Junto a la directora y escritora Sabrina Odoguardio, tuvimos la suerte de entrevistar al director Rodrigo Bazaes Nieto y al compositor Jorge Aliaga de la Miniserie estrenada en junio de este año en Prime Video: “Isabel, La historia íntima de la escritora Isabel Allende”. 

Compositor y director nos abren su universo creativo de una manera entretenida y accesible. Hablan sobre cómo trabajaron juntos en el proceso creativo de la serie, el trabajo dedicado y detallista de la banda sonora y la realización en general. 

Entrevista a Rodrigo Bazaes y Jorge Aliaga

El director chileno Rodrigo Bazaes Nieto es Licenciado en Artes egresado de la Universidad de Chile y formado en el teatro como diseñador escénico. Es diseñador y director  multidisciplinario, destacado por estar detrás de recordados trabajos visuales para el Cine, la TV y el Teatro como director de arte: “Machuca", "Violeta se fue a los cielos” y “Araña”, entre otras, y la serie de TV "Los 80”.

Es autor y co guionista del largometraje ganador del Premio Goya, "La buena vida", como Mejor Película Iberoamericana, y co guionista de “Violeta se fue a los cielos", ganadora del Gran Premio del Jurado del Festival de Sundance, colaborando frecuentemente con el director chileno Andrés Wood. 

Premios Apes, Altazor, Pedro Sienna, Goya, Coral y Gold Medal Best Thematic Development en la Expo Universal de Shanghai para Chile el 2010, dan crédito a su amplio ejercicio creativo y colaborativo en los ámbitos del diseño, el guion y la dirección.

Recientemente a asumido el diseño de producción de “Noticia de un secuestro”, serie basada en novela de Gabriel García Márquez quien es por primera vez llevado a la pantalla chica por Amazon Prime.

El compositor chileno Jorge Aliaga estudió en el Conservatorio de Música Izidor Handler, en Viña del Mar y en la Universidad Católica de Valparaíso, donde obtuvo la Licenciatura en Ciencias y Artes Musicales. Estudió el Diplomado en Composición de Música para Películas en la Ecole Normale de Musique de Paris, Francia. Recientemente obtuvo el grado de Magister en Musicología Latinoamericana, otorgado con distinción máxima por la Universidad Alberto Hurtado, Chile.

Ha trabajado en diversos medios artísticos, como el cine, la televisión, la danza, el teatro, además de trabajos realizados de autor y por encargo. Ha recibido 4 veces el premio Jerry Goldsmith Award (Best Music Documentary [2008] Testigos del Silencio, Best Song [2009] A un metro de ti, Best Music in Advertising [2011] La Esperanza, Best Live Action Short Music [2014] Necrolovers, y el premio Jerry Goldmith Nobel en 2011, España.

Además de numerosos premios Nacionales como Pulsar por Mejor Música en Audiovisuales los años 2015 [Raíces] y 2017 [Niña Sombra (Shadow Girl)], Premio FICViña los años 2009 [A un metro de ti] y 2010 [El Visitante Nocturno], siendo sus más recientes reconocimientos la “Silver Medal” por el documental Niña Sombra (Shadow Girl) de María Teresa Larrarín en el Global Music Awards, Los Ángeles, Estado Unidos. 

Rodrigo Bazaes y Jorge Aliaga
Rodrigo Bazaes y Jorge Aliaga

Sensibilidad por el mundo femenino

Sabrina Odoguardio/Cinemagavia: Escribiste el guion de Violeta Parra y dirigiste la serie Isabel. Te escuchamos decir en una entrevista: "Mi mirada no es es feminista los géneros no tienen nada que ver con la humanidad. Las pasiones humanas son pasiones humanas." Aunque decís no ser feminista al decir eso te conviertes en uno... ¿Eliges contar historias sobre mujeres o lo que te atrae son los personajes?

Rodrigo Bazaes: Esa respuesta tiene relación con la perspectiva de la dirección. Para mi, los personajes son los que deben conmoverte, es estimulante escribir o dirigir historias con las cuales puedas identificarte e involucrarte profundamente.

