Debbie Allen creó su propia versión de El cascanueces en el año 2008. Desde entonces, miles de niños de distintas nacionalidades y con todo tipo de realidades han intentado abrirse camino en el mundo de la danza a través de la Debbie Allen Dance Academy. Por eso, en el documental Sueños de danza: El cascanueces de chocolate, el director Oliver Bokelberg se centra en dar visibilidad a los bailarines con más talento dentro del musical de Allen, y también a todos aquellos coreógrafos profesionales que han hecho posible la creación de un espectáculo artístico lleno de color que no entiende de límites. Desde el 27 de noviembre en Netflix.
Crítica de 'Sueños de danza'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Sueños de danza: El cascanueces de chocolate
Título original: Dance Dreams: Hot Chocolate Nutcracker
Reparto:
Debbie Allen
Año: 2020
Duración: 80 min.
País: Estados Unidos
Director: Oliver Bokelberg
Guion: Oliver Bokelberg
Fotografía: Oliver Bokelberg
Música: Jongnic Bontemps
Género: Documental
Distribuidor: Netflix
Tráiler de 'Sueños de danza'
Sinopsis
Este documental destaca la carrera de Debbie Allen y sigue a su grupo de estudiantes de danza mientras se preparan para el "Cascanueces de chocolate caliente" anual de Allen, una reinvención del ballet clásico. (Netflix)
Dónde se puede ver el documental
La creación de una nueva identidad musical
En Sueños de danza: El cascanueces de chocolate se manifiesta la revolución que ha vivido el arte de la danza en las últimas décadas, ya que Debbie Allen reinterpretó El Cascanueces, un ballet de Tchaikovsky, para crear El cascanueces de chocolate, que nada tiene que ver con las versiones clásicas de este ballet, que suelen estar adheridas a la técnica tradicional de este tipo de baile.
Daria Semenova, profesora de baile en la Academia, aplica el método Kirov en sus clases. Este sistema de enseñanza es el que se usaba ni más ni menos que en el Ballet Imperial. Con este método, aunque resulta difícil de creer, Semenova y Allen han sacado adelante un musical en el que conviven desde el ballet ruso más académico hasta el hip hop. ¿Cómo es posible crear un híbrido de bailes con orígenes tan diversos y que salga bien?
Un musical que no entiende de distinciones
Precisamente, el proyecto que inició Allen en 2008 se basa en la hibridación de distintos bailes pertenecientes a diferentes culturas, para que no exista una distinción entre los bailarines que participan en la obra. Todo el mundo, independientemente de la edad que tenga o de su lugar de procedencia, tiene un sitio en El cascanueces de chocolate.
No hace falta que los bailarines tengan un tipo de cuerpo determinado, como se exige en muchas compañías, siempre y cuando se quieran dedicar al baile. Se pone la vocación por encima de las distinciones superficiales que sufren muchos profesionales en el mundo del ballet.
La Academia desde diferentes perspectivas
A lo largo de Sueños de danza: El cascanueces de chocolate tampoco se hacen muchas distinciones a la hora de entrevistar a las personas que pertenecen a la compañía, pues aparecen personalidades de toda clase, desde Karen Mcdonald, la directora de la Academia, hasta los bailarines más pequeños del espectáculo. Esto enriquece mucho a Dance Dreams, puesto que no faltan perspectivas desde dentro de la Academia.
A pesar de esto, en Sueños de danza: El cascanueces de chocolate se echa de menos la perspectiva del público, es decir, la opinión de la gente que va a disfrutar de los originales bailes y el rico colorido del espectáculo, que a su vez puede dar una visión (en muchos casos más objetiva) desde el exterior.
Conclusiones de 'Sueños de danza'
Sueños de danza: El cascanueces de chocolate es un documental enternecedor, una inyección de optimismo para todo aquel cuyo sueño sea bailar. Da igual la edad que se tenga o de dónde uno venga, siempre es importante dar visibilidad a obras que puedan motivar a personas que se quieren dedicar al arte. Sin duda, Sueños de danza lo hace.
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