoción e intimidad. A partir de esos momentos en los que se evoca al recuerdo y a la nostalgia, es donde obtiene mayor peso dramático. Así consigue que los sentimientos vayan fluyendo a lo largo de todo el escenario. Por tanto, hay que ver que es una obra que se valora por su carácter tranquilo, por lo que no se debe buscar algo que vaya más allá o una introspección más profunda. Hay que destacar el final, el cual es poético y recoge a la perfección el camino que se va trazando a lo largo de toda la obra, envuelto en ternura.

Marta Buchaca
Foto de Javier Naval

¡Vaya hermanos!

Carlos Hipólito y Mapi Sagaseta son los protagonistas de Rita, tras haber coincidido en "Macbeth", recientemente, en esta ocasión, se suben a las tablas únicamente ellos dos. En primer lugar, Hipólito se sumerge contundentemente en esta comedia y en la exageración de su personaje, haciéndola totalmente natural y orgánica. Son varias partes en las que causa ternura, además de despertar las risas con su manejo de la expresión. Asimismo, cuida esos pequeños tics de su personaje, dándole una mirada totalmente construída a nivel actoral. De esta forma, el carácter que se promulga sobre las tablas, puede hacer recordar a conocidos en la vida de cada espectador. Asimismo, se puede ver cómo el actor disfruta sobre las tablas, en un registro que contrasta absolutamente con el Macbeth antes mencionado y le permite abordarlo desde un prisma que le deja enseñar distintos perfiles en acción.

Por su parte, Mapi Sagaseta da vida a Julia, hermana de Hipólito en la obra. Su carácter pizpireta inunda la sala, dándole un brillo totalmente luminoso que encaja con la personalidad de su personaje. La forma de interactuar con el espacio, lo realiza desde una tranquilidad inquieta, exponiendo ese torrente vital, pero sin ir al drama. Por tanto, el conflicto interno que hay en su Julia, se evidencia en el nerviosismo e ingenuidad que explora a través de su lenguaje corporal, o la dicción. Únicamente, hay algún momento donde no termina de culminar su gracia natural y se queda en un perfil menos activo. En conjunto, Hipólito y Sagaseta tienen una gran química, que se palpa en la sinergia exquisita que se forma entre los dos y la confianza que queda patente sobre el escenario.

Marta Buchaca
Foto de Javier Nadal

Despedirse con dulzura

La dualidad entre las vivencias de ambos hermanos en Rita se separa a través de la construcción del espacio, con una puesta en escena que sabe encauzar todos los elementos para dar un montaje ameno y sin grandes sobresaltos. A través de la transformación que va mostrando, logra transmitir las distintas escenas de la vida de a pie, sentando las bases de ese carácter costumbrista. Además, los colores escogidos son claros y suaves, en unas tonalidades blanquecinas, que transmiten tranquilidad. Luego, la importancia de los objetos sobre la escena, que no necesitan explicarse para comprender lo que representan. Esa manera de simplificarlo, hace más fácil la complicidad del público, que es quien ubica sin problemas el significado de cada uno. De igual forma, hay que destacar que no hay parte del atrezzo que se mantenga estático, lo que da vitalidad a la pieza teatral.

Después, el momento culmen, de forma técnica, es el excelente final que regala a los espectadores. Sin desvelar ningún detalle, es una explosión de buenas sensaciones y de esa energía tan blanca que se presenta a lo largo de la obra. Una muestra de las posibilidades visuales que puede ofrecer la pieza, aunque en su mayor parte no hace uso de ello. No obstante, lo que amaina el ritmo de Rita son las transiciones y el efecto de sonido, que marca los cambios escena. A pesar de comprenderse su necesidad en el montaje, podrían haberse confeccionado de una forma en la que encajasen más sutilmente en la escena. En consecuencia, el ritmo se ralentiza en algunas partes, lo que hace que no se obtenga la misma fluidez que durante las escenas donde transcurre la acción.

Rita
Foto de Javier Naval

Conclusión

Rita es una obra cercana, que aborda la muerte desde un prisma más ligero y liviano. De esta forma, la dramaturgia apuesta por una historia familiar y con un humor más blanco. No se busca una introspección más compleja, sino detallarlo desde la suavidad. Carlos Hipólito y Mapi Sagaseta están estupendos, viéndose la comodidad que tienen sobre las tablas y la sinergia que se crea entre ellos. Por otra parte, la puesta en escena es solvente, con una transformación vivaz de los elementos en el escenario, donde sólo el ritmo y las transiciones no terminan de encajar totalmente. Aun así, el final es un espectáculo visual muy atractivo y cautivador. El tránsito de la vida y la muerte desde una perspectiva más luminosa, que busca la relajación del público.

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Diego Da Costa
Subdirector de Cinemagavia. Comunicólogo audiovisual por la UCM y Máster en Comunicación en la Red por la UNED. Miembro de EGEDA (Premios Forqué) e Ingeniero Audiovisual en Ricoh España. Co-creador de la compañía artística La Joie de la Colina. Como diría Elizabeth Taylor: "Las ideas mueven el mundo sólo si antes se han transformado en sentimientos".
rita-critica-teatroUna obra cercana, que aborda la muerte desde un prisma más ligero y liviano. La dramaturgia apuesta por una historia familiar y con un humor más blanco. Carlos Hipólito y Mapi Sagaseta están estupendos, viéndose la comodidad que tienen sobre las tablas y la sinergia que se crea entre ellos. La puesta en escena es solvente, con una transformación vivaz de los elementos en el escenario, donde sólo el ritmo y las transiciones no terminan de encajar. El final es un espectáculo visual muy atractivo y cautivador. El tránsito de la vida y la muerte desde una perspectiva más luminosa, que busca la relajación del público.

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