Lo primero que provocó esta biografía fue eso, además de un gran honor. Alguna vez imaginé de mí, que tenía una sensibilidad mayor con el mundo femenino, porque me crié entre muchas mujeres y aprendí mucho de sus espacios reservados y de su habilidad para leer a los demás.

Pero ahora te puedo responder que al mirar el mundo desde esa vereda, también supe que había aprendido a conocer y comprender agudamente el paradojal mundo de los hombres. Este incluye a otro porcentaje de la humanidad afectado por no encajar en las creencias de otros hombres.

Estoy comprometido con escarbar y retratar la condición humana. Tengo especial atracción por los personajes que se transforman, ojalá en procesos que no sean puros; la belleza y la virtud aparecen en los lugares más insospechados. El dolor siempre tiene un origen, y donde lo hay, hay también desamor, abuso, familias rotas y también cinismo; si la historia, tiene además un fuerte apego a la vida, entonces consigues un personaje digno de ficcionar.

Es importante afirmar, que no hay un buen biopic sin un buen guion, y tuvimos un gran punto de partida con este. Yo me pude identificar rápidamente con la historia de ausencia paterna, con los lazos familiares y el despertar creativo, entonces supe que podría guiar esta recreación de forma sensible y también práctica, porque había que grabar solo lo necesario.

Sabrina Odoguardio/Cinemagavia: ¿A qué se debe que el equipo creativo y de dirección está conformado por hombres? Pensaron en la posibilidad de incluir a una mujer en algunos puestos de liderazgo? teniendo en cuenta que están contando la historia de una mujer feminista. ¿Cómo fue siendo hombre, sumergirse en la historia de una mujer tan importante?

Rodrigo Bazaes: El criterio para constituir al equipo fue imaginar el mejor de los resultados. No le he preguntado a cada uno por su verdadero género ¡si a eso te refieres!. Pero no es concreto que en el equipo creativo de la serie esté conformado solo por hombres; te cuento el esquema para que saques tus conclusiones.

A la cabeza está Isabel Miquel, ella es la productora ejecutiva que empujó el proyecto desde su escritorio y obtuvo el fondo local audiovisual CNTV, junto a ella está la directora de programación del canal. Ambas pensaron en mi, y estoy agradecido por eso, habría que preguntarles a ellas la razón. La jefatura de producción la llevaba una colega mía, años trabajando juntos.

La producción hoy en día, es un rol absolutamente creativo. Para la dirección de arte, cabeza fundamental en este proyecto, entrevistamos a dos talentosas mujeres, Marichi fue quien se hizo cargo finalmente. En el set había muchas actrices fuertes, creamos juntos los caracteres, me refiero a Paula, y a todas las niñas que la interpretaron, a Ema como Isabel niña, y para que decir las dos actrices que hicieron a la madre; Daniela, llevando el protagónico, tuvo que estar presente en casi todo el rodaje. Muchas mujeres.

Como artista, me gusta pensar que mi participación hizo una buena resonancia en el proceso y en el resultado. Cuando pensamos en cómo queríamos que se viera la fotografía, fue que invitamos a Enrique, nunca habíamos trabajado juntos y fue su sobriedad y sensibilidad la que nos atrajo. Prefiero intentar verlo al revés, quizás la presencia de ambos en el set ha equilibrado el diálogo y un resultado más universal. La serie buscaba un espectador amplio.

En general, mis equipos creativos han estado conformados en su mayoría por mujeres, de eso me di cuenta recién, al mirar hacia atrás, pero fue algo que nunca había siquiera intencionado; en todos los casos, nos reunimos por la afinidad y sensibilidad con el perfil de cada proyecto. Así veo yo el trabajo, cada ficción debería encontrar a sus realizadores ideales. Muchos hemos crecido y aprendido juntos en esta pequeña industria audiovisual. No es una industria a la escala de otras, dónde las políticas de género tienen que asegurar ambientes laborales justos.

Para intentar ayudar a tu reflexión, y ponerme en otro caso, no sé como habría sido tener que descartar artistas y trabajadoras mujeres, para incluir igual número de hombres. La búsqueda de la paridad es una necesidad política y humanista que comparto, vital para salvaguardar espacios afectados por esa desventaja, pero en general no ha sido mi experiencia.

