Rohena Gera nació en 1973 en la India. Guionista, directora y productora, está muy comprometida con los avances sociales en la India. Estudió en la Universidad de Stanford y en el Sarah Lawrence College. En 2003 realizó su debut como guionista en la primera temporada de la serie televisiva “Jassi Jaissi Ki Nahin”, de la India en Sony Entertainment Television. En 2013 estrenó su primera película, el documental “What's Love Got to Do With It?”. Este proyecto fue seleccionado en el Festival Internacional de Cine de Mumbai. Con Señor en 2018 consiguió ser presentada en La Semana de la Crítica en el prestigioso Festival Internacional de Cine de Cannes, además de estar presente en distintos certámenes en países como Reino Unido, Alemania o Bélgica.
En Cinemagavia hemos tenido la oportunidad de entrevistar a la realizadora india sobre este film dramático social. Nos ha desvelado cómo fue el proceso de creación del guion, de qué manera vivió su irrupción internacional y si hay diferencias entre hombres y mujeres en la industria cinematográfica. Además, Rohena Gera nos habla de la importancia del feminismo más cotidiano y la envergadura de mostrar la diversidad de mujeres en el mundo. Por último, expresa su opinión sobre la polémica en el debate de separar la figura del cineasta y el director en casos como el de Roman Polanski y termina desvelando en qué punto se encuentra su próximo proyecto.
Entrevista a Rohena Gera
Resumen
Diego Da Costa/Cinemagavia: Hay un gran factor humano en Señor, ¿en qué te inspiraste para poder llegar a tal profundidad?
Rohena Gera: Los personajes, para mí, vienen de la propia vida, en especial Ratna. El personaje de Ratna se inspiró en una mujer que trabajó en mi casa en el servicio doméstico. Parte de personas que he conocido en circunstancias muy especiales, que aunque puedan encontrarse en situaciones de una sociedad muy patriarcal, encuentran la manera de navegar en sus caminos, a través de todo eso. De ahí nace mi inspiración.
D.D./CG: Hay un refrán popular que dice: “El que nace pobre, muere pobre”. En cambio Ratna, pese a sus circunstancias, sigue luchando por tener su propio camino. ¿Marcan estas circunstancias el éxito en la vida?
R.G.: No creo que la circunstancias marquen totalmente el éxito en la vida, pero en India lo que siento es que la gente se enfoca en cambiar sus vidas, aunque a veces no pueden. Normalmente, no pueden, pero se enfocan mucho en sus hijos, en cambiar sus vidas. En el caso de Ratna, por ejemplo, se dedica a intentarlo en su hermana pequeña. Frecuentemente, esta es la cuestión. Yo tenía una mujer trabajando en mi casa, que no sabía ni leer ni escribir y su interés era seguir trabajando para que su hija pudiera estudiar en el colegio, luego en la universidad y ya sabes, después conseguir un buen trabajo. Realmente, creo que la gente se centraliza en eso, en cambiar lentamente, tal vez no en sus propias vidas sino en la de sus hijos.
Tan cerca, pero tan lejos
D.D./CG: Los mundos de Ashwin y Ratna son muy diferentes, es un reflejo de la propia sociedad en la India. ¿Cómo conseguiste que esos dos universos tan distintos se unan en uno solo en esa casa que parece un personaje en sí mismo?
R.G.: Creo que la casa era un personaje en sí mismo. En la concepción de la película, hablamos de dos mundos en un apartamento. Este fue el punto inicial de la película, entrar a este mundo juntos, explorar esas barreras, preguntarse hasta qué punto se pueden explorar dichas barreras. Se puede ver incluso en los planos, hay un montón de distancia entre ellos, barreras físicas también, pudiendo hasta separarlos una bandeja. Quería construir un muro, como una pared que impidiese ese contacto entre ellos.
La pregunta para mí era si eran capaces de empujar estas barreras, algo que está tan cerca, pero que es muy difícil de romper entre ellos. Paulatinamente, van creando un puente para ellos y esta es la exploración que quería hacer. Hay tanta intimidad, pero a su vez, hay mucha separación entre ellos en el apartamento. Durante el proceso de escritura, hicimos que paso a paso fueran conociéndose, finalizando en la pregunta que quería plantear: "Una vez muy cerca, ¿ahora qué? ¿qué va a pasar?".
