La ópera prima del cineasta venezolano Diego Vicentini, Simón, es la película que representa a Venezuela en los 38.º Premios GOYA, donde es candidata a Mejor película iberoamericana. La cinta, basada en hechos reales de la crisis migratoria venezolana, se ha convertido en la película más taquillera del país en los últimos 6 años tras estrenarse también en cines de Estados Unidos, México, Colombia, Argentina, Chile, Perú, República Dominicana, Costa Rica, Canadá y Bolivia. Estreno en salas de cine españolas el 19 de enero de 2024.



Simón

Crítica de 'Simón'

Ficha Técnica

Título: Simón
Título original: Simón

Reparto:
Christian McGaffney (Simón)
Jana Nawartschi (Melissa)
Luis Silva (Joaquín)
Roberto Jaramillo (Chucho)
Franklin Virgüez (Colonel Lugo)
Prakriti Maduro (Helena)
Pedro Pablo Porras (Guardia principal)
Sallie Glaner (Dr. Moore)
Conlan Kisilewicz (Jordan)
Carlos Guerrero (Papo)
Sofia Riba (Chloe)
José Ramón Barreto (Antonio)

Año: 2023
Duración: 99 min.
País: Venezuela
Director: Diego Vicentini
Guion: Diego Vicentini
Fotografía: Horacio Martínez
Música: Freddy Sheinfeld
Género: Drama. Inmigración
Distribuidor:

Filmaffinity

IMDB

Tráiler de 'Simón'

Sinopsis

Luego de escapar de Venezuela, Simón, un líder estudiantil, combate contra su trauma y culpa por dejar su país atrás mientras busca conseguir asilo político en Miami antes de que sea deportado.

Dónde se puede ver la película en streaming



Simon, la película

Simón está basada en el cortometraje del mismo nombre del 2018, que realizó el director como tesis de grado en su Master en Cine en Los Angeles Film Academy. El éxito en varios festivales y la reacción de público motivaron al director a realizar un largometraje. La película fue presentada en el Festival de Cine de Florida y el Festival Internacional de Cine de Dallas de este año. Además, en el Festival de Cine Venezolano fue premiado como  mejor película, mejor director, mejor actor de reparto, fotografía, edición y guion.

Cuenta con las actuaciones de Christian McGaffney, Jana Nawarstchi, Luis Silva, Roberto Jaramillo, Franklin Virgüez y, Prakriti Maduro. La película dura 100 minutos y fue filmada durante la pandemia en Florida, en el 2021.

Hay que resaltar que la primera fortaleza de Simón es la estética: la fotografía, la iluminación, el color y la composición de los planos. Se hace mención del silencio, que sirve para confrontar al protagonista consigo mismo. Simón usa algunas imágenes de archivo de las protestas en Venezuela durante el 2017, y también recrea el uso de las tecnologías (redes sociales) que ya es un hábito en la población.

Simón también recrea imágenes icónicas de dicha protestas (los escudos de cartón) que los venezolanos pueden identificar al instante. Esto también representa la segunda fortaleza de la película, pues es usado no solo como memoria sino también como recordatorio de un pasado histórico que todavía se vive las consecuencias en dicho país. Por tanto, es importante para el espectador entender que está ante una película basada en hechos reales.

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Dos lenguas, dos públicos

Simón tiene dos idiomas (inglés y español) porque el tema que quiere contar está proyectado sobre dos públicos: uno externo, extranjero; el otro interno, el venezolano. Con el público extranjero se busca recordarle estos hechos, la violaciones de derechos humanos durante las protestas, los daños psicológicos que padecen muchos ciudadanos y que, en Simón, es relatado por medio de su protagonista. La misión del director con este público es regar la voz sobre una realidad que está olvidada por los medios de comunicación.