Rodrigo Bazaes
Rodrigo Bazaes

El concepto musical del la serie

Micaela Carballo/Cinemagavia: Hay al menos tres tiempos que van y vienen en la serie. Isabel adulta y sus hijos son pequeños, Isabel pequeña y cuando empieza a viajar a Argentina, Venezuela, Madrid. ¿Cómo organizaste el guion musical en relación a estos cambios? ¿Cuál fue el concepto que te ayudó a componer las primeras ideas de la serie?

Jorge Aliaga: Independiente de los tiempos, lugares o acciones, la protagonista siempre fue Isabel y desde ese tronco central se ordenó la mirada de la estructura. Hubo cinco miradas, desde una Isabel interna en relación con ella misma, que iban desde, la confusión errática, la inspiración, sus reflexiones, su oráculo y el abandono, todos ellos lugares íntimos, que se proyectan como extensiones de Isabel, en donde su confusión se transforma en su relación errática con Paula.

La inspiración termina en sus lanzamientos, sus reflexiones internas se abren a una narradora presente de los hechos, el oráculo transmuta a los espíritus de la casa de su abuelo y finalmente su abandono se proyecta en la culpa de una madre ausente. 

El proceso estuvo lejos de componer para una serie, fue más bien el componer cada capítulo, como una parte de una sola gran película y de una misma protagonista, por eso cada música nace desde y para cada momento que la hizo aparecer. Isabel, un gran árbol de 5 ramas que se abren a una frondosidad hermosa de proyecciones sutiles, y en donde la raíz de ese árbol es el impulso de la creación, que nutre todo el árbol.

Por otra parte, sí hubo una intención dedicada en trabajar Perú con una sonoridad de “cuatro” más íntimo y que remitiera, como en el libro “los ríos profundos” de Arguedas a una vertiente de sonoridad Latinoamericana, que es origen territorial de la serie. Mi idea fue que ese sonido viniese desde el lugar en donde todo empezó, el baúl de recuerdos del padre Además, las zonas territoriales tuvieron tratamientos diferenciados, para así ayudar a la correcta lectura contextual de los escenarios.

Por ejemplo, en el cap. 2 en Venezuela, hay mayor presencia de las Guitarras y cuerdas pulsadas, que en Madrid y EEUU, en donde es más orquestal. Fueron contrastes que ayudaron desde la orquestación a favorecer una comprensión temporal de la serie. 

Jorge Aliaga
Jorge Aliaga

El arte cosmopolita de la serie

Sabrina Odoguardio/Cinemagavia: Las casas de Isabel en la serie son muy importantes, pasa gran parte de la serie en esos espacios. Chile, Venezuela y California. La fotografía parece que une todas esas casas. ¿Cómo fue el trabajo con el director de fotografía?

Rodrigo Bazaes: Estábamos conscientes de que el relato no sería cronológico, si no inevitable y atractivamente fragmentado; eso había que tenerlo en cuenta y era fundamental darles un carácter. Durante la etapa de diseño, nos propusimos narrar el Chile de fines de los 60’s y el de 70’s en forma más monocroma, sin dejar de atender al estimulo de color que se tiene en la memoria sobre esos años de despertar. La Caracas que recibiría a Isabel, nos daba como primer desafío reconstruir una luz y una vegetación de fondo que no tiene similitudes con Chile. 

El segundo capítulo dialoga con la infancia de Isabel, un campo chileno imaginario en los años ‘40. Debían contrastar dos tipos de paisaje y de verdores; ésta fue una dinámica común para poder pasar de un universo a otro, que en lo narrativo nos impuso la tarea de encontrar algunos códigos de lenguaje de cámara que fueran transversales y comunes al relato general. 

Confiamos en una caligrafía audiovisual simple, creo que de esto resultó la mayoría del tiempo un tono sobrio y elegante. Las diferencias siempre estuvieron dadas por las épocas, contextos culturales y recuerdos imaginarios, siempre diferenciados por contrastes realistas en el diseño de arte. California, como los otros capítulos, está resuelta fundamentalmente en interiores. En este caso, optamos la mayoría del tiempo por una imagen menos contrastada, nítida y limpia. Así imaginamos el mundo privado de una Isabel más cosmopolita y sofisticada. 