El feminismo del día a día
D.D./CG: La figura de la mujer en el cine está viviendo un avance en la actualidad, pero, ¿todavía es muy difícil sacar un proyecto liderado por mujeres tanto en la parte técnica como en papeles protagonistas?
R.G.: Creo que sí, está siendo difícil. La razón es que las personas que toman las decisiones no entienden la historia que quieres contar o por qué es importante. Por lo que, no creo que sea una cuestión de cuotas, creo que su decisión hace que a veces pensemos que ellos no lo interpreten y no pueden hablar por la gente, o la mayor parte de la gente. Ellos no se dan cuenta que no están comprendiéndolo. No saben de lo que quiere hablar la sociedad. Espero que las cosas cambien, pero para mí, sigue siendo complicado.
D.D./CG: Cuando se habla del movimiento feminista, no se ve normalmente la figura de las trabajadoras domésticas. ¿Es un homenaje también a estas heroínas silenciosas?
R.G.: No lo pensé así, pero me parece importante reconocer el feminismo cotidiano, esa valentía diaria. Es verdad que es importante, porque son este tipo de trabajos invisibles, subvalorados, subapreciados, los que requieren mucho esfuerzo. Ratna, por ejemplo, quiere cambiar la vida de su hermana, invirtiendo mucho tiempo y sacrificio en ello. Si eres una mujer que recibe mucha atención o tienes poder es más fácil, pero no lo es tanto para esa persona que hace ese trabajo tan duro.
La pasión del cine de Rohena Gera
D.D./CG: Señor es una película franco-india, ¿cómo surgió esta co-producción? ¿Cómo fue el proceso de producción?
R.G.: La mayor parte de la inversión es de la India, luego la otra parte viene a raíz de mi deseo de trabajar con técnicos franceses. Estaba muy interesada en trabajar con Dominique Colin. Quería llevar esa perspectiva técnica a la India, una manera distinta de abordarlo. Teníamos un equipo muy diverso. A partir de ahí, quise hacer la post-producción en Francia. Pedimos una subvención para este proceso de la película en Francia y lo conseguimos. Y este fue el resultado, en efecto, aunque la mayor parte de la película se hizo con medios indios, tuvimos inversión francesa.
D.D./CG: ¿Cuál fue la parte que más disfrutaste del proceso de creación y finalización de Señor?
R.G.: Para mí, todo. Soy guionista desde hace mucho tiempo y es mi primera vez como directora. La escritura es un proceso muy solitario, estás ahí muchas veces dándote cabezazos contra la pared sola y eso puede resultar muy plasta. En cambio con un equipo y tantos colaboradores puede ser muy divertido. Para mí, lo mejor ha sido trabajar con gente en todos los ámbitos: en la producción, en el montaje... Incluso en la edición de música, porque ves a gente trabajar junta para hacer algo realmente hermoso.
D.D./CG: En tus obras artísticas reivindicas mucho a la población india en todos los sentidos, ¿el cine te ha servido para mostrar esta cultura internacionalmente?
R.G.: No, para mí todo lo que pasó con esta película fue una sorpresa. Hice este proyecto para la India, quería que se iniciase una conversación dentro de mi país. Para mí fue un gran honor que la seleccionaran en el Festival de Cannes, pero me sentí, sinceramente, muy sorprendida.
La separación del cineasta y la persona
D.D./CG: Hubo en la última edición del Festival de Cine de Venecia una polémica en torno a Lucrecia Martel y Roman Polanski, en la que ésta comentó que no acudiría a la proyección de la película de Polanski por respeto a las víctimas. Se abrió el debate de si se podía separar la figura del cineasta con el de la persona. ¿Hasta qué punto puede hacerse?
R.G.: Es una pregunta muy delicada. Apoyo su decisión, creo que tenemos responsabilidad social y todos tenemos diferentes puntos de vistas, pero en este caso, no son acusaciones menores. Entiendo el punto de vista de Lucrecia Martel.
D.D./CG: Por último, ¿qué le espera a Rohena Hera en su próximo proyecto cinematográfico?
R.G.: No lo sé, todavía estoy en el proceso de darme cabezazos contra la pared. (Risas).
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