En el caso del público interno, el venezolano, el mensaje tiene muchas aristas.  La primera arista: Venezuela lleva protestando desde la entrada de Chávez al poder en 1999 con la primera protesta, contra la constituyente (que se pretendía cambiar la constitución). Por ende, tal vez de forma muy indirecta, el director busca reconfortar al público diciéndole que no se han rendido pese a los infortunios y las secuelas de dichas protestas.

La segunda arista apunta a la propia polarización dentro de Venezuela. Debido a la migración masiva de casi 8 millones de venezolanos, los ciudadanos que residen en el país recriminan a los que se fueron y menosprecian sus estilos de vida, argumentando que ellos sí sobreviven y que de alguna u otra manera luchan. Del otro lado de la polarización están los que se fueron. El inmigrante no solo ha perdido su propia identidad al irse del país, sino que alberga un sentimiento de culpa por seguir adelante o por no ayudar lo suficiente.

Ambos extremos han caído ambos en la trampa psicológica de la división a la que ha jugado el totalitarismo gubernamental durante todos estos años. Con Simón, el director busca reconciliar los dos grupos que no se escuchan. En ambos hay heridas y el dolor es colectivo y es válido, ante todo, recuperar la experiencia de una vida feliz.

La otra arista del público interno es una crítica a todas las gestas heroicas que bañan la historia de Latinoamérica y, en especial, de Venezuela. Estas gestas constan de próceres y epopeyas de las batallas y las victorias, del bien sobre el mal. El venezolano que ha visto la película en las salas de su país, le recuerda un pasado muy reciente donde ese discurso de epopeya (el sacrificio, la presión ciudadana tumba gobiernos, los héroes estudiantiles) contrasta de forma muy dramática con la realidad.

No existe sacrificio, presiones ni héroes más que inocentes asesinados, ciudadanos reprimidos y una población dedicada a vivir el día a día. Debe nacer el perdón propio por esta herida de la ilusión. Solo así la historia de cada uno se moverá hacia adelante. Estos metamensajes por medio del público representan la tercera fortaleza de la película.

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El tema de Simón

En Simón existen dos líneas narrativas. La primera se sitúa en Miami y es la principal. Ahí se desarrolla el presente del protagonista, Simón, quien busca asilo en los Estados Unidos. La segunda línea narrativa se presenta cuando Simón cuenta los motivos para el asilo. En ese momento, se recurre al flashback y se materializa el segundo ambiente, Venezuela, durante las protestas del 2017 y las torturas que padeció tanto él como un grupo de jóvenes. Por tanto, el tema de la película es el trauma.

Las escenas de las protestas y de las torturas físicas y psicológicas son suaves y sencillas comparadas con la realidad que vivieron y viven muchos ciudadanos venezolanos (actualmente hay 300 ciudadanos presos por persecución política).

La debilidad de Simón recae en el guion con respecto a la primera línea narrativa. Toda la acción y la violencia se encuentra en la segunda línea, por medio de los flashbacks. Esto representa el tormento interior de Simón que se asocia al ambiente hostil de la Venezuela de esos años. En contraste, Miami representa el ambiente sereno. Debido esa aparente serenidad, Simón confrontará su trauma del pasado. No necesitaba otros momentos de violencia como la persecución armada por unas medicinas en Miami pues la violencia se encontraba en su mente, que recrea el trauma. Este contraste está demás y distrae al espectador de la importancia de la superación del trauma, por medio de la aceptación del dolor.

Christian McGaffney

Conclusión de 'Simón'

Simón tiene el gran mérito, y es su cuarta fortaleza, de que se atreve a hablar sobre la situación de Venezuela. Es una película incómoda porque quiere que el espectador salga de su zona de confort. Quiere que deje de ser pasivo que no se dedique únicamente a consumir contenido. Busca que hable, que reflexione, que exprese sus emociones, ideas y, en especial, ampliar la perspectiva de lo que significa la resistencia a un totalitarismo. Simón puede que tenga un final pero la historia de Venezuela todavía se está escribiendo. Y tal vez es la mejor lección que nos deja la película de cara al futuro.

Reportaje de Simón en Días de Cine TVE

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