Isabel: La historia íntima de la escritora Isabel Allende
Fotograma de Isabel: La historia íntima de la escritora Isabel Allende

Música original y canciones populares

Hay dos tipos de músicas en la serie muy marcados. Por un lado la música original compuesta por Jorge Aliaga y por otro la música que denota las distintas épocas y lugares que ayudan al espectador a ubicarse en tiempo y espacio.


Sabrina Odoguardio/Cinemagavia: ¿Cuál fue tu participación en las decisiones musicales tanto de la música original como en las músicas preexistentes?

Rodrigo Bazaes: No hay recreación histórica que no se fortalezca con un gran soundtrack de época. Yo hubiese querido tener más, pero nos ajustamos a las características del proyecto; no hay ningún secreto en reconocer que las canciones que son parte del imaginario popular universal, no están al alcance de todas las producciones. Así es que la selección debió ser precisa. 

El primer capítulo debía ser mas chileno, pero incluimos un hit de Los Náufragos “Te quiero ver bailar”; en el capítulo dos, el guion hacía referencia a los venezolanos Billos Caracas Boys y pudimos trasladarnos a la época de bonanza de ese país. Soñé que lograríamos poder oír “Muchacha ojos de papel” para las secuencias con el amante argentino, pero no fue asequible para nosotros.

Como yo lo concibo, se podría decir que la música está en las bases de la ficción televisiva como entretenimiento; para este proyecto sentía que debía ser muy protagonista, y descubrir elementos y dimensiones nuevas dentro de las convenciones habituales. 

Fui formado en el teatro, como diseñador, antes de la invitación del mundo audiovisual. Hoy sigo trabajando dirigiendo obras y espectáculos escénicos, donde la función de la música es para mi, siempre un lenguaje fundamental; aunque no soy un experto, me he esforzado y preparado sistemáticamente para comunicarme con los compositores, de ello depende que resulten muchas ideas.

Una cosa que cuidamos era no terminar cambiando el estilo y la factura musical cada vez que saltábamos en el tiempo. En mi manera de verlo, así como el lenguaje narrativo audiovisual debía ser la mayoría del tiempo homogéneo, discreto en la cantidad de planos. El desafío era lograr cierta unidad musical que condujera todo el viaje ¿Pero cómo lograr esa unidad, si la aventura de Isabel iría cambiado radicalmente de objetivos, conflictos y escenarios?.

Para mi, era fundamental que descubriéramos un capital melódico sentimental permanente, íntimo e introspectivo, y que no se volviera una monotonía. Definitivamente debíamos acompañar un viaje largo y diverso, y la música debía ser capaz de cerrar el circulo.

El primer capítulo fue un laboratorio, para cotejar ideas e imaginar resultados con Jorge, y muy pronto comenzar a desafiarnos con lo que vendría con la música original. Lo más concreto para mi era abordar el pasado, el despertar creativo y fantasmal en la infancia, ahí veía mucha libertad expresiva. La otra tarea era poder acompañar la narración; en algunos casos, con una estrategia más incidental, en otros un tono introspectivo que no siempre estaba en el presente de la escena.

Efectivamente el capítulo dos obligó a buscar cosas diferentes, era mas largo, diverso y exigía incorporar la musicalidad caribeña. Ya a punto de iniciar el tres nos dimos cuenta que tendríamos que caminar hacia descubrir una idea distinta, porque se aproximaba una gran densidad y el conflicto más poderoso e interno de Isabel y nada de lo anterior, habría sido suficiente. 

Como director, siempre tengo una gran resistencia a perder la unidad estética, algo que ves con mucha frecuencia en la ficción más industrial. Era bien difícil el encargo para la composición, con relación al amplio y diverso desarrollo argumental. Aliaga trabajó mucho para encontrar el concepto y uno de sus aciertos fue dejar algunas secuencias o arcos dramáticos acompañados de solos instrumentales.

Cuando llegamos a la última secuencia de la serie, luego de varias vueltas con la edición, tomé el teléfono y llamé a Jorge: Necesitamos un tema de 5 minutos para el cierre, quisiera que arrancara y no se detuviera nunca. 

Pretendíamos que el momento de la muerte tuviera una fuerte carga emocional, pero también inspiradora y reflexiva. Ahora me doy cuenta mejor de lo que buscábamos tanto: que el espectador ingresara tomado de la mano y pudiera sentirse parte de la transformación del personaje. Asistir al sentimiento de la muerte, pero también a una especie de renacimiento.

Cuando acaba la música y se oye el silencio en la habitación donde comenzará a escribir Paula, te das cuenta de que has aterrizado en alguna parte. Lo que menos deseábamos, es que la respuesta en el espectador fuera la angustia.

En la sinergia de todo -recordando siempre que estábamos retratando la cabeza de una artista-, estaría la fuerza de nuestra producción; no íbamos a poner en escena una ópera, pero podíamos crear un buen concierto de cámara, en lo visual, en lo sonoro, en lo interpretativo, y en lo musical. Si logras dar a tiempo con la forma de lo que buscas, usarás tu tiempo en explorar, equivocar, hallar matices y soluciones.

Me gusta pensar las cosas de manera sistémica, respeto las formas viejas y nuevas, y de esta manera de trabajar sabe mucho Jorge. Me encontré con la persona correcta, que nos ofreció su tiempo, durante el largo confinamiento de la pandemia, para buscar y equivocarnos juntos. En definitiva, aportó una sensibilidad e inteligencia músical excepcionales sin las cuales el resultado no sería el mismo.

Micaela Carballo/Cinemagavia: ¿Cuánta libertad creativa tuviste a la hora de componer? ¿En qué momento de la producción de la serie comenzó tu trabajo? 

Jorge Aliaga: Para ser exacto, el proceso partió una semana antes del inicio del rodaje, y así como comentas, partió con la composición de algunas canciones que serían usadas en la filmación. En lo concreto “Buenos días caballero” que era una de las canciones necesarias para la escena del musical en Caracas. 

Hubo otra canción “Margarita” que con un aire de “Les Luthiers” nace para cubrir un vinilo de referencia que Isabel debía escuchar en el proceso de creación junto al músico argentino. Esos fueron mis aportes de canción a la serie.

En paralelo a la composición de canciones estaba trabajando en el análisis conceptual y narrativo de los guiones, para levantar desde ahí, lo que erróneamente fue la idea de partir con una librería de temas para el montajista. Digo erróneamente porque la serie fue exigente desde el primer montaje en pedir música dedicada a cada momento.

No hubo otro camino sino trabajar de forma dedicada, por lo que los 20 minutos de música inicial compuestos sin imagen sirvieron solo como un acercamiento estético a la serie. Igual muchos de esos temas quedaron en la serie, pero con las adecuaciones que las escenas pedían.

Finalmente, mi libertad creativa fue sometida a una dependencia absoluta a cada necesidad de la serie, y desde ahí hubo una gran exigencia autoral en la coherencia integral de todas esas demandas parciales y exclusivas. Trabajo de sastre, en resumen.

Rodrigo Bazaes
Rodrigo Bazaes

Una vida en tres capítulos

La serie podría haber sido tranquilamente una película, sin embargo son 3 capítulos de una miniserie a la cual no le sobra ni le falta nada. 

Sabrina Odoguardio/Cinemagavia: ¿Qué desafío encuentras al tener más tiempo para desarrollar la acción dramática en el formato miniserie? Como director en cuanto a la puesta en escena ¿ Optás por contar partes más íntimas del personaje o preferís centrarte en el entorno?

Rodrigo Bazaes: Un biopic requiere de habitar muchos lugares distanciados en el tiempo y en la psiquis del personaje; no existe un único o gran super objetivo, pues, como en la vida, estos van cambiando de acuerdo avanza la existencia. Esto es un elemento muy anti dramático, sobre todo para la entretención televisiva. Esta es la ventaja pero también la dificultad que te pone una serie.