Ruido de fondo (White Noise) es de esas películas que apuntan alto y suelen agradar a la crítica. Presentada en el Festival de Venecia a finales de agosto, la nueva apuesta de Baumbach pierde la brillantez de sus ideas iniciales y de un comienzo prometedor por su pretenciosidad en atacar demasiados frentes. En todo caso, una obra notable que tendrás en Netflix el viernes 30 de diciembre de 2022.
Crítica de 'Ruido de fondo'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Ruido de fondo
Título original: White Noise
Reparto:
Adam Driver (Jack)
Greta Gerwig (Babette)
Madison Gaughan (College on the Hill)
Don Cheadle (Murray)
Danielle Williams (College on the Hill)
Raffey Cassidy (Denise)
Sam Nivola (Heinrich)
May Nivola (Steffie)
Mathew Williams (College on the Hill)
Año: 2022
Duración: 136 min.
País: Estados Unidos
Director: Noah Baumbach
Guion: Noah Baumbach. Novela: Don DeLillo
Fotografía: Lol Crawley
Música: Danny Elfman
Género: Comedia dramática. Terror
Distribuidor: Netflix
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Videocrítica
Sinopsis
A la vez hilarante y espeluznante, lírica y absurda, ordinaria y apocalíptica, Ruido de fondo dramatiza los intentos de una familia estadounidense contemporánea de lidiar con los conflictos mundanos de la vida cotidiana mientras lucha con los misterios universales del amor, la muerte y la posibilidad de la felicidad en un mundo incierto. (Netflix España)
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Por aquí, allá y todas partes
Qué rabia cuando un largometraje goza de buenos ingredientes iniciales, tiene un primer acto sobresaliente y parece que acariciará la gloria más pronto que tarde, para después precipitarse al vacío con decisiones que perjudican los logros ya adquiridos. Esta producción británica y estadounidense se vuelve fallida y trunca la posibilidad de su director de brillar en su primera cinta no basada en un guion original. Y qué rabia que Ruido de fondo sea la enésima entrega que estira el metraje sin necesidad, una obsesión actual que ya genera hastío en el público. Algo antes reservado a condiciones especiales, ahora una tendencia desagradable. Evidentemente, el problema surge cuando se introduce relleno o la narrativa no goza de la coherencia y el equilibrio exigibles.
Esto es lo que sucede con Ruido de fondo, que Noah Baumbach introduce de manera magistral, sigue desarrollando con gran destreza y más tarde desaprovecha, porque pierde el hilo, y como espectador tienes la sensación de que te cuenta nítidamente lo que deseaba en un principio, no tiene la intención de contar nada o sencillamente alarga los minutos por defecto. No llega a funcionar cuando evoluciona su idea más sólida sobre ruido blanco y se dispersa con demasiadas batallas, en todo caso sobrantes.
Aprender a vivir
Es obvio que la gran fuerza argumental de Ruido de Fondo reside en esa dualidad narrativa presentada a través de la propia situación apocalíptica de la nube tóxica frente a el drama inalterable que acecha la cotidianidad de la familia de Jack. Ahí sí se aprecia el enorme acierto del cineasta neoyorkino, que lleva a término su premisa por medio del absurdo y la comedia negra y abordando a menudo el misterio que toca la línea que separa el amor de la muerte.
¿Puede una persona ser feliz en un mundo donde absolutamente todo es susceptible de convertirse en una amenaza? Aquí es donde Noah Baumbach profundiza sobremanera, en esta suerte de rompecabezas existencial que nadie resuelve y cuya defensa siempre es vivir como si cada día fuera el último. No de forma alarmante, sino tomando conciencia de la riqueza que supone el hecho de existir y, más todavía, tener familia.
Ruido de Fondo no puede generar indiferencia, porque lleva al espectador a esos límites reflexivos que nacen implícitos y se tornan manifiestos por la explicitud voluntaria y constante en las numerosas conversaciones, que sorprendentemente adquieren vigor gracias al sinsentido y la trivialidad en situaciones que exigen extrema seriedad y plena conciencia. Un gran punto a favor.
Larga y pretenciosa
Sin embargo, rota la lanza en favor de Ruido de fondo, es de justicia que hable de la pérdida que sufre con una propuesta algo pretenciosa que finalmente se vuelve excesiva y queda desbordada. Habría sido más favorable haber acortado el número de minutos netos para reducir el espectro de debate, no de los puntos de sátira sobre familia, sociedad de consumo, amor o muerte, sino de las infinitas ramificaciones que el director se obceca por abarcar y provocan que la narrativa se pierda por falta de un rumbo marcado.
Y esto resulta más grave cuando el comienzo es tan bueno, construidos unos pilares sólidos y haciéndose entrever a través de esa cotidianidad familiar, laboral y universitaria. De hecho, se generan debates preciosos y portentosos por medio de frentes opuestos, razonamientos que se dan incluyendo diálogos creativos, para que el público se divierta y también razone los porqués más importantes. No obstante, a medida que avanza el alargado metraje, la suerte del cineasta americano se torna en temeridad. Empieza a atacar demasiados frentes que desdichadamente va abriendo, cuando bastaba con desarrollar más firmemente y apuntalar lo construido.
Dicho esto, aclaro que Ruido de fondo no es ni mucho menos una desgracia, pero sí apena comprobar cómo una vez más se pierde una obra que podía haber alcanzado otra dimensión. Aun así, este severo impedimento queda algo soportado por una magnífica puesta en escena que nunca desfallece, diálogos brillantes de guion correctamente elaborado, y sobre todo un elenco sensacional. Primero la también directora Greta Gerwig en su notable papel, que por cierto dirigirá Barbie en 2023 con la coguionización del mismo Noah Baumbach, pareja desde 2011; las geniales apariciones de Don Cheadle, máquina de guerra en Marvel y, sobre todo, la nueva demostración interpretativa de Adam Driver, que muchos injustamente solo recuerdan por la triste última trilogía de Star Wars.
Conclusión de 'Ruido de fondo'
Ruido de fondo tenía todo a favor para haber sido algo más, de esas películas que conquistan a público y crítica profesional. Una lástima, porque se ha quedado a medio camino por la sobrecarga de información que ramificaban demasiado el discurso. Con todo, una obra notable que goza de elevados momentos de choque al más puro estilo cinematográfico y de una esencia reflexiva que siempre se agradece. Una combinación siempre exquisita